Problemas de educación al Este y al Oeste

Documentos, 7 zk., 1951

      Â«Sólo existen actualmente dos filosofías completas de la educación», nos dice el profesor de Historia de la Pedagogía de la Universidad de Londres A.C.F. Beales en el estudio que publicamos a continuación bajo el título «La Educación Cristiana y el Estado secular moderno»: la comunista y la de la Iglesia.

      Para la Iglesia los derechos básicos en materia de educación son los de los padres, llamados por Dios a educar a sus hijos y los de la propia Iglesia, instituida por Jesucristo para enseñar y propagar su doctrina a lo largo de los siglos y entre los hombres de todos los pueblos. El Estado también está llamado a intervenir y a desempeñar un triple papel: de inspección, de «control» y de complementación; pero en ningún caso puede erigirse en el primero o único rector de la enseñanza.

      La conciencia de los padres ha de ser respetada y la Iglesia reconoce este derecho, no sólo a los padres católicos sino también a los de otros credos religiosos, pues constituiría una monstruosidad contra todo derecho el querer arrancar a los niños por la fuerza o la coacción de su órbita familiar, para educarlos fuera de ella en oposición con los sentimientos religiosos de sus propios padres. Este derecho debe ser tanto más exquisita y escrupulosamente considerado en los países católicos cuanto más débiles sean las minorías a las que puede afectar. No solamente es de estricta justicia el hacerlo así, sino que otra cosa daría la razón a los que afirman que en esta cuestión la Iglesia y el Comunismo se dan la mano y que uno y otra usan de la coacción para educar a los niños en sus propios principios.

      Un sistema de enseñanza en el que los padres se vean privados sistemáticamente de los medios necesarios para dar cumplimiento a su misión educativa, o en el que se utilice la educación para destruir o socavar grupos naturales étnicos, lingüísticos o religiosos por motivos políticos, no puede ser calificado de cristiano. La Iglesia afirma y defiende los derechos primordiales de los padres y se opone a toda extralimitación del poder estatal.

      Frente a esta filosofía se alza la concepción comunista, decidida a utilizar la educación como la gran arma de conquista ideológica, sin que ninguna clase de reparos o de consideración de respeto a la justicia y a la dignidad de la persona la contengan. Sólo las razones políticas o de la propia conveniencia y las dificultades para transformar la mentalidad de los maestros, detienen las pretensiones del comunismo a este respecto.

      Al artículo de C. Wilczkowski «Orientaciones actuales de la pedagogía soviética», nos muestra el panorama de la enseñanza en la Rusia staliniana, las tareas que ésta se ha forjado y las dificultades que tales planes han encontrado en la realidad social del pueblo ruso.

      Al presentar a nuestros lectores los problemas pedagógicos de estos dos mundos separados por el telón de acero, pero no tan distintos como se cree —pues la tragedia que pesa sobre uno y otro es en último extremo la misma, el pecado— les invitamos a que mediten una vez más sobre la necesidad de defender con ahínco y frente a todos sus enemigos, los derechos educativos de la familia y de la Iglesia ignorados al Este y puestos en tela de juicio o prácticamente conculcados en muchos puntos al Oeste del telón de acero.