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Los primeros pasos

Celestino del Arenalaren argazkia

Celestino del Arenal
1980-1987 Dekanoa

El 2 de octubre de 1981 el Boletín Oficial del Estado creaba la Facultad de Ciencias de la Información como Facultad de la Universidad del País Vasco (UPV), que hasta entonces había estado adscrita a la Universidad Autónoma de Barcelona. Posteriormente, como es conocido, se convertiría en la actual Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación.

Una semana después de su creación recibí una llamada del Rector de la UPV, Goyo Monreal, antiguo compañero de estudios en la Universidad de Deusto, ofreciéndome ser Decano Comisario de la misma. No lo pensé mucho y acepte la propuesta, consciente de los retos a los que me enfrentaba.

Yo estaba entonces de profesor adjunto de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense. La aceptación de la propuesta implicaba trasladarme al País Vasco, dejando mi carrera universitaria en la Universidad Complutense. La verdad es que, además del desafío personal que suponía la puesta en marcha de una nueva Facultad y su plena inserción en la sociedad vasca, me satisfacía volver al lugar de mi nacimiento y estudios y aportar a la UPV mi experiencia docente e investigadora.

El desafío al que me enfrentaba era grande, pues, además de la difícil situación política que se vivía en la sociedad vasca en la década de los ochenta, la Facultad, aparte de algunas aulas, de un alumnado reducido y de un número limitado de profesores, que habían venido trabajando cuando estaba adscrita a la Universidad Autónoma de Barcelona, carecía de lo más indispensable para ser considerada como tal. Prueba de lo que acabo de destacar es que durante el primer año me tuvieron que improvisar un despacho de Decano en un local del edificio de la Biblioteca del campus.

Había, en consecuencia, que dotar a la Facultad de un edificio propio, con aulas y despachos apropiados para el profesorado y laboratorios de prensa escrita y audiovisuales, contratar nuevo profesorado para dar respuesta a las demandas crecientes de un alumnado cada vez más numeroso, dotarla de una biblioteca que respondiese a las necesidades de la docencia y la investigación, definir un nuevo plan de estudios, proceder a la normalización lingüística de la docencia y, como he apuntado anteriormente, insertar la Facultad plenamente en la sociedad vasca, de forma que atendiese adecuadamente a las demandas de la misma, relacionándola de forma directa con los medios de comunicación que trabajaban en el País Vasco. Igualmente había que poner en relación directa la Facultad con las otras Facultades de Ciencias de la Información que había en España. Los retos eran, en consecuencia, importantes. A esos retos se unían las suspicacias que inicialmente hubo entre una parte del profesorado ya existente y del alumnado ante el nombramiento de un Decano que, aunque vasco, llegaba de Madrid y del que no tenían conocimiento alguno.

La primera tarea, por lo tanto, era conformar un equipo decanal que apostase decididamente por el proyecto y que permitiese superar las suspicacias iniciales señaladas. Solo sobre esa base era posible llevarlo adelante con éxito. Para ello formé un equipo decanal que representase las distintas sensibilidades existentes en la sociedad vasca. Sin lugar a dudas la dedicación total e ilusión de ese primer equipo decanal y de los que le siguieron fueron claves en la puesta en marcha de la Facultad y en la consecución de los objetivos apuntados. Lo mismo cabe decir del Rector, Goyo Monreal, y de su equipo rectoral, cuyo apoyo desde el primer momento fue decisivo. Sin olvidar, por supuesto, la colaboración que pronto encontré en el profesorado, el alumnado y el personal de administración y servicios, deseosos de contar con una Facultad en condiciones. En este sentido quiero aprovechar este escrito para agradecerles a todos ellos su ayuda. Sin su apuesta por la Facultad y su buen hacer no hubiéramos podido llevar adelante el proyecto con éxito.

Mi mandato como Decano, que también tuvo, no quiero ocultarlo, algunos momentos difíciles, terminó en 1987 con una Facultad en pleno funcionamiento, que, como he podido observar en las estancias que he tenido hasta el presente en la misma para impartir cursos de Doctorado y de Master, ha continuado desarrollándose, insertándose con mayor fuerza en la sociedad vasca con vocación de servicio a la misma y ampliando su ámbito de actuación para incluir las Ciencias Sociales. Mi reconocimiento al trabajo de los equipos decanales que me sucedieron y que continuaron consolidando la Facultad.

Los años que estuve de Decano están ya lejanos, 40 años se dice pronto, pero los recuerdos de aquella época tan importante en mi vida permanecen vivos en mi memoria, así como los nombres de muchos profesores y, especialmente, de los que formaron parte de mis sucesivos equipos decanales. A todos ellos les reitero mi agradecimiento por el apoyo que me dieron y la ilusión con que me acompañaron para poner en marcha la Facultad.