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Evolución al alza en la defensa de tesis doctorales

La UPV/EHU se encuentra entre las seis primeras universidades españolas en esa clasificación

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Fecha de primera publicación: 18/05/2023

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El pasado 17 de febrero se celebró la investidora de nuevas doctores y nuevos doctores de los años 2019 y 2020. | Foto: Mitxi. UPV/EHU

La Universidad del País Vasco realizará mañana la investidura de nuevas doctoras y nuevos doctores en el marco del acto solemne de investidura como Doctora Honoris Causa de la profesora Elena Larrauri. El curso pasado fueron 462 las tesis defendidas en la UPV/EHU, un número que aumenta año tras año. Campusa ha hablado con dos de ellos para que nos cuenten su experiencia.

La Escuela de Doctorado de la Universidad del País Vasco cuenta con 66 programas de doctorado, que abarcan todas las ramas de conocimiento, y en los que se encuentra matriculado un número de doctorandos y doctorandas que desde hace años ronda los 4.000. La rama de conocimiento que más estudiantes congrega es Ciencias Sociales y Jurídicas, seguida por Ciencias, Ciencias de la Salud, Ingeniería y Arquitectura y Arte y Humanidades, una distribución que se viene manteniendo uniforme durante los últimos años.

Atendiendo a la distribución por sexo, los datos muestran que el número de mujeres matriculadas es ligeramente mayor que el de hombres. Esa distribución casi pareja se da en Ciencias, en Ciencias Sociales y Jurídicas y en Arte y Humanidades. Sin embargo, los hombres son muy mayoritarios en Ingeniería y Arquitectura, mientras que las mujeres lo son en Ciencias de la Salud.

“Desde 2018 asistimos a una tendencia creciente en el número de tesis doctorales defendidas anualmente, que está por encima de las 400 desde 2020. Concretamente, en 2022 se defendieron 462 tesis doctorales, lo que coloca a la UPV/EHU en sexto lugar entre las universidades españolas. Teniendo en cuenta que el número de estudiantes está cercano a los 4.000, eso significa que se defienden 0,12 tesis anuales por matrícula, que es la ratio del conjunto de las universidades españolas. Creemos que en el futuro esa ratio mejorará sensiblemente”, afirma Gotzone Barandika Argoitia, directora de la Escuela de Doctorado de la Universidad del País Vasco.

Si nos fijamos en las ramas de conocimiento, donde más tesis se defienden es Ciencias, seguida por Ciencias Sociales y Jurídicas. En Ingeniería y Arquitectura y en Ciencias de la Salud se viene defendiendo un número similar de tesis doctorales en los últimos años (entre un 15 % y un 20 %) y en Arte y Humanidades, por primera vez en 2022, la cifra se acerca al 20 %. Otro aspecto a destacar es el de las tesis doctorales con mención internacional, que está por encima de las 180 anuales desde 2019, lo que representa un porcentaje igual o superior al 40 %.

Desde el año 2010, en que comenzaron a hacerse las primeras tesis doctorales en cotutela, el número ha ido creciendo año a año hasta situarse por encima de las 20 desde 2019. Por otra parte, las tesis doctorales en euskara llegaron a ser más de 70 en el año 2020. De ellas, las que también son internacionales, han llegado a ser 30 de 32 en 2022. Además, las tesis con mención industrial van ganando protagonismo, con un record de 27 en 2020, año en el que también se contabilizó el mayor número de tesis en colaboración con entidades externas, una característica propia de la UPV/EHU.

Dos de las personas que serán investidas mañana son Iratxe Niño Adán y Jon Pascual Colino. Iratxe realizó un doctorado industrial y Jon, uno internacional.

Combinar teoría y práctica

Iratxe Niño

La inquietud investigadora siempre ha estado presente en la vida de Iratxe Niño Adán. Desde el colegio, esa curiosidad le llevaba a navegar por internet buscando temas que le atraían. Cuando tocó elegir estudios universitarios, lo tuvo claro. “A la hora de elegir carrera me metí en matemáticas para poder aprender la base sobre la que se desarrollaba cualquier modelo físico. Al acabar la carrera y el master recuerdo que decía que ya había sufrido bastante y quería un trabajo monótono. Pero, a la vez, me sentía atraída por el Big Data y la analítica de datos, de los que por aquella época se empezaba a hablar. Había surgido hacía pocos años el término Industria 4.0. El poder extraer conocimiento de los datos con nuevas técnicas y poder modelar casos de uso de cientos de variables para los que los métodos físicos tradicionales se quedaban cortos me parecía fascinante”. Por eso, tras acabar el master, se puso a buscar ofertas de doctorado en analítica de datos y, así, continuar su formación investigadora.

