Líneas de investigación
- Sostenibilidad y gestión ambiental en entornos urbanos (paisaje y transporte)
- Percepción y discursos sobre el cambio climático y el colapso ecosocial
- Transición ecológico-energética y economía circular
- Democracia ecológica/energética y participación para sociedades sostenibles
- Justicia ambiental y conflictos socio-ecológicos
Sostenibilidad y gestión ambiental en entornos urbanos (paisaje y transporte)
El eje central de la investigación se desarrolla en el ámbito del binomio territorio-paisaje, del desarrollo urbano y la sostenibilidad. En una primera fase explora la convergencia de las políticas y actuaciones en el ámbito de la Comunidad Autónoma del País Vasco mediante una aproximación desde el estudio de la movilidad y el paisaje. En una segunda fase (y parcialmente también en paralelo), el objetivo es la realización de un análisis comparativo de la situación en otros entornos y países. Actualmente está en marcha la colaboración entre el equipo de la UPV/EHU y la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (CINEA, Centro de Estudios Ambientales).
Surge del alineamiento de dos de las líneas de investigación que distintos miembros del equipo están liderando desde hace más de una década. El transporte y la movilidad por un lado y el territorio y el paisaje por otro, enmarcados ambos en el paradigma de la sostenibilidad. La fragmentación territorial y paisajística, el consumo insostenible de suelo, la urbanización y la dispersión urbana, el cambio climático o el consumo energético son campos de investigación comunes que fundamentan el alineamiento de las líneas de investigación que mencionamos. Todos ellos son también causas en unos casos y consecuencia en otros del problema de fondo, que no es otro que la ruptura entre naturaleza y sociedad. Se genera sí un universo temático que abunda en terminologías y enfoques propios que, siendo distintos, comparten un objetivo común: encontrar las vías idóneas para transformar un paradigma económico mundial al que se considera responsable de consecuencias fatales para el medio ambiente y la sociedad y, en definitiva, insostenible medio ambiental, económica y socialmente.
El Convenio Europeo del Paisaje (Florencia, 2000) incorporó el paisaje a la agenda política europea, fundamentó e impulsó su integración en el desarrollo e implementación de políticas de repercusión territorial o el reconocimiento de su papel como elemento esencial de la calidad de vida (entre otros). Las repercusiones han sido considerables y, en cuanto a la investigación se refiere, han abierto nuevas líneas de investigación que exploran la aportación del paisaje a la consecución de los objetivos de sostenibilidad (Mbow et al., 2015; García-Martina et al., 2016; Red, J. et al., 2017; Manna, et al., 2018). La relación territorio – paisaje- economía, urbanismo y medio ambiente son temas que han cobrado fuerza –y nuevos enfoques- en la investigación internacional.
El incremento, de momento parece que imparable, del transporte en vehículos privados y de la movilidad, las nuevas necesidades de más vías de comunicación para el acceso a las áreas dispersas, el consumo excesivo de suelo, la contaminación, el gasto energético, la fragmentación del territorio y de los paisajes que generan, constituyen problemas y retos muy serios que exigen diagnósticos certeros a diferentes escalas. Hablamos de problemas de dimensión y alcance global que manifiestan particularidades propias/específicas a distintas escalas y en diferentes territorios. La dimensión global demanda propuestas y estrategias de solución que son aplicables, como principios generales, al resto de escalas. Por otro lado, las herramientas de ordenación y planificación institucionales tratan de materializar (a escala regional y local) los principios generales y buscan soluciones específicas a problemas que surgen de la configuración particular de sus territorios, de sus problemáticas socioeconómicas y ambientales específicas y de sus propias aspiraciones. En este sentido, la Comunidad Autónoma del País Vasco constituye un buen ejemplo que ilustra las particularidades de un territorio en el que la configuración espacial, sus reducidas dimensiones, la densidad de población y la fragmentación del territorio suponen un problema cuyas dimensiones no son comparables a las de otras comunidades autónomas con un territorio que en algunos casos (Castilla León, por ejemplo) es más de diez veces superior.
A nivel global, los impactos asociados con la movilidad urbana motorizada se han convertido en uno de los principales desafíos ambientales en nuestras ciudades. A nivel regional, como señalábamos, el problema adquiere dimensiones particulares que requieren investigación específica. La experiencia ha demostrado que es necesario abordar esta problemática desde diferentes perspectivas, entre las que juega un papel central la gestión de la demanda de movilidad, a fin de limitar la necesidad de desplazamiento para realizar
nuestras actividades cotidianas.
