Karlos Santamaria eta haren idazlanak
Pobres y ricos
El Diario Vasco, 1956-07-15
Por extraño que esto pueda parecer, el tema evangélico de la pobreza y del buen uso de las riquezas es uno de los más difÃciles y escurridizos de la moral cristiana. Es fácil caer, a este respecto, en errores y exageraciones, sea porque se condene radicalmente todo derecho a poseer bienes propios o, al menos, bienes superfluos, sea porque se trate de justificar el libre uso de tales bienes sin restricción ni servidumbre alguna, que es como habitualmente suele entenderse.
El tema vuelve a adquirir actualidad al pretenderse hoy utilizar ciertos textos evangélicos para apoyar la tesis marxista contra el capitalismo.
Esta pretensión no es nueva. El «vae divitibus» («malditos seáis, ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo»), del Evangelio, ha sido manejado muchas veces en el curso de los siglos como un arma de combate por exaltados reformadores polÃticos y religiosos, un ariete formidable para derribar situaciones de privilegio.
Es evidente, sin embargo, que Jesucristo no predicaba la redención del proletariado en el sentido moderno de esta expresión y que sus palabras tienen, ante todo, un sentido espiritual.
También los profetas y los salmistas habÃan salido en defensa de los pobres contra los ricos insolentes y los jueces inicuos, sin que por esto se les pueda considerar —como apunta muy bien el Padre Daniélou en un reciente artÃculo de la revista «Études»— como campeones de la lucha de clases.
Pero tampoco serÃa ilegÃtimo el tratar de rayar del Evangelio esas terribles palabras, hacer caso omiso de ellas como si nunca hubieran sido pronunciadas, o tratar de edulcorarlas mediante hábiles distingos de suerte que vinieran a perder toda su enorme fuerza condenatoria y pudiesen ser escuchadas sin el menor temor por aquellos a quienes van dirigidas.
Por más que se trate de dorar la pÃldora, la palabra de Jesús de todos conocida «es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de los cielos» tiene un significado bien claro y no hay más remedio que interpretarla en su sentido propio, que es, desde luego, bien inquietante para los poseyentes. Es una frase hiperbólica, pero no puede creerse que el Maestro emplease la hipérbole por puro juego oratorio, sino por la necesidad de mostrar a sus oyentes algo muy grave e importante.
Ciertos exégetas, animados quizás por el propósito de tranquilizar a acaudalados amigos —pienso con horror en la tarea de aquellos falsos casuistas que se dedican con empeño, digno de mejor causa, a proteger el sueño tranquilo de los ricos, liberándoles equÃvocamente de ciertas justas inquietudes— trabajaron, con el fin de moderar esta frase, intentando transformar el camello en soga y la aguja en puerta. Las etimologÃas helénicas y ciertos dichos populares hebraicos parecen prestarse a ello. Tanto se aplicaron a ensanchar el agujero y a achicar el camello, para que éste pasase más cómodamente, que hoy parece circular con toda facilidad. DirÃase que la dicha frase no inquieta ya a casi nadie y que los ricos encuentran fácilmente argumentos para tranquilizar su conciencia a este respecto. Casi ninguno parece sentirse intranquilo y hay en cambio muchÃsimos pobres que aspiran a ricos, lo cual significa que no le dan demasiada importancia a lo del ojo de la aguja.
Si se tomasen aquellas palabras en serio, nadie desearÃa ser rico y la riqueza serÃa considerada más bien como una penosa carga, una enojosa administración al servicio de la sociedad.
Santo Tomás dedica un artÃculo de la Summa a estudiar si es legÃtimo que un hombre posea algo propio, es decir, se plantea el problema del derecho de propiedad. Llega a una conclusión importante de la que según parece casi nadie se ha enterado todavÃa, y menos aún aquellos que deberÃan ponerla en práctica. «Está permitido poseer bienes propios —viene a decir el Doctor evangélico—, pero, en cuanto al goce de estos bienes, no debe el hombre poseerlos como propios, sino como comunes, en el sentido de que ha de estar dispuesto a facilitarlos a los necesitados».
Me parece que este principio de la función social de la riqueza no ha sido suficientemente predicado, desarrollado y aplicado a lo concreto. Si lo ha sido, hay que confesar que no ha entrado aún en el ánimo de la inmensa mayorÃa de los cristianos acomodados. Y asà pasa lo que pasa.
Bilaketa-sistema honek letra-multzoak bilatzen ditu (ez dago ez lematizatzailerik ez inolako analisirik).
Hitzaren hasiera bilatzen da beti, eta ez hitzaren barrukoa (etx bilaketak ez du aurkituko basetxe).
Hitz-multzoak bilatu daitezke, hitz-segida emanez gero (kristau fede adibidez).
Bilaketaren corpusa hautatzeko aukera dago: euskarazkoetan soilik / gaztelaniazkoetan soilik / hizkuntza guztietan (euskarazkoak, gaztelaniazkoak eta frantsesezkoak batera).