«Lo que para mí ha sido también muy importante, saber acotar el problema para que sea factible investigar al respecto»

Hacer un doctorado industrial le proporcionó acceso a casos reales, lo que afianzó su aprendizaje sobre herramientas para poder hacer investigación y le ayudó a plantear mejor las preguntas, proponer metodologías realistas y “lo que para mí ha sido también muy importante, saber acotar el problema para que sea factible investigar al respecto”, añade. A partir de ahora quiere seguir investigando en aspectos teóricos de técnicas de preprocesamiento de variables y aprendizaje automático. “Esos son mis planes, seguir en el mundo de la investigación e ir buscando respuesta a las necesidades que vayan surgiendo por el camino”. De momento, desarrolla su actividad en la Fundación Sarenet.

Sobre los consejos al futuro alumnado de doctorado también lo tiene muy claro. “Es una decisión muy importante, ya que hacer un doctorado condiciona al menos los siguientes tres años de tu vida. Y estamos hablando de tu vida en general, a nivel profesional y también personal. Además, el doctorado suele tener un impacto psicológico que va más allá de los años de doctorado. Por eso, yo no me atrevo a recomendarlo alegremente a todo el mundo. A las personas que prioricen la investigación sobre la posibilidad de trabajar, a esas sí, les recomendaría hacer un doctorado”, remata con rotundidad.

El atractivo de investigar

Jon Pascual

Jon Pascual Colino realizó una tesis internacional, con una estancia en la King Abdullah University of Science and Technology de Arabia Saudí. Aunque no tenía pensado realizar un doctorado cuando finalizó sus estudios de grado, tomó la decisión tras realizar unas prácticas de verano en el grupo de laboratorio en el que todavía continua. “Allí forme un gran ambiente de trabajo con los profesores del grupo de investigación, pero sobre todo con mi compañera de estudios que entró a la vez que yo. Ese ambiente y el interés que me surgió por el tema en el que estuve trabajando durante mi TFG y TFM fue lo que hizo decidirme por dar ese paso. Luego tuve la suerte de lograr en el primer año una beca, la cual me ayudo económicamente durante los cuatro años del transcurso del mismo”.

Realizar el doctorado le permitió profundizar en la química “como nunca antes había pensado –comenta Jon-. Y, sobre todo, lo que más se aprende durante el transcurso del doctorado es poder trabajar de manera autónoma y aprender a afrontar y aceptar tanto el fracaso como el éxito que vas a encontrarte durante ese periodo”.

«En el doctorado se aprende a trabajar de manera autónoma y a afrontar y aceptar fracasos y éxitos»

Tras la experiencia enriquecedora que supuso para él sacar adelante la tesis, ahora se encuentra realizando un postdoctorado en el centro de investigación vinculado a la Universidad del País Vasco BCMaterials. “Durante los meses posteriores a la defensa de la tesis probé suerte en una empresa privada química de la zona. Pero una vez allí y obtenida la experiencia, vi que ese no era mi lugar y decidí volver a la universidad a continuar con el estudio de los resultados que había obtenido durante la tesis, y así poder obtener aplicaciones interesantes con los mismos. Una vez acabe el contrato con el que estoy ahora, intentaré solicitar una beca para continuar con el estudio que realizo actualmente sobre la liberación de fármacos controlada en sistemas porosos”.

Todo un recorrido académico que recomienda a todo aquel estudiantado que se esté planteando en este momento proseguir sus estudios con un curso de doctorado. “Es un trabajo muy especial, realmente no tienes un jefe, sino que tú eres tu propio y mayor supervisor, ya que trabajas para ti mismo. Al final del día, todos los resultados que obtengas, tanto positivos como negativos, serán para poder formarte y obtener un mayor conocimiento sobre el área en el que trabajas y te servirán posteriormente para realizar la defensa de tu trabajo”, concluye.

No obstante, Jon cree que debería de existir una plataforma o ciertas charlas donde se explique el doctorado por gente que lo haya realizado o lo esté realizando en ese momento, para así resolver las preguntas del alumnado y, sobre todo, explicar que hay después del doctorado porque, a día de hoy, sigue siendo una de las preguntas más complicadas de resolver.