Numerosos estudios empíricos han demostrado que existe un vínculo entre las características de las ciudades (densidad, diseño urbano, diversidad funcional) y sus patrones de movilidad, y que algunas políticas de planificación urbana pueden ser efectivas para gestionar la demanda de movilidad (Handy, 1996; Boarnett & Crane, 2001; Ewing y Cervero, 2010; Litman y Steele, 2017). Las investigaciones ya realizadas por distintos miembros del equipo han utilizado técnicas de econometría espacial para analizar las relaciones mencionadas en el ámbito de nuestra comunidad autónoma, aportando evidencias empíricas de utilidad demostrable a la hora de diseñar políticas que potencien modelos de movilidad más sostenibles que los actuales. En los próximos años se continuará analizando la relación entre las características urbanas, la movilidad y la sostenibilidad, en el marco de la CAPV y, como ya se ha dicho, en otros entornos y países.
Percepción y discursos sobre el cambio climático y el colapso ecosocial
Esta línea de investigación es heredera de nuestro trabajo anterior durante más de una década, en el grupo de investigación PARTE HARTUZ, donde las cuestiones socio-ambientales y la profundización democrática han caminado de la mano como marco de análisis. Al mismo tiempo esas líneas de investigación nos han llevado a afrontar la cuestión de la necesidad de incidir en la dirección de los cambios culturales necesarios para superar en esa línea de profundización democrática las turbulencias socio-político-económicas que ocasionará el cambio climático, “los inciertos pasos desde aquí hasta allá” en palabras de Riechmann, Carpintero y Matarán (2014).
El cambio cultural es acelerado (más lamarckiano que darwiniano), comparado con la evolución biológica (Cavalli-Sforza, 2007)) pero su dirección e intensidad es difícil de predecir desde las Ciencias Sociales; en la perspectiva de las próximas décadas y de las complejas transiciones sociales que se producirán resulta de vital importancia la investigación sobre las posibilidades de crear “atrayentes culturales” –en la terminología del antropólogo cognitivo Dan Sperber (2005)- hacia la sostenibilidad.
Existen lecturas optimistas sobre un Cambio Cultural en la dirección correcta que ya estaría produciéndose (Assadourian, 2010) y otras más templadas (como las del ya citado Riechmann), pero en todo caso muchas de las actividades e iniciativas de instituciones públicas y privadas encaminadas a la sensibilización y toma de conciencia de la población en general aparecen en muchas ocasiones huérfanas de enfoques científicos que garanticen –a partir de experiencias contrastadas y teorías consolidadas- la efectividad de esas acciones. Por otro lado, la labor de los movimientos sociales es crucial, en tanto en cuanto son agentes privilegiados en la incidencia de los cambios culturales (Della Porta y Diani, 2011). Pero el principal escollo a la hora de implementar esos cambios puede residir en el muy enraizado “prometeismo” de las sociedades modernas, una confianza acrítica en las posibilidades de la tecnología como panacea que resuelve todos los problemas (Flahault, 2013).
Un objetivo importante de nuestro grupo es el estudio de estas cuestiones desde un enfoque multidisciplinar donde se pongan en valor las aportaciones 186de la psicología evolutiva, la antropología cognitiva, las neurociencias.., en la línea, por ejemplo de la síntesis realizada por Castells (2009) de las aportaciones de Damasio (2010 y 2012) y Lakoff (2008). Hablamos de enfoques hasta ahora poco optimizados en la investigación social en nuestro entorno académico. Reflejo de ello son, por ejemplo, nuestra participación con estas temáticas en el Workshop 2017 de Klimagune, organizado por el BC3 o en las Jornadas de Euskal Gune Ekosozialista: “Bases para un plan industrial ecosocial en Euskal Herria”, donde hemos ido adelantando algunos de estos planteamientos.
Transición ecológico-energética y economía circular
La transición de nuestra civilización a la sostenibilidad exige una transición energética que nos lleve a adecuar el excesivo consumo energético y a aprovechar exclusivamente los flujos de energía renovables, abandonando los combustibles fósiles y la energía nuclear (Akizu et al., 2017; Akizu et al., 2018). Paralelamente es imprescindible lograr una economía circular en la que se cierren los ciclos de materiales en el sistema productivo final (Comisión Europea (2015), COM(2015).
