Carlos Santamaría y su obra escrita
Vencer un imposible
El Diario Vasco, 1983-01-23
Las esperanzas producidas por el posible inicio de una vÃa de negociación en el enfrentamiento vasco actual deben ser medidas en su justo alcance. Evidentemente, no pueden ser grandes en la situación real en que se encuentra metido nuestro pueblo, pero tampoco deben ser aplastadas sistemáticamente por consideraciones frÃvolas o partidistas que, ante un asunto de esta gravedad, estarÃan por completo fuera de lugar.
En principio, una paz entre el sector ETA y el actual Estado español es un imposible, pero un imposible que necesitamos vencer a toda costa en este momento y dentro de las condiciones históricas de este momento.
Todo el mundo sabe que el contencioso vasco se ha producido en un largo proceso histórico lleno de sucesos sangrientos, guerras, resistencias armadas y duras represiones. La nacionalidad vasca no es la única que ha tenido que pasar por un proceso de esta naturaleza para poder defenderse de la acción asimiladora del Estado unitarista.
En la Europa actual son ya bastantes los pueblos que se han embarcado en los caminos autonómicos, y, en algunos de ellos, ciertos sectores recurren a la acción armada con todos los horrores consiguientes. Nada de esto es desconocido. Todos lo sabemos y hay que contar con estos datos.
Pensar que en un instante se pueda cambiar el rumbo de la historia y llegar a una verdadera paz de fondo es una locura. Pero esto en modo alguno resta interés a la negociación.
Para mà es evidente que el pueblo vasco terminará autodeterminándose, porque esto es una ley biológica que a lo largo del tiempo no hay quien la pare. Pero cuando lo haga tendrá que hacerlo dentro de un cuadro histórico concreto, de un conjunto de relaciones con otros pueblos y, sobre todo, del complejo sistema de fuerzas sociales y humanas que el propio pueblo vasco contenga dentro de sà mismo.
Todo esto son problemas del futuro. Los problemas que se van a abordar ahora son de ahora y tienen que ser resueltos con los instrumentos y las coordenadas de ahora.
La actual situación constitucional-estatutaria constituye un momento particularmente posibilista del proceso histórico a que hemos aludido. Si como resultado de la negociación propuesta se llegara a la conclusión de que dentro de este cuadro y de este momento, se puede alcanzar una tregua, la negociación habrÃa sido un éxito, aunque la dicha tregua no fuese más que una mera transacción.
Octavio Fullat en la revista «Herria-2000-Eliza» del pasado agosto, utilizaba esta misma expresión al decir que las negociaciones suelen ser «transacciones entre enemigos». Y añade «en no pocas ocasiones una negociación es la manera de retrasar un problema —y no resolverlo— aguardando el momento oportuno de atacarlo de frente. Las negociaciones van acompañadas de amenazas de ardides, de presiones, de sanciones, de injusticia».
Ojalá que nada de ello ocurra en este caso por ninguna de las varias partes implicadas en el mismo.
Pero, aun en el supuesto de que a través de la negociación ni siquiera se lograra una frágil tregua, no se habÃa perdido el tiempo con ello. Se habrÃa empezado a empezar, y esto ya es enorme de por sÃ.
Parodiando a Quevedo y levantando un poco el nivel de su conocida frase «del comer y del rascar» podrÃamos también decir aquÃ: «En comer y... negociar todo está en el empezar».
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