Carlos Santamaría y su obra escrita
Índice
Solasaldien lehen testuinguru orokorra (1947-1953)
Lehenengo gerraostea (1937-1946)
Nazioartean, bakarrik (1945-1953)
Intelektualen bakartzea (1939-1950)
— Talde intelektual lehiakideak
— Teologiaren berrikuntza noizko?
Asmoaren sustatzaileak (1935. 1947)
Erakundetze osagarria (1954-1959)
Solasaldien berariazko nortasuna
Solasaldien lan-prozedura, eta haiekiko iritziak
Solasaldiekiko iradokizun eta kritika
— Zenbait lagun atzerritarren usteak
Solasaldien oihartzun politiko-ideologikoak
— Atzerri Ministerioaren iritzia?
— Falangea, La Voz-etik (1951)
— Oposizioen jarrerak eta lekua
— Maritain baietz, Maritain ezetz
Solaskideen xehetasun orokorrak
Prentsa eta aldizkarietako oihartzunak
— Astekari eta hilabetekari orokorrak
— Kultura-aldizkari berezituak
— Testuinguru ideologiko hurbilean
— Garaiko gai sorta eredugarri bat
— Gai-programa osoa (1935-36. 1947-1959)
— Gaien analisia: txosten-banaketa (1954 eta 1959)
– «Obedientzia eta askatasuna Elizan» (1954)
Argitalpen-bilduma: Documentos (1949-1956)
Iritziak iritzi: askatasuna eta zentsura
Azken epealdiko arazo aldartetsuak (1953-1959)
— Nuntzio berriaren urruntasuna
— Apezpikuen eta teologoen hurbiltasunak
— Erromara lehen bidaia (1955)
— Erromara bigarren bidaia (1958)
Lanerako arauen arazoa (1955-1959)
Solasaldiei segida bilatzen (1959)
— Berriro Erromara, hirugarrenez (1958ko udazkena)
— Erromara azken bidaia (1959ko apirila)
— Teologoen Batzordearen ibilera aldartetsua (1955-59)
– Batzordea nahi, eta ezin (1956-1958)
– Batzordekideen iritzia 1959ko Solasaldiez
Bukatu da Solasaldien garaia (1959)
Solasaldien baliospen historikoa
1.1. Ikastaroaren sorrera-agiria (1934-1935)
1.2. Solasaldien sorrera-agiriak (1947)
1.3. Solasaldien berreraketa-agiria (1954)
1.4. Solasaldien berreraketa-agiria (1956)
2.1. Ofizio Santuaren lehen oharra (1955)
2.2. Gutuna, Aita Santuaren izenean (Dell'Acqua, 1957)
2.3. Ofizio Santuaren bigarren oharra (1958)
3. Zuzendaritza eta Idazkaritzen agiriak
3.5. Juntaren akta: Maritainen kasua (1951-52)
3.6. Ofizio Santuaren oharraren betearazpena (1956)
3.7. Ofizio Santuari deskargua (K. Santamaria, 1958)
3.8. Krisialdiko agiri argigarri bat (Akta, 1959-01-04)
3.9. Solasaldien barne-arautegigaia (1959)
4. Beste zenbait agiri jakingarri
4.1. Eusko Erresistentziak banaturiko testua (1949)
4.2. Elkarrizketaren lan-moldeak (1954)
4.3. A. de Bovis, S.J.: historia eta iritziak (1955)
4.4. J.M. Bochenskiren zalantzak (1957)
4.5. Teologoen Batzordeaz (1956)
4.6. Solasaldien atzerapenaz gutuna (1958)
4.7. Teologoen Batzordearen azken akta (1959)
2. Erromako agiriak
2.1. Ofizio Santuaren lehen oharra (1955)
«NUNCIATURA APOSTÓLICA EN ESPAÑA»— N. 1523/55.— San Sebastián, 20 Agosto de 1955.— Excmo. y Revmo. Sr. D. Jaime Font y Andreu, Obispo de San Sebastián.— Ciudad.
Excelencia ReverendÃsima: La Suprema S. Congregación del Santo Oficio, que ha seguido siempre con el debido interés el desarrollo de las «Conversaciones Católicas Internacionales de San Sebastián», acepta la constatación hecha por algunos observadores de que las mismas pueden servir para una armonÃa de pensamiento y de acción, en la verdad católica, cada vez mayor entre los intelectuales de las diversas naciones.
