Marta Arrasate Gil
«Esta crisis nos ofrece una excelente oportunidad para la reflexión y, por tanto, para el aprendizaje»
Psiquiatra de la Red de Salud Mental de Bizkaia (RSMB) de Osakidetza y profesora e investigadora de la Facultad de Medicina y Enfermería
- Interview
First publication date: 08/04/2020
En la coyuntura sanitaria actual es importante mantener la calma y el espíritu positivo, pero ¿cómo se puede lograr con la incertidumbre que está generando esta pandemia tanto por lo que respecta a la salud pública como a los efectos económicos y sociales?, ¿cómo funciona la mente humana sometida a esta presión?
Afloran emociones como el miedo, aburrimiento, agobio, desesperación, pero también alegría y júbilo. ¿Es normal? La doctora Arrasate responde a estas y a unas cuantas preguntas más en las siguientes líneas.
¿Cómo es tu día a día en el centro asistencial?
Estamos atendiendo bastantes urgencias: pacientes que han tenido que cerrar los negocios y tienen dificultades para afrontar los pagos pendientes, pacientes nerviosos por el confinamiento y por la preocupación general relativa a la situación vírica. Obviamente, los pacientes más frágiles o vulnerables presentan más dificultades. Los compañeros psicólogos prevén asimismo que acudan familiares que hayan perdido a algún ser querido, debido a la imposibilidad de hacer un duelo normal por no haber podido estar junto a ellos en esos momentos críticos.
¿Cuáles son los sentimientos más extendidos entre vuestros y vuestras pacientes?
El sentimiento generalizado que expresan los pacientes es de miedo, inseguridad, incredulidad, enfado, hastío, incertidumbre, ansiedad, angustia y estrés.
Por otra parte, quiero hacer una aclaración, pues es importante conocer la diferencia entre enfermedad mental y malestar emocional. La primera hace referencia a los cuadros psiquiátricos graves, de entidad; la segunda, a reacciones emocionales disfuncionales o incluso normales, pero de mayor intensidad, que se producen en circunstancias vitales variadas (separaciones, pérdidas laborales, enfermedad propia o de familiares, trastornos conductuales en los hijos, etc.)
«Nos hemos visto obligados a vivir más hacia dentro, sin excusas para no pensar en nosotros y en nuestra vida»
La mayoría de la población no ha estado confinada tanto tiempo en casa. ¿Cómo nos va a afectar?
Las disposiciones de las autoridades, obligándonos a permanecer en aislamiento en nuestros domicilios, afectan a ciudadanos que en la mayoría de las ocasiones encuentran distracción fuera de casa; somos una sociedad que vive en la calle y en cuadrilla. Y, sin embargo, esta situación nueva, y temporal, nos obliga a vivir más hacia dentro; es decir, sin excusas para no pensar en nosotros y en nuestra vida, y en ocasiones cuestionarnos ciertos aspectos. Así, el hecho de tener menos requerimientos externos nos deja más tiempo para pensar en las cosas que creemos que no funcionan en nuestra vida, y permite hacer una reflexión dirigida, quizás, al cambio. También es una oportunidad de aprendizaje obligado para los gestores de los servicios públicos que han organizado las soluciones durante esta experiencia.
Vosotras y vosotros, que estáis en primera línea, en ambulatorios, hospitales y centros médicos, ¿cómo vivís lo que está sucediendo?, ¿la falta de material de protección?, ¿los aplausos de la gente a las 20:00 horas?...
Ha faltado material de protección, sobre todo al inicio de la pandemia; después, ha escaseado, tal y como vemos denunciar en los medios de comunicación diariamente a todos los profesionales que están en primera línea. Ha existido una falta de previsión generalizada y tardanza en la toma de decisiones, Así y todo, me quedo con la capacidad de reacción. Me quedo, también, con la gente que ha compartido cuando había poco de algo necesario, como material de protección; también con la solidaridad de la población, que generosamente ha puesto en marcha su creatividad para imaginar nuevos métodos de producción de artilugios útiles y necesarios. También me quedo con las gracias sentidas, que ojalá continúen vigentes durante mucho tiempo después.
«La omnipotencia, mal de la sociedad actual, nos ha impedido prever y estar preparados»
¿Qué conclusiones has sacado de todo lo que nos ha sucedido en estos 20 días?
Me gustaría que como sociedad pudiéramos alejarnos de la omnipotencia, uno de los males de la sociedad actual, que nos ha impedido prever y estar preparados.
Me quedo con la excelente oportunidad para la reflexión, y por tanto, para el aprendizaje.
Me quedo, también, con el civismo que ha desplegado casi toda la población, del que hasta ahora parecía que carecíamos a borbotones. Y me quedo, sobre todo, con el esfuerzo tan digno que están haciendo todos los niños, sin poder salir, ellos que no entienden; probablemente recompensados por la compañía, la atención y, espero, el afecto de sus padres; eso es lo único que ellos quieren, y necesitan.
También es muy importante, por supuesto, reconocer el gran esfuerzo de los compañeros que están en primera línea. Quiero tener un recuerdo también para todos los que ya no están aquí y sus familiares.
¿Qué consejos nos das que nos puedan ayudar en estos momentos difíciles?
Yo no me siento autorizada para aconsejar, ni creo que debo hacerlo. Cada cual conoce sus circunstancias, y sabe mejor que nadie cómo llevar esta situación de la mejor manera posible.
Pero nos están, con seguridad, sirviendo de apoyo, las actitudes, valores y bienes como la positividad, solidaridad, discreción, agradecimiento, inteligencia, autocrítica y reflexión, civismo, ingenuidad, familia, afecto, compañía, valentía, profesionalidad, humor, sentido de realidad, compromiso…y muchos más.