Carlos Santamaría y su obra escrita
Cambio de aires
El Diario Vasco, 1966-03-06
«Al darme este cargo, Paulo VI ha querido demostrar, con hechos, que en adelante el Santo Oficio no será una congregación de «defensa», sino de «promoción» de la doctrina» —ha declarado el profesor Carlos Moeller, profesor de literatura moderna en Lovaina y nuevo subsecretario de la «Congregación de la Doctrina de la Fe», al periódico «Pueblo», de Madrid.
«Los encargados del Santo Oficio en su nueva fisonomÃa conciliar, más que policÃas de la ortodoxia, seremos «buscadores» y promotores de la verdad, se encuentre donde se encuentren» —ha añadido el canónigo Moeller.
Para los que conocÃamos a Moeller —un hombre abierto, comprensivo y «campechano», si los hay— el tono de esta declaración no tiene nada de sorprendente. Pero sà debe tenerlo, creo yo, para quienes habÃan supuesto que el Concilio no era sino «agua pasada»; una vez más, terminada la «agitación» de estos últimos años, las corrientes volverÃan rápidamente a su cauce, y los métodos y las influencias, a sus antiguas órbitas curialescas. Para los promotores, en fin, de la famosa frase simbólica: «No se asusten ustedes, que aquà no va a pasar nada».
Con razón ve el editorialista de «Ya», del dÃa 15 pasado, en este nombramiento, y en el de monseñor Garrone, arzobispo de Toulouse, un «cambio en profundidad». No es sólo un proceso de internacionalización. «El Papa no ha elegido a estas dos personas, un belga y un francés, exclusivamente por no ser italianos, sino por simbolizar un espÃritu y asegurar en el futuro la trayectoria que ya marcaron en el pasado. Paulo VI lleva a Roma a dos grandes sacerdotes, que creen en la juventud y en la intelectualidad. No puede menos de creerse en ellas si se piensa que ahà está el catolicismo de mañana».
Comparto enteramente, ¡cómo no!, estas manifestaciones de «Ya» y la fe que en ellas se expresa «en la juventud y en la intelectualidad», fe que es también la mÃa.
Me complace asimismo subrayar lo que Moeller ha declarado acerca de don Miguel de Unamuno, a quien —por qué no decirlo— cuento entre mis maestros, aunque en cuestiones de ortodoxia y heterodoxia mis ideas caminen muy apartadas de las suyas.
Sobre Unamuno, Moeller ha dicho algo que yo mismo habÃa también pensado y afirmado públicamente, hace algún tiempo, en una conferencia que tuve el honor de dar en el CÃrculo Cultural Guipuzcoano. Y es que la crisis religiosa de nuestro «hereje vizcaÃno» fue en gran parte debida al clima hermético —«jansenista» dirÃa mi amigo Arteche— que en materia religiosa envolvió desde niño a Miguel de Unamuno.
Es para mà evidente que un joven y profundamente inquieto en el terreno religioso, como lo era Unamuno, no podÃa menos de rebelarse contra aquella enorme opresión, contra aquella falsificación social del mensaje cristiano, que en su tiempo circulaba como buena moneda evangélica.
«Unamuno era profundamente religioso. Su drama interior se debió, en gran parte, al hecho de que vivió en unas circunstancias especiales. Hoy, después del Concilio, Unamuno hubiese sido distinto en algunos de sus ángulos negativos».
Esto ha declarado el profesor Moeller al periódico «Pueblo». Y su declaración tiene tanto mayor valor, cuanto que Moeller estudió detenidamente a Unamuno y consagró su atención a papeles espirituales todavÃa inéditos, según creo, de don Miguel.
De San Sebastián, a donde yo mismo le habÃa invitado a las «Conversaciones» —algún dÃa habrá también que exhumar los papeles de aquellas sesiones de grata memoria— se fue a Salamanca y allà pasó una temporada dedicado al estudio directo de la obra y de la personalidad de Unamuno.
Por eso, por tratarse de un buen conocedor de la figura de don Miguel, y, sobre todo, de un personaje actualmente «tres haut placé dans l'Église», mi satisfacción es aún mayor.
Empezamos ya a respirar mejor, eclesiásticamente hablando. Para los que verdaderamente amen a la Iglesia, este hecho no podrá menos de ser un motivo de alegrÃa interior y de esperanza.
Pero nuestra esperanza, no lo olvidemos, va siempre más allá, más lejos, pues, sin lo otro, lo de allende, esto de aquende no tendrÃa sino un interés episódico, como de simple comidilla terrenal.
El sistema de búsqueda busca una sucesión de letras dada (no funciona con lematizador y no realiza análisis lingüístico).
Busca las formas que comienzan con la sucesión de letras dada, y no contempla dicha búsqueda en interior de palabra (el resultado de la búsqueda barc será barca, barcos, Barcala, Barcelona, barcelonesa..., pero no embarcación, embarcarse...).
Se pueden buscar sucesiones de palabras (pacifismo cristiano, por ejemplo, o partido comunista francés).
Es posible especificar el corpus: solo en textos en castellano / solo en textos en euskera / en todos los idiomas (euskera, castellano y francés).