In memoriam: Lucía Martínez Odriozola
- Kronika
First publication date: 24/08/2021
La profesora más querida
Si la valía de quien se sube a una tarima para dar una clase se mide en el recuerdo que deja en sus alumnos, la puntuación de Lucía Martínez Odriozola era muy alta. La profesora y periodista fallecida el pasado día 15 era de ese grupo privilegiado de quienes muchos años después de su paso por las aulas siguen hablando con palabras de elogio y cariño quienes asistieron día tras día a sus explicaciones.
Martínez Odrioloza (Getxo, 1958) formó parte de la primera promoción de la ahora llamada Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación, luego cursó el Máster de Periodismo de El Correo y la UPV/EHU y, tras haber trabajado un tiempo en la Administración y en El Correo, empezó a dar clase en asignaturas vinculadas a la Redacción y el Reporterismo.
De forma paralela, estuvo al frente de las organizaciones gremiales de periodistas e impulsó numerosas iniciativas editoriales. Porque esa era otra de sus virtudes: la capacidad para dinamizar, para animar a quienes la rodeaban a no detenerse, a no dejarse llevar por el desaliento o la molicie. También fue de las primeras periodistas y profesoras que se interesaron por las cuestiones relativas a la perspectiva de género en la profesión y lo hizo sin caer en usos disparatados de la lengua ni en maquillajes superficiales con los que quedar bien de cara a la galería, aunque no tengan el menor efecto.
Al hacer un balance de su trayectoria, es de ley recordar sus viajes a Brihuega para visitar a Manu Leguineche. Allí iba con algunos colegas, sobre todo a partir del momento en que Leguineche ya apenas podía moverse y agradecía tanto los ratos de conversación sobre el periodismo, los viajes y la vida. Hay otro nombre fundamental vinculado a su actividad: Ramiro Pinilla. Lucía fue una de las mayores defensoras de su legado. Lo hizo de todas las formas imaginables: a través de las redes sociales, organizando rutas por el Getxo que se hace presente en las obras del autor de ‘Verdes valles, colinas rojas’, promoviendo reportajes sobre aspectos de su vida y su obra.
Directa, sincera (a veces, hasta demasiado), divertida, optimista, puntillosa, irónica, vital, tuvo en sus últimos años varios episodios de verdadera mala suerte en lo relativo a la salud. Nunca dejó que eso condicionara su vida. La profesora por la que sus alumnos sentían devoción bien pudo dejar como epitafio el título de las memorias de Pablo Neruda: ‘Confieso que he vivido’.
César Coca
Profesor del Departamento de Periodismo