El reconocido arquitecto Miguel Garai falleció el 15 de marzo de este año, pero su recuerdo pervive en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad del País Vasco, de la que fue impulsor y docente hasta su jubilación. Familiares, amigos y compañeros se reunieron recientemente para rendirle un sentido homenaje póstumo en un abarrotado paraninfo (Aula Peña Ganchegui).

El antiguo director de la escuela y docente de la misma, Juan José Arrizabalaga, fue el encargado de abrir el acto. “Fui alumno de Miguel y luego compañero-explicó emocionado- Compartimos los primeros tribunales de tesis en euskara en esta escuela, a la que dedicó toda su vida. Miguel fue un inconformista, un iconoclasta y un rebelde con todo, pero, sobre todo, consigo mismo. Sin duda, un rebelde desde la razón”. El acto contó con la participación de Rafael Moneo, Simón Marchán, Santi Eraso y Alberto Ustarroz. Todos ellos amigos del homenajeado.

Tras las palabras de Juan José Arrizabalaga, se proyectó el documental titulado ‘Arquitecto sin límites’, dirigido por Inge Mendiortz. La obra aborda la trayectoria profesional de Miguel Garai a través de algunas de sus obras, destacando que Garai “trabajó la arquitectura primando la palabra sobre la forma”. También se trata de forma especial su dedicación a la docencia. El documental ha contado con la participación de Juan José Arrizabalaga, Jonathan Chanca, Santos Barea y Eugenio Urdambide.

A continuación, Santi Eraso, galardonado con el Premio Gure Artea, miembro del Patronato de la Academia de España en Roma e investigador en el campo del arte y la cultura, fue el primero de los cuatro ponentes invitados en tomar la palabra y lo hizo para reconocer la figura de Miguel Garai y su vinculación con Arteleku, del que fue director Eraso durante dos décadas. Eraso relató la trayectoria de esta emblemática “fábrica de arte y pensamiento” y recordó la última obra acometida en el edificio, “siempre en obras”, llevada a cabo precisamente por Miguel Garai y su equipo.

Gran integridad intelectual y moral 

Tras la intervención de Eraso, le tocó el turno a Alberto Ustarroz, arquitecto navarro, docente de la escuela y galardonado con el Prix Europeen de la Reconstruction de la Ville otorgado por la Fondation Philippe Rothier pour L’Architecture de Bruselas. Ustarroz destacó de forma sentida las experiencias compartidas con Garai que cimentaron con el paso de los años una profunda y sincera amistad, basada en el respeto mutuo. “Nos unía la pasión compartida por la enseñanza y la arquitectura. Miguel destacaba por una gran curiosidad universal. Siempre estaba intentando ver todo, sentir todo y entender todo. Una curiosidad al informarse, al interrogarse, por las cosas que pudieran enriquecerle, lo que hacía, por otro parte, muy fácil intercambiar con él las propias experiencias y sentimientos”. El profesor Alberto Ustarroz también recordó la figura de Garai “siempre vital, optimista, simpático, acogedor, cordial y muy popular entre sus alumnos”.

Por otra parte, Simón Marchán, catedrático emérito de Estética y Teoría de las Artes en la UNED, miembro de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y galardonado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura, destacó su sincera y profunda amistad con Miguel Garai. Una relación de amistad prolongada durante años y que comenzó en los años 80 en unos encuentros que celebraban los directores de las escuelas técnicas superior de arquitectura. “Le conocí bastante. Tenía una gran curiosidad intelectual. Se interesaba por muchas cosas que a mí me sorprendían”. 

El cierre del acto corrió a cargo de Rafael Moneo, quien, a lo largo de su extensa trayectoria profesional, ha sido reconocido con numerosos premios, entre ellos el Premio Pritzker de Arquitectura y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Académico de Bellas Artes, obtuvo la Medalla de Oro de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura y el Premio Príncipe de Viana del Gobierno de Navarra. Moneo habló sobre la capilla de Notre Dame du Haut, en Ronchamp (Francia), “de obligado peregrinaje para los arquitectos” y por la que Miguel Garai “sentía devoción”. Conocida como Ronchamp, esta capilla de culto católico fue construida por el arquitecto Le Corbusier a mediados del siglo XX y está considerada uno de los ejemplos más importantes de la arquitectura religiosa de ese siglo. Así mismo, Rafael Moneo destacó también, al igual que los ponentes anteriores, la gran curiosidad de Miguel Garai. “Fue una persona de una integridad intelectual y moral tal que le preocupaba mucho llegar al fondo de las cosas. Sentía un respeto grandísimo por él”.