Pero la S. Congregación no puede ocultar su preocupación por el hecho de que la presencia de intelectuales, eclesiásticos o seglares, bien distintos por sus ideas, quizás erróneas o al menos demasiado audaces y peligrosas, haga crear alrededor de las Conversaciones una atmósfera de duda y prevención, tanto más cuanto que algunos de los ponentes en dichas Conversaciones han sido objeto de algún aviso por parte de la Suprema Autoridad.
Por tanto, deben observarse, en particular, las siguientes cautelas:
1) Los Obispos no asistan a las sesiones sino como Superiores o Maestros, y no como conversadores equiparados a los demás.
2) No se debe invitar más que a personas de segura doctrina.
3) No deben asistir seminaristas a las sesiones.
4) Debe haber uno o más teólogos, de reconocido prestigio, con el encargo especÃfico de resumir las relaciones expuestas, de hacer notar los posibles errores y de hacer resaltar la verdad.
5) Las publicaciones de los «Documentos» deben ser revisadas por el teólogo designado para controlar las conversaciones, y no podrán editarse sin ser previamente entregadas a la censura eclesiástica.
Tenga V.E. Revma. la bondad de hacer llegar cuanto precede a conocimiento de los dirigentes de las Conversaciones. Y si ellos creen que las mismas pueden continuarse, deberán atenerse fielmente a las condiciones antes mencionadas. No se puede, en efecto, implicar a la Iglesia en actividades que se definen católicas, ni mucho menos pedir su aprobación o mensaje sin haber dado prueba segura y bien determinada, no sólo de buenas intenciones, sino de garantÃas positivas.
Aprovecho esta ocasión para saludar a V.E. Revma. reiterándome suyo afmo. y seguro servidor
Hildebrando Antoniutti, N.A.».
[Solasaldien Artxibategiko kopia]
2.2. Gutuna, Aita Santuaren izenean (Dell'Acqua, 1957)
CARTA DE MONSEÑOR DELL'ACQUA, EN NOMBRE DEL PAPA, AL OBISPO DE LA DIÓCESIS [de San Sebastián]
Del Vaticano, 5 de agosto de 1957.
ExcelentÃsimo y reverendÃsimo señor:
Tengo el honor de dirigirme a vuestra excelencia con el fin de significarle que he cumplido el grato deber de informar al Augusto PontÃfice acerca de la próxima XII Reunión de las Conversaciones Católicas Internacionales, que van a celebrarse en esa ciudad de San Sebastián, y cuyos estudios versarán sobre el tema «Crisis de lenguaje y lenguaje de la Iglesia».
Su Santidad ha visto complacido los propósitos con que han organizado esta nueva Reunión, deseosos de tratar un problema que en el mundo actual presenta especiales dificultades para el acercamiento y comprensión entre las diversas corrientes del pensamiento cuando se trata con hombres de buena voluntad.
La confusión del lenguaje se encuentra hoy desgraciadamente en muchos campos. Pero esta confusión, por lo general, no proviene de las palabras en sà mismas: está originada por la diferente significación que se les atribuye, según la ideologÃa que las inspira. Muchos sistemas filosóficos, regÃmenes polÃticos, medios sociales, ideas religiosas han expuesto sus doctrinas empleando términos ya en uso, pero entendiéndolos de manera distinta, lo que ha hecho casi imposible la discusión y la común inteligencia.
Este problema de la crisis del lenguaje interesa también a la Iglesia, que tiene que enseñar a una sociedad llena tantas veces de prejuicios doctrinales como desconocedora de las verdades católicas. Por eso, sus palabras, empleadas equivocadamente por otras ideologÃas, se interpretan erróneamente, dando lugar a una mutua incomprensión en detrimento de la verdad.
Su Santidad ha expuesto ya en la encÃclica «Humani generis» a este propósito la doctrina que se ha de sostener.
La Iglesia admite, ciertamente, que se puede perfeccionar su lenguaje filosófico-teológico. En efecto, dice asà el Padre Santo: «Nadie ignora que los términos empleados, asà en la enseñanza de la teologÃa como por el mismo magisterio de la Iglesia, para expresar tales conceptos, pueden ser perfeccionados y precisados; y sabido es, además, que la Iglesia no ha sido siempre constante en el uso de aquellos mismos términos» (encÃc. «Humani generis»). Del mismo modo «es evidente que la Iglesia no puede ligarse a ningún efÃmero sistema filosófico» (1.c.). Sin embargo, ha de tenerse presente que «el desprecio de la doctrina tradicional y de su terminologÃa favorecen demasiado el relativismo dogmático y lo fomentan» (1.c.).
