Noviembre de 1953. Visita al Santo Padre y declaración de los Cardenales

Documentos, 15 zk., 1954

      Tras no haber recaído decisiones definitivas en las conferencias episcopales de septiembre, se va extendiendo a lo largo del otoño la impresión, discretamente optimista, de que el apostolado de los sacerdotes obreros podrá ser salvado en sus líneas generales, previas algunas rectificaciones. En realidad, la Jerarquía no ha cesado de prestar atención al problema y la Santa Sede se interesa de nuevo por una solución pronta y segura del mismo. Esto dará lugar al viaje a Roma que, a primeros de noviembre, realizan los Cardenales LIÉNART, GERLIER y FELTIN. Recibidos por el Santo Padre el 5 de noviembre, abandonan la Ciudad Eterna el 7 de noviembre, y unos días más tarde publican en París una declaración colectiva que ya no deja lugar a dudas.

      Â«Los Cardenales Liénart, Gerlier y Feltin, llegados a Roma para exponer a la Santa Sede sus puntos de vista sobre los Sacerdotes Obreros, fueron recibidos a la vez por el Soberano Pontífice.

      Esta entrevista, llevada a cabo en un ambiente de máxima confianza, a la vez paternal y filial, ha puesto de manifiesto —al mismo tiempo que la angustia del Santo Padre, compartida por los Cardenales, ante las dificultades temibles y los peligros inherentes a este apostolado— la voluntad formal de la Iglesia de no abandonar a ningún precio el esfuerzo que ha emprendido para la evangelización de las masas trabajadoras, dolorosamente descristianizadas.

      Después de diez años de existencia, la experiencia de los sacerdotes obreros, tal como ha evolucionado hasta hoy, no puede ser mantenida en su forma actual. Pero la Iglesia, deseosa de mantener los contactos establecidos, entre Ella y el mundo obrero, por los pioneros de este apostolado, ve con buenos ojos que algunos sacerdotes que hayan dado pruebas de aptitud suficiente, mantengan un apostolado sacerdotal en pleno medio obrero.

      Pero la Iglesia pide:

      1º que sean escogidos especialmente por su Obispo.

      2º que reciban una formación adecuada y sólida, tanto desde el punto de vista de la doctrina como del punto de vista de la dirección espiritual.

      3º que no dediquen al trabajo manual más que un tiempo limitado, a fin de que puedan conservar la facilidad de atender a todas las exigencias de su estado sacerdotal.

      4º que no acepten ninguna obligación temporal que sea susceptible de crearles responsabilidades sindicales o de otro tipo que deban ser dejadas a los laicos.

      5º que no vivan aislados, sino que estén ligados a una comunidad de sacerdotes o a una parroquia, aportando alguna ayuda a la vida parroquial.

      Se van a proseguir las investigaciones, de acuerdo con la Santa Sede, para precisar las modalidades de aplicación de estas medidas, cuya ejecución debe ser realizada con calma y proseguida con gran espíritu de fe y de docilidad a la Iglesia.

      Achille, Cardenal Liénart, Obispo de Lille; Pierre-Marie, Cardenal Gerlier, Arzobispo de Lyon; Maurice, Cardenal Feltin, Arzobispo de París».

      Diez días más tarde el comunicado de los Ems. Cardenales Liénart, Gerlier y Feltin es objeto de un autorizado comentario de Radio Vaticano, en el que se subrayan dos hechos categóricos: primero, que subsiste plenamente el derecho —y el deber— de la Iglesia a reanudar y reforzar sus relaciones materialistas con el mundo obrero, y, segundo, que la experiencia de los sacerdotes obreros no puede ser proseguida en su forma actual: «sin poner en duda los méritos de los «pioneros» de este nuevo apostolado, queda bien claro que esta experiencia no puede ser «refundada» sin que sean eliminadas previamente sus deficiencias. La Jerarquía exige a los sacerdotes obreros una formación apropiada, la garantía del estado sacerdotal y medios prácticos para que el sacerdote sea siempre y ante todo sacerdote».

      A mediados de noviembre, el Cardenal GERLIER hizo una leve referencia a su reciente visita al Papa, en su discurso a las Facultades católicas de Lyon, en los siguientes términos:

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