Carlos Santamaría y su obra escrita
PolÃtica de lo imposible
El Ciervo, 309-310 zk., 1977-06-01
Ignoro quien fue el verdadero inventor de la famosa frase: «La polÃtica es el arte de lo posible».
Pienso, de todas maneras, que fue un hombre de mentalidad conservadora. Un hombre sin fe ni esperanza. Y, sobre todo esto, un hombre sin imaginación.
Ahora bien: la imaginación es un ingrediente esencial en toda creación humana. Y en la creación polÃtica, todavÃa más.
Veo a muchos polÃticos sin imaginación, incapaces de concebir un futuro que no sea sino la repetición del pasado. Lo que —evidentemente— no es un futuro.
Durante cuarenta años, ¿qué hemos oÃdo, sino esto? — «Hacemos lo posible. Por ahora, no se puede hacer otra cosa... sin perder el cargo. Si no estuviera yo, podrÃa venir otro que diese marcha atrás. Los «demócratas» no podemos abandonar los puestos».
Y asà se justificaban las eternas presencias, desde las direcciones generales hasta las alcaldÃas pedáneas.
Pero habÃa otra cosa peor aún que la eternización de los cargos, y era la eternización de los problemas.
Los problemas tienen una piel muy dura y acostumbran a permanecer años y años sin resolverse —por sà solos— como serÃa su obligación patriótica.
Pero más dura que la piel de los problemas es la piel de los sufridos ciudadanos, que los padecen indefinidamente, siempre los mismos.
En cierto sentido la culpa de todo la tiene aquella interpretación posibilista de la polÃtica que hemos citado. A ella se han agarrado siempre los inútiles, los tÃmidos, los enchufistas y los tipos sin imaginación.
Yo veo las cosas desde este paÃs, ingenuo y terrible, que se llama Euskadi. Y aquà el fracaso del posibilismo ha sido enorme. Lo que se ha impuesto ha sido, más bien, el imposibilismo: Desde este otro punto de vista la polÃtica no es el arte de lo posible sino el arte de lo imposible. Hacer que lo imposible se haga posible.
¿Quién nos hubiera dicho hace unos pocos años que en este paÃs Ãbamos a ver la ikurriña flameando al aire; más de cien mil niños en las ikastolas; el euskera en la calle, con todos los honores, y hasta en la propaganda de Alianza Popular...?
Cuando se montó el liceo vasco, cuando se intentó lanzar la primera revista en euskera, etcétera, todo eso era reputado imposible y los posibilistas auguraban el fracaso a corto plazo. Algunos negaron su colaboración alegando que «no querÃan hacer de conejos de India».
No se piense que es solamente la muerte de un determinado hombre polÃtico la que ha hecho posibles estas y otras muchas cosas. Lo que verdaderamente las ha hecho posibles ha sido la acción de los imposibilistas, traducida en presión popular.
Una polÃtica desconcertada y desconcertante, cuyo mérito esencial ha sido su enorme energÃa.
Maquiavelo —el gran Maquiavelo— dijo que «los profetas armados triunfan y que los profetas desarmados son derrotados».
Como buen cristiano no-violento esta afirmación me pareció siempre una atrocidad y hoy sigue pareciéndomelo... pero no tanto. El mundo es más complicado de lo que nos imaginábamos los jóvenes cristianos del 34.
La experiencia del pueblo vasco es, por una parte, desoladora y, por otra, reconfortante. Nos sume en el pesimismo, al mismo tiempo que nos infunde una especie de nuevo optimismo.
Bien se merece un poco de paz este pueblo. Pero ¿la tendrá? ¿Podrá tenerla?
«Audaces Fortuna juvat».
(Esto, mejor decirlo en latÃn, para que se fastidien los cristianos post-conciliares).
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