Pero, como añade el Augusto PontÃfice, «las nociones y los términos que los doctores católicos, con general aprobación, han ido reuniendo durante varios siglos para llegar a obtener algún conocimiento del dogma, no se fundan, sin duda, en cimientos tan deleznables. Se fundan, realmente, en principios y nociones deducidas del verdadero conocimiento de las cosas creadas; deducción realizada a la luz de la verdad revelada, que, por medio de la Iglesia, iluminaba, como una estrella, la mente humana. Por eso no es de admirar que algunas de estas nociones hayan sido no sólo empleadas, sino también aprobadas por los Concilios ecuménicos, de tal suerte que no es lÃcito apartarse de ellas» (1.c.).
De esto se concluye que «es de suma imprudencia el abandonar o rechazar o privar de su valor tantas y tan importantes nociones y expresiones que hombres de ingenio y santidad no comunes, bajo la vigilancia del sagrado magisterio y con la luz y guÃa del EspÃritu Santo, han concebido, expresado y perfeccionado —con un trabajo de siglos— para expresar las verdades de la fe, cada vez con mayor exactitud, y sustituirlas con nociones hipotéticas o expresiones fluctuantes y vagas de la nueva filosofÃa» (1.c.).
Cuanto se ha afirmado del lenguaje filosófico-teológico, empleado para expresar las verdades de la fe, hay que aplicarlo también, en la debida proporción, al lenguaje de que se sirven la Iglesia, la teologÃa y la filosofÃa cristianas para expresar verdades teóricas o prácticas que tienen estrecha relación con las primeras.
El Augusto PontÃfice pide al Señor que ilumine a cuantos asistan a las Conversaciones Católicas, para que, guiados por su espÃritu de docilidad a la Iglesia y de amor a la verdad, puedan tratar estos problemas con la prudencia y delicadeza debidas a fin de que sus trabajos sean de auténtico fruto. Con estos deseos otorga de corazón a todos la Bendición Apostólica.
Al reiterarle el testimonio de mi más distinguida consideración, quedo de vuestra excelencia reverendÃsima seguro servidor (firmado), A. Dell'Acqua, sustituto.
ExcelentÃsimo y reverendÃsimo monseñor Jaime Font y Andreu, Obispo de San Sebastián.
[Ecclesia, 1957, 1.009. or.]
2.3. Ofizio Santuaren bigarren oharra (1958)
COMUNICACIÓN DEL SANTO OFICIO, SEGÚN CARTA DEL EXCMO. SR. NUNCIO APOSTÓLICO, DE 9 DE JULIO DE 1958
«El S. Oficio se considera en el doloroso deber de manifestar que las Normas e Instrucciones dictadas por los Emmos. Purpurados en el miércoles, dÃa 20 de Julio de 1955, y oportunamente comunicadas, no han sido observadas más que en una mÃnima parte.
«Los Emmos. Cardenales, por tanto, en la Reunión del miércoles, 25 próximo pasado, han determinado cuanto sigue:
1.- Insistir sobre las Normas ya emanadas del S. Oficio y advertir que su observancia es condición sine qua non para la supervivencia de las reuniones;
2.- Reducir el número a pocos invitados, de segura ortodoxia y altamente cualificados;
3.- Exigir que los organizadores de las Conversaciones envÃen a la Nunciatura Apostólica los nombres de los conferenciantes y el tema de la conferencia asignada a cada uno de ellos;
4.- Sustituir el sistema de las Conversaciones por el de las discusiones, sobre la base de sólidas y completas relaciones elaboradas por seguros maestros.
«Vuestra Excelencia encargue al Excmo. Sr. Obispo de San Sebastián, como Ordinario del lugar, de la ejecución de las susodichas Normas, anteriormente establecidas en la citada Feria IV, 20 de Julio de 1955, como también de las nuevas Normas que ahora se comunican.
«El Excmo. Obispo de San Sebastián haga comprender claramente al Sr. SantamarÃa que, si en las Conversaciones se continúan profesando ideas atrevidas o peligrosas y no se siguen las Normas referidas, la Santa Sede se verá obligada a condenarlas».
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Se pueden buscar sucesiones de palabras (pacifismo cristiano, por ejemplo, o partido comunista francés).
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