El Grupo de Investigación ha analizado diversas experiencias de transición energética en el mundo (Akizu et al., 2017; Akizu et al., 2018), escenarios hacia la sostenibilidad energética del transporte en Euskadi (Bueno, 2012, 2017), y la relación entre consumo energético y desarrollo (Arto et al., 2016; Akizu-Gardoki et al., 2018). Este equipo de investigación también ha analizado el flujo de materiales de la CAPV y sus impactos en la sociedad y el medio ambiente en el llamado Sur Global (Urkidi et al., 2014; Urkidi et al., 2015; Garmendia et al., 2016; Pascual et al., 2017). El Grupo ha analizado los ciclos de materiales utilizando la metodología del análisis del ciclo de vida (Life Cycle Assessment, LCA), p.e. en el tratamiento de residuos urbanos (Bueno et al., 2015), y en el proyecto EHU-Aztarna, de cálculo de la huella ambiental de la UPV/EHU (2018). El Grupo también dispone de amplia experiencia en la evaluación multicriterio social (Social Multi-Criteria Evaluation, SMCE) (Garmendia and Stagl, 2010; Garmendia and Gamboa, 2012) aplicada a diversos sistemas socioeconómicos (Etxano et al., 2015; Garmendia, 2010). Otros conocimientos del equipo investigador incluyen aspectos institucionales relacionados con la economía verde y la gobernanza de los recursos naturales (Phelps et al., 2017; Diez et al., 2015).
Esta línea de trabajo desarrollará un enfoque combinado de los aspectos energéticos, materiales y socio-económicos en la transición energética y material a la sostenibilidad.
Una línea de trabajo será la transición energética de Euskal Herria. Aplicando un método de análisis multicriterio se analizarán diversas fuentes de energía, renovables y no renovables, en el contexto futuro de Euskal Herria. Entre los criterios barajados se incluirán el potencial teórico, la tasa de retorno energético, el grado de desarrollo tecnológico (nivel de prototipo, comercial y otros), el coste de la energía primaria o electricidad generada, la modularidad de los sistemas, el origen de los materiales empleados, la dependencia de elementos críticos, los impactos sociales y ambientales provocados durante el ciclo de vida, el empleo generado y otros impactos sociales. Una vez categorizadas las fuentes energéticas, se aplicará el modelo a un estudio de caso, bien un barrio, una localidad, una región o el conjunto de la Euskal Herria, proponiendo una o varias matrices energéticas que atiendan a las necesidades básicas de la población y se mantengan dentro de las fronteras de seguridad planetarias (cambio climático, ciclo del fósforo, nitrógeno, cambios de uso de suelo).
A nivel global se seguirá con el estudio de los flujos de materiales asociados al comercio internacional y la actividad económica, con especial énfasis en los flujos de tierra y energía asociados a este comercio internacional y sus impactos en términos de cambios de uso de tierra en diferentes regiones del mundo. El método Global Multiregional Input-Output (MRIO) permitirá conocer las dependencias externas, ya sea nacionales o internacionales, cada vez mayores.
Otra línea de trabajo continuará con la aplicación de la metodología LCA al cálculo de las huellas ambiental y social de productos, servicios y sistemas ya iniciada en el proyecto EHU-Aztarna, al que se dará continuidad. Esta metodología también se aplicará al análisis de la sostenibilidad de sistemas de transporte, p.e. la red de alta velocidad en España (tesis doctoral de A. Cortazar), y de los sistemas energéticos involucrados en la transición energética. Dentro de esta misma línea de trabajo se desarrollará un marco metodológico multidisciplinar para la evaluar la idoneidad de diferentes políticas públicas e iniciativas sociales que puedan contribuir a la consecución de una economía circular en materiales. Para ello se combinaran métodos de modelización de sistemas complejos (ej. Dinámica de Sistemas) con evaluaciones integrales de la sostenibilidad (ej. MCE y MUSIASEM), ámbito en el que el que el equipo investigador tiene una dilatada experiencia (Bueno et al., 2015 y 2017; Garmendia et al., 2010; Etxano et al., 2015; Akizu et al., 2017).
Por último respecto a los aspectos necesarios para el desarrollo de una transición ecológica en el sector primario, el equipo investigador junto a otros investigadores del grupo de investigación Lactiker, Dpto. Biología Vegetal y Ecología (UPV/EHU) y el Basque Centre for Climate Change, prevé participar en el desarrollo de un nuevo proyecto de investigación que dé continuidad al proyecto SOSTEPASTOS financiado por el MINECO. Este proyecto tendrá como objetivo principal evaluar los impactos socio-económicos, nutricionales y ambientales de la intensificación del sector ganadero. La investigación se desarrollará desde una perspectiva multi-escalar (nivel experimental, explotación, regional y global) y con especial énfasis en el ganado ovino tan arraigado en el territorio. En este contexto se prevé la ejecución de la tesis de Aitor Andonegi bajo la supervisión de miembros de este grupo.
