Las matanzas inútiles

El Diario Vasco, 1982-09-26

      El título de este artículo puede parecer extraño a más de un lector. «Puesto que se habla de matanzas inútiles —se habrá dicho alguno— es porque se presume que hay otras matanzas a las que se calificaría de «útiles». ¿Pero existen acaso matanzas-útiles? ¿Útiles para quién? ¿Útiles en qué sentido?».

      El hombre mata «por pasión»: por odio, por venganza, por ira, por amor y hasta por un supuesto espíritu de justicia.

      Pero mata también «por razón», es decir, por cálculo, por interés, por utilidad. Cuando decimos «matar por razón» no queremos con ellos significar —claro está— que el matar sea en tal caso un acto razonable y justo, sino que se mata por decisión racional, fría, calculada, con vistas a un fin, siendo el acto de matar un puro medio para lograr un objetivo ulterior. Así sucede, por ejemplo, en el caso del ladrón, que mata para poder robar. Nada tiene el atracador contra el vigilante: ningún odio personal, ni de clase, ni de nación, ni de raza, ni de religión... Lo que pasa es que el ladrón necesita matar al vigilante para alcanzar su objetivo.

      Consideraciones análogas a las anteriores pueden hacerse, «mutatis mutandis», aplicadas al caso del militar. En principio, el militar no mata ni manda matar por odio, ni siquiera por «odio patriótico». Lo hace para ganar la batalla y en último término para ganar la guerra.

      En función de las ideas expuestas, nos planteamos ahora el caso de la masacre de Beirut. Que ésta sea una acción dirigida, es cosa cierta, de la que nadie duda. Pero ¿dirigida hacia dónde y para qué? Los hombres, muy probablemente israelíes, que han proyectado y montado esta horrible operación ¿lo han hecho «por razón» o «por odio»?

      Tal vez estos ocultos dirigentes han querido satisfacer su sed de sangre, como venganza espectacular contra otros atentados anteriores sufridos por su propia gente. Pero es muy difícil creer que una acción de esta envergadura haya podido ser llevada a cabo solamente por odio. Ha debido de terciar, de alguna manera el cálculo. En ella se ha debido, sin duda, buscar un fin, una utilidad o beneficio concreto.

      Los israelíes, supuestos promotores o instigadores de la matanza, han partido seguramente de la hipótesis de que la acción citada iba a beneficiarles para fortalecer a Israel y para ganar la guerra contra el mundo árabe.

      Pero es de suponer, y de esperar, que en esto hayan cometido una tremenda equivocación, y que, esta vez, hasta los mismos americanos lleguen a enterarse de que hay rayas que no se pueden traspasar bajo ningún concepto.

      En este supuesto, la matanza de Beirut, además de ser condenable, habrá sido para los israelíes, no sólo una matanza inútil, sino, lo que es peor aún, una matanza por completo contraproducente para sus propios intereses nacionales.

      Mucho más cerca de nosotros, en esta misma ensangrentada tierra de Euskalerria —nuestra tierra— se ha producido estos días lo que, con alguna razón, podemos llamar la matanza de Rentería.

      Â¿Matanza «por odio» o matanza «por cálculo»?

      Sin duda alguna ha habido en ella odio —algún detalle parece demostrarlo claramente. Pero es lógico suponer que haya habido también cálculo.

      Pues bien, razones morales y humanitarias aparte, yo me inclino a creer que los hombres de ETA han hecho esta vez, y están haciendo desde hace tiempo, cálculos equivocados sobre el efecto de sus acciones en la vida del pueblo vasco.

      Â¿Matar por cálculo? Peor aún cuando el cálculo está equivocado.

      (Pero esto la Historia ha de decirlo, no nosotros).