Breve historia de sus inicios
Manuel González Portilla
Ex-Decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación
Catedrático Emérito de Historia Contemporánea
En Septiembre de 1977, un colectivo significativo de estudiantes vascos de la Facultad de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona se moviliza para crear un centro educativo en la propia Universidad de Bilbao, movilización que va a tener el apoyo de ambos Rectorados de las dos Universidades Autónomas, la de Bilbao y la de Barcelona.
Simultáneamente, varios profesores de la Universidad de Bilbao se incorporan a dicho proyecto, con el beneplácito del primer Rector democrático de la Universidad de Bilbao, Ramón Martín Mateo.
El objetivo inmediato acordado entre los dos grupos fue iniciar la docencia de los dos primeros cursos de la Licenciatura en el Campus de Leioa, en unas aulas cedidas por la Facultad de Medicina.
Los pasos inmediatos y más urgentes a desarrollar fueron, en primer lugar, la creación de una administración básica para la gestión de las matrículas, expedientes académicos y administración general. En segundo lugar, la contratación de los docentes para las materias de dichos cursos.
Este proceso recibió el placet de ambas Universidades, y se contrató al personal administrativo y docente necesario para la puesta en funcionamiento de este nuevo centro educativo, dependiendo de la Universidad Autónoma de Barcelona, pero ubicado en el Campus de Leioa de la Universidad Autónoma de Bilbao. El nuevo centro se denominó Unidad de Ciencias de la Información (UCI).
La gestión más laboriosa fue la creación de las Comisiones para la selección y contratación de los profesores. Inicialmente, en esa Comisión lógicamente la voz mayoritaria la tenían los Departamentos de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona.
El buen funcionamiento de estas Comisiones y la rigurosidad con la que trabajaron los profesores contratados facilitó el proceso del tránsito hacia unas Comisiones con mayor peso de la UCI. Realmente, para el año 1980 las propuestas de nombramiento de los profesores procedían de la UCI y eran aceptadas por la Universidad Autónoma de Barcelona, aunque siempre con el placet de los Departamentos correspondientes.
En este proceso se creó una Comisión paritaria de profesores y alumnos para la gestión del centro. No hay que olvidar que una parte significativa del presupuesto recaía sobre las matrículas de los alumnos. En la Comisión participamos varios profesores con dedicación exclusiva y dependientes de la Universidad de Bilbao, entre ellos Alfonso Pérez Agote y yo mismo, como directores coordinadores.
En este tiempo, se convocó una Asamblea con el objetivo de transformar la UCI en una nueva Facultad de la Universidad de Bilbao, invitando a su asistencia a los dos Rectores de ambas Universidades, Barcelona y Bilbao. Ambos participaron en dicha Asamblea, comprometiéndose a la creación de la Facultad, que finalmente se materializó en el curso 1981-1982.
Visto con perspectiva desde mi larga experiencia universitaria, fue un proceso muy rico y creativo. Es un buen ejemplo de como las capacidades creativas y de innovación de un colectivo con nuevas ideas y determinación para implementarlas sacó adelante la creación de una nueva Facultad y, lo que es más importante, el desarrollo de nuevos estudios, conocimientos y formación de profesionales en Euskadi.
La UCI partía de una debilidad clara, no era un centro normalizado desde el punto de vista universitario. Entre los profesores, en ese momento el número de doctores era mínimo, y casi inexistente el número de numerarios. La mayoría del profesorado era joven, y los de mayor edad estaban vinculados a los medios de comunicación. No existían Departamentos universitarios ni Laboratorios, y los recursos para la Biblioteca eran escasos. La estructura administrativa del Centro estaba reducida a unas pocas personas.
Desde esa realidad estructural había que hacer el esfuerzo de crear un Centro universitario en el que se reforzara la calidad de la enseñanza, se promoviera la investigación, así como los intercambios, tanto a nivel español como internacional, de profesores y alumnos.
Este proceso inicial de la Facultad estimuló a los docentes para implicarse más en la investigación y la realización de tesis doctorales, en un momento en que la legislación en materia universitaria estaba en permanente debate en las instituciones políticas. La victoria socialista en 1982 abrió la vía a reformas universitarias de calado, que afectaban tanto al profesorado como a las estructuras básicas de la Universidad, entre las cuales hay que destacar la consolidación del cuerpo docente de numerarios y la potenciaciòn de la investigación de la Universidad a partir de la financiación de proyectos por parte del Gobierno.
Finalmente, en el año 1987, consolidada la Facultad, se hacen las primeras elecciones democráticas del equipo decanal, el cual paso a dirigir, como candidato de un consenso amplio y con un programa renovador, que incluía como objetivos la calidad de la docencia, el avance de la investigación, y la estabilidad del profesorado y el personal de administración y servicios. Pero lo más significativo del programa fue la incorporación de nuevas titulaciones a nuestra Facultad y a la oferta de la Universidad del País Vasco. Fueron las licenciaturas de Sociología, y de Ciencias Políticas y de la Administración. Con estas nuevas titulaciones, se reforzaban las Ciencias Sociales en el Campus de Leioa, pero simultáneamente redundaba en beneficio de las titulaciones ya existentes de Periodismo, y Comunicación y Publicidad.
A partir de entonces, la tarea fue ardua. Se formaron múltiples comisiones, y el diálogo con alumnos y profesores fue consolidando el proyecto. La primera cuestión a desarrollar fue la mejora de la docencia, y especialmente centrada en la creación de los laboratorios, donde los estudiantes pudiesen hacer las prácticas vinculadas a sus materias educativas. En estos años se crearon los laboratorios de radio, televisión, fotografía, microfilmación y dos aulas de informática con 24 ordenadores cada una, una para Periodismo y la otra para Sociología y Ciencias Políticas. Las inversiones fueron cuantiosas, debiéndose justificar detalladamente la necesidad y los objetivos docentes a conseguir. En este período, también se iniciaron los primeros intercambios internacionales de alumnos bajo el programa Erasmus.
Respecto al profesorado, se estimuló la realización de tesis doctorales y, lo que fue aún más importante, la convocatoria permanente de plazas para catedráticos y profesores titulares de Universidad de las áreas respectivas. La plantilla de numerarios se incrementó sustancialmente en los siguientes años. Esto posibilitó dar el siguiente paso para la conformación de una Facultad orientada a la investigación y a la formación de jóvenes investigadores y futuros docentes y profesionales innovadores.
Este proceso permitió la creación de los primeros Departamentos en la Facultad. No podemos olvidar que la ley exigía un número mínimos de numerarios y profesores doctores por Departamento. El otro hecho relevante es que la existencia de los Departamentos favoreció y potenció la creación de grupos de investigación. Esto a su vez facilitó el desarrollo de los cursos de doctorado, posteriormente denominados “máster”, lo que posibilitó la captación de titulados para la realización de tesis doctorales, y su incorporación a los grupos y proyectos de investigación.
El dinamismo de este período condujo, a través de varios Departamentos, a la creación de diversas revistas científicas y colecciones de libros publicados periódicamente por la Editorial de la UPV/EHU que, a día de hoy, han alcanzado un elevado nivel de excelencia según los rankings más prestigiosos internacionales.
La generación de los profesores impulsores y dinamizadores de este proyecto ha alcanzado en su mayoría la jubilación o está próxima a ella. Sin embargo, quiero destacar un hecho. Entre estos jubilados hay un significativo porcentaje de ellos que han alcanzado tras jubilarse la categoría de catedráticos eméritos, siendo la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación uno de los centros que mayor número de estos reconocimientos ha aportado a la Universidad del País Vasco en los últimos años.
Por último, señalar que todo este proceso estuvo contaminado por la presencia de ETA y su entorno de apoyo, que crearon un ambiente de miedo y terror que alteró profundamente la vida cotidiana e incrementó la sensación de peligro para ciertos colectivos. Fueron años oscuros y duros. Esperemos no volver nunca más a ese mundo irracional de terror y sufrimiento.