Democracia ecológica/energética y participación para sociedades sostenibles
La vertebración entre las cuestiones ecológico-energéticas-climáticas y la participación política democrática nos ha permitido hacer operativo un enfoque multidisciplinar característico de nuestro grupo de investigación, poniendo en diálogo las entradas al estudio de la profundización democrática de tipo antropológico (p.ej. autoetnografías), jurídico- institucionales (estudio de leyes, hermenéuticas, etc.) y sociológico- políticas (estudio de políticas públicas, estructuras sociales, instituciones, modelos de acción social, prácticas profesionales movimientos sociales, etc.) para adentrarnos en los debates y conflictos de la crisis socio-ecológica y de las vías hacia la sostenibilidad (Riechmann, 2017, E.Garcia 2013).
Asimismo, sabiendo que los ámbitos arriba mencionados se abordan es esta disciplina encarnada hoy en la ecología política, desde los enfoques de la interseccionalidad (Collins, 2017), en escalas que van desde lo local a lo internacional (Hermville, 2017; Urkidi et al 2015) y conjugando lo identitario (Anagnostou, 2007) y lo socio-comunitario (Pastor, 2014; Santos, 2009), nuestro grupo de investigación orienta sus actividades y planes de trabajo de una forma sensible a la heurística del enfoque de la profundización democrática mediante esos enfoques.
Reflejo de ello es, por ejemplo, el proyecto mPOWER Municipal Action, Public Engagement and Routes Towards Energy Transition (2018-2021) H2020-SC- EnerGy 17/01 al que estaremos dedicados los próximos tres años.
Otra dimensión de nuestro intervención investigadora y docente en el marco universitario (UPV-EHU) se encuentra en el proyecto “Arte como herramienta de comunicación de la Transición Energética” dentro de los proyectos del CAMPUS BIZIA LAB que acabamos de obtener en colaboración con artistas y profesorado, alumnado y trabajadores de las Facultades de Ciencias sociales y de la Comunicación y de Bellas artes. Se trata de comunicar y provocar la discusión nuestros centros sobre la necesidad y las posibilidades de una transición energética justa incluyendo a todos sus colectivos, de forma que además se utilice en el currículo como pretexto para la creación artística y comunicativa, como objetivo temático. Tanto la discusión como la consecuente realización creativa y las actividades que se planteen contribuirán enormemente a que se debata el tema y a que trascienda en otros centros de la comunidad universitaria y en la sociedad en general.
Justicia ambiental y conflictos socio-ecológicos
La cuestión de los conflictos socio-ambientales es cada vez más central desde diferentes enfoques y perspectivas: entre ellas, la institucional (gobernanza ambiental), la ecológica (crisis ambiental y civilizatoria) y la socio-política (movimientos territoriales y luchas socio-ambientales) (Sassen, 2007; Svampa, 2008). En el plano socio-político, es evidente que entre los movimientos más importantes y más innovadores del actual ciclo de movilización –a nivel de teoría y de prácticas, de formas de pensar y de hacer– están los movimientos territoriales y socio-ambientales (Zibechi, 2011). La centralidad de la cuestión socio-ambiental ha conllevado un cambio de paradigma en los modos de pensar y mirar a los sujetos de los conflictos territoriales: hoy en día, por un lado, los movimientos territoriales, desde el Sur al Norte global, se proponen como Sures epistémicos (Quijano, 2000; Santos, 2010a y 2010b) –como sujetos productores de teorías, epistemologías y formas de pensar otras (situadas, parciales, fronterizas y descolonizadoras)– a partir de sus conocimientos prácticos y prácticas de conocimiento (Leyva Solano, 2011). Por otro lado, las nuevas subjetividades que protagonizan los conflictos socio-ambientales parecen estar encarnando un nuevo paradigma movilizatorio dentro de los movimientos sociales, planteando no solo el cuestionamiento de una determinada infraestructura o de un proyecto a fuerte impacto ambiental; sino aportando –desde la práxis– a partir de la apuesta por una nueva gramática política y por formas otras de pensar/hacer la revolución –que plantean la centralidad de la construcción de autonomía y de poderes no estatales (Zibechi, 2007 y 2011) y la institución de formas de vida y de habitar otras respecto a las hegemónicas.
Algunos de los movimientos sociales contemporáneos de temática ambiental, tanto del Norte como del Sur, hacen especial hincapié en los procesos de tomas de decisiones y en el vínculo entre desigualdad social y calidad ambiental. Son los denominados Movimientos de Justicia Ambiental (Martínez-Alier, 2001; Schlosberg 2007). El concepto de Justicia Ambiental nació en los 70 en el seno de movimientos ecologistas afroamericanos (Bullard, 1993) que lo utilizaron para diferenciarse de los movimientos más conservacionistas que no consideraban la relación entre impactos ambientales, desigualdad social, racismo y política. En los últimos años el concepto de Justicia Ambiental ha sido desarrollado normativamente e incorporado a las legislaciones de Estados Unidos, Reino Unido, Ecuador o Bolivia.
