Carlos Santamaría y su obra escrita
Satisfacción en el trabajo
El Diario Vasco, 1966-12-18
La satisfacción en el trabajo es un dato esencial en sociologÃa industrial.
En una sociedad bien organizada el trabajo no debe ser únicamente un medio de ganarse la vida, sino una actividad ennoblecedora de la persona humana. Debe ser la base universal de la promoción humana.
Ahora bien, aunque algo se ha avanzado en este sentido, parece que nuestras sociedades contemporáneas se encuentran aún muy lejos de esta meta. Para una buena parte de la humanidad el trabajo sigue siendo exclusivamente una pesada carga.
En sus primeros ensayos de sociologÃa, Marx puso en evidencia las condiciones siniestras del trabajo fabril dentro de la sociedad industrial de su época. Para él era un punto de partida real el hecho de que el obrero se sentÃa alienado por su trabajo. El «trabajo-mercancÃa» constituye, en efecto, una de las páginas más negras y lamentables en la historia de la degradación de la especie.
Es cierto que hoy las cosas han cambiado algo, pero cabe interrogarse sobre el cómo y el cuánto de este cambio. Las técnicas modernas de la organización tienden a «dorar la pÃldora» rodeando el trabajo de incentivos y alicientes de diversa especie, desde las «relaciones humanas» hasta el trabajo con música y otras condiciones estéticas más o menos refinadas. Pero todo esto puede resultar simplemente epidérmico si la actitud psicológica de los hombres en el trabajo no cambia sustancialmente.
Los resultados de los análisis sociológicos ponen de manifiesto el hecho de que la satisfacción o insatisfacción en el trabajo es algo eminentemente subjetivo. Tanto o más que las condiciones objetivas influye el clima social en que se vive y el mayor o menor sentido humano que se le da al trabajo. Hombres que desarrollan una actividad más penosa o más arriesgada, e incluso peor retribuida, se sienten mucho más felices que otros cuyas condiciones objetivas de trabajo son más favorables, pero esto no significa nada o casi nada.
La proporción de «insatisfechos» (totales) en el trabajo oscila de un 6 por 100 a un 30 por 100 según los paÃses, las situaciones y, sobre todo, la forma de llevarse a cabo las encuestas.
En España, según la reciente encuesta de Foessa, un 20 por ciento de los trabajadores se queja de que el trabajo es cansado y un 9 por 100 considera como un motivo de insatisfacción el hecho de que el salario es bajo. Sólo un 4 por 100 manifiesta que el trabajo no tiene interés, cifra baja que revela más bien cierto desconocimiento de lo que realmente es, o debe ser, el interés en el trabajo. El 1 por 100 hace consistir su disgusto en las malas relaciones humanas, es decir, las dificultades con los encargados o jefes, y un 8 por 100 en la falta de oportunidad para aprender cosas nuevas.
En cambio, un 24 por 100 muestra su satisfacción por la seguridad de tener empleo (lo que no deja de ser un extramotivo); un 9 por 100 se declara satisfecho de las relaciones humanas, y un 10 por 100 afirma que el trabajo les parece interesante. (Sólo un 3 por 100 entre los jornaleros del campo y, en cambio, un 18 por 100 entre los empleados no manuales).
«¿Los compañeros hacen más agradable el trabajo?». Contestan sà un 71 por 100 en la industria textil y un 46 por 100 en la quÃmica. «¿Los compañeros de trabajo son considerados como amigos y no como simples conocidos?». Un 55 por 100 responde afirmativamente a esta pregunta. Finalmente, a la pregunta genérica: «¿Se siente usted muy satisfecho o bastante satisfecho con su trabajo?», sólo responde afirmativamente un 41 por 100 de esta muestra.
Como verá el lector, el problema sociológico de la «satisfacción en el trabajo» presenta muchas facetas y su estudio práctico se halla aún en una fase inicial. Será muy importante cuanto se haga en este terreno.
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