Viejos demócratas

El Diario Vasco, 1959-11-29

      En un libro pequeño pero compacto el profesor de Historia del Derecho Internacional, Luciano Pereña, se propuso estudiar el pensamiento democrático de los maestros españoles del siglo XVI: Sepúlveda, Fox Morcillo, Arias Montano, Mariana, Osorio...

      Uno se queda maravillado ante el formidable espíritu de independencia de tales hombres y su amor a las libertades de los pueblos. No inclinaban, no, el espinazo aquéllos grandes maestros.

      Según Pereña la democracia era concebida entonces como un régimen en el cual la autoridad de los gobernantes se apoyara sobre la voluntad del pueblo —democracia como misión— y se ejerciera a través de la intervención del pueblo en el gobierno —democracia como acción.

      Evidentemente estos principios pueden tener una gran variedad de forma de realización y en ello todos estamos de acuerdo.

      En el mundo actual existen muchas dificultades para establecer regímenes adecuados a tales exigencias. Muchos pájaros negros cantan para que ello no tenga lugar.

      De una parte y de otra, parece haberse hecho todo lo posible para destruir la confianza de los pueblos en sí mismos y para cerrarles toda salida.

      Y sin embargo, ésta tiene que existir.

      Con una elevación de la cultura del pueblo, con un barrido de egoísmos de grupos y de clases que la conciencia moral no puede aprobar quizás pudiera aquél llegar a disfrutar de los beneficios del autogobierno.

      En cuanto a la forma futura de la democracia nada indica que haya de parecerse a la del pasado. El mundo de hoy, ya no es el del siglo XVIII. Muchas cosas han cambiado para bien y otras para mal.

      El realismo exige, en todo caso, una extraordinaria capacidad inventiva, para fabricar fórmulas políticas nuevas, aptas para realizar aquellos principios que ya los maestros españoles del siglo XVI proclamaban en alta voz.