A partir de un exhaustivo análisis de las demandas de los movimientos de Justicia Ambiental y de la literatura académica relacionada, Schlosberg (2007) identifica tres dimensiones clave en el discurso de la Justicia Ambiental: la equidad ambiental, la participación y el reconocimiento. La primera de las dimensiones señala que los daños ambientales derivados del desarrollo económico y los beneficios económicos relacionados se distribuyen en función de la estructura social (a nivel de etnia, nivel económico, geopolítica o género). Viene a mostrar también que el acceso a recursos ambientales básicos y cada vez más escasos (agua, alimentos sanos, calidad del aire, etc.) es más difícil y costoso para los sectores más marginales de la sociedad.
Si bien esta forma de injusticia ambiental más de tipo distributiva ha sido muy analizada en la literatura (Walker and Bulkeley, 2009) e incluso es defendida como la esencia de la Justicia Ambiental (Schroeder et al., 2008), el análisis de las demandas de los movimientos sociales muestra que las injusticias relacionadas con la participación y el reconocimiento colectivo son centrales en su discurso (Schlosberg, 2007). Estas dos dimensiones se relacionan con el “proceso que genera las inequidades ambientales”. Siguiendo los argumentos de Iris Young (1990) para el campo de la justicia social, numerosos autores defienden que la justicia no solo concierne a los injustos patrones distributivos y a la falta de reconocimiento social sino, de manera más importante a las maneras en que los dos se entrelazan en los procesos políticos (Cole and Foster, 2001). “Cuando los patrones de falta de reconocimiento se institucionalizan” (Fraser, 1998), aparecen las exclusiones participativas (Agarwal, 2001) y, desde ahí, las inequidades distributivas.
Los movimientos de Justicia ambiental interrelacionan estas dimensiones discursivas (Schlosberg, 2007; Urkidi y Walter, 2011) mostrando que la ausencia de marcos de participación válidos y la inequidad ambiental son resultado del mismo modelo de gobernanza ambiental y poniendo en práctica nuevas formas híbridas de participación (Walter y Urkidi, 2017).
El presente grupo de investigación tiene una dilatada experiencia en el estudio de conflictos ambientales tanto en el Sur Global (Urkidi, 2010; Urkidi 2011; Walter & Urkidi, 2017) como en el Norte (Barcena et al, 2010; Martínez & Barcena, 2012, Bartolo, 2017; Bartolo, 2018). Además, ha profundizado en el concepto y práctica de la justicia ambiental a partir del estudio de movimientos relacionados (Walter y Urkidi, 2011), así como a partir del estudio de la deuda ecológica del País Vasco (Urkidi et al, 2015).
En esta línea de trabajo se desarrollará una investigación sobre distintos conflictos ambientales para analizar, por un lado, (1) el discurso de los movimientos dentro de los marcos de gobernanza y justicia ambiental y, por otro, (2) las prácticas participativas, económicas, sociales y ambientales desarrolladas dentro de estos conflictos para identificar elementos innovadores que pueden resultar relevantes para la transición socio-ecológica a diferentes escalas (País Vasco, Norte-Sur).
Por tanto, los objetivos de esta línea de trabajo se relacionan, por un lado, (1) con el desarrollo de análisis y reflexiones teóricas y académicas que serán publicadas en revistas internacionales indexadas del primer quartil (Global Environmental Change, Geoforum, Environmental Values) en congresos internacionales (Congreso internacional de Ecología Política, Congreso internacional de la asociación de Economía Ecológica, Congreso de la Asociación Americana de Geografía) y en publicaciones monográficas y colectivas de editoriales académicas; y, por otro lado, (2) con el desarrollo de informes y la participación en reuniones de carácter institucional y la publicación de artículos divulgativos para que los aprendizajes extraídos en estos conflictos sirvan para mejorar los marcos oficiales de gobernanza ambiental y apoyen la transformación socio-ecológica desde abajo.
Para todo ello, se colaborará con entidades académicas de primer orden que están trabajando el tema de la justicia ambiental y la gobernanza ambiental (Universitat Autònoma de Barcelona, Centro de Estudos Sociais, Universidade de Coimbra, The University of Manchester, University of Lund, Humboldt University zu Berlin, etc.) y se participará en proyectos y convocatorias estatales y europeas.