Carlos Santamaría y su obra escrita
Dacha y Macha
El Diario Vasco, 1958-07-20
Dacha y Macha son dos hermanitas que van a cumplir pronto ocho años. Son muy alegres y sonrientes; estudian, cosen, pintan, tocan el piano, leen y juegan como otras niñas de su edad. Se quieren mucho, tienen los mismos gustos y nunca se separan. Tienen un aire muy simpático, unas inteligencias despiertas y unos rostros de verdad muy bonitos y graciosos.
Pero la Naturaleza, caprichosa y cruel, no les ha dado más que un solo cuerpo para la dos: un extraño doble cuerpo que han de compartir toda la vida. Dacha y Macha son lo que la TeratologÃa —la ciencia de los monstruos humanos— llama «psodimas», como lo fue el famoso niño doble que tocaba el violÃn en la corte de Jacobo IV de Escocia y que vivió hasta la edad de 28 años. Entre las dos hermanitas disponen de tres piernas, lo que no está mal del todo: una la mueve Dacha; otra Macha, y la tercera, Dacha y Macha indistintamente. Sus columnas vertebrales están separadas hasta el coxis y sus sistemas nerviosos son autónomos; sus sensibilidades están perfectamente separadas y una lÃnea mediatriz separa el campo sensorial de Dacha del de Macha.
En cambio, no disponen más que de un solo sistema circulatorio para las dos: la sangre pasa por todo el doble organismo y si Macha absorbe un poco de iodo radiactivo éste se hace presente diez minutos más tarde en las glándulas tiroides de Dacha.
