Carlos Santamaría y su obra escrita
Conferencia importante
El Diario Vasco, 1959-05-10
Pocas ideas han sido tan insistentemente afirmadas por los Padres de la Iglesia como la libertad del acto de fe. PodrÃamos citar aquà docenas de frases de aquellos, condenando el uso de la violencia como medio de expansión o de defensa de la creencia cristiana.
«Nada es más contrario a la religión que la violencia». «La verdad no debe ser predicada con las espadas y los dardos, ni con el poder de los soldados, sino por la persuasión y el consejo; lo propio de la religión no es constreñir, sino convencer». «Dios no quiere una confesión forzada; por la simplicidad se le debe buscar y por la rectitud de la voluntad se le debe retener». «Que os maltraten quienes no sepan con qué trabajo se halla la verdad, mas yo, que no he podido encontrarla sino después de haber sido sacudido fuertemente y por mucho tiempo, no puedo maltrataros». Asà hablaron San Justino, San Atanasio, San Hilario, San AgustÃn... y otros muchos cuyos textos, no menos expresivos que éstos, aportarÃamos si hiciese falta.
A tal extremo llevan los doctores católicos el respeto a la libertad personal de conciencia, que Santo Tomás, el gran maestro de la escolástica, llega a decir que si alguno estuviese persuadido, en conciencia, de que creer en Cristo es un mal, cometerÃa una falta creyendo en El.
El cardenal Lercaro, arzobispo de Bolonia, acaba de pronunciar una conferencia en la que ha llamado la atención sobre «la salvaguarda de la libertad del acto de fe» como «un bien positivo que la libertad religiosa puede promover».
Hasta ahora semejante argumento en favor de la tolerancia civil no habÃa sido empleado por ninguna autoridad católica de primer orden. Tal declaración formulada en estos momentos, en vÃsperas del Concilio, por un purpurado romano puede ser significativa y constituye un dato de bastante importancia para los que siguen de cerca este problema.
Sin comprometer en nada los principios dogmáticos, cabe hoy desarrollar un amplio espÃritu de comprensión y de tolerancia entre hombres de alma religiosa, el cual espÃritu se revela, cada dÃa más, como algo muy necesario en un mundo materialista como el actual.
En otros tiempos las polémicas entre maestros alcanzaban una virulencia terrible y, sin duda alguna, condenable. «El tratarse recÃprocamente de locos, asnos, ebrios, licenciosos, ministros de Satanás, demonios, incendiarios y otros excesos, era cosa común y corriente en las disputas religiosas. ¡Qué carácter tan personal y virulento no tuvo siempre la controversia entre católicos y protestantes, aunque fuesen hombres doctos y que pasasen por juiciosos y moderados!». Asà se expresa Menéndez Pelayo.
Esto ha pasado ya, felizmente. Hoy se impone un tono muy distinto. Los que de veras quieran hacer algo positivo en ese campo deberán escuchar el consejo de Balmes, no confiando tanto «en las medidas preventivas y represivas» como en el uso de «medios intelectuales y morales».
El sistema de búsqueda busca una sucesión de letras dada (no funciona con lematizador y no realiza análisis lingüístico).
Busca las formas que comienzan con la sucesión de letras dada, y no contempla dicha búsqueda en interior de palabra (el resultado de la búsqueda barc será barca, barcos, Barcala, Barcelona, barcelonesa..., pero no embarcación, embarcarse...).
Se pueden buscar sucesiones de palabras (pacifismo cristiano, por ejemplo, o partido comunista francés).
Es posible especificar el corpus: solo en textos en castellano / solo en textos en euskera / en todos los idiomas (euskera, castellano y francés).