Presentación
Contribuir al conocimiento y prestar un servicio útil a la sociedad requiere que los responsables de los medios de comunicación y las/os profesionales mantengan vigente o renueven su compromiso con la ciudadanía. El ejercicio del periodismo tiene que sustentarse, por tanto, en el rigor, la veracidad, la exactitud, la precisión, la imparcialidad..., y desterrar la manipulación, el sensacionalismo, la discriminación o el uso de las tragedias y el dolor como instrumento para la obtención de cuotas o índices de difusión y audiencia.
El ejercicio del periodismo conlleva responsabilidad. Actuar bajo esa premisa exige respetar unas pautas éticas de actuación recogidas en distintos documentos; códigos, libros de estilo o recomendaciones son algunos de los nombres que sirven para su identificación, pero que apenas si se conocen. El resultado es una profesión descontenta y desacreditada, frente a una ciudadanía desconfiada, que recela de la fiabilidad de los mass media, y que piensa que los contenidos que se les ofertan le instrumentaliza, en favor de unos intereses que, en ocasiones, ni tan siquiera llega a comprender.
Conocer el proceso descrito y encontrar respuestas que satisfagan a las partes es el objetivo de este grupo de investigación. Para ello, desde 2005 viene analizando los documentos ético-deontológicos que regulan el ejercicio profesional, el grado de conocimiento y asunción que las/os periodistas tienen de los mismos, y cómo percibe la ciudadanía los mensajes que le llegan desde las distintos productos y empresas de comunicación. Y todo para lograr un buena praxis periodística que redunde en beneficio de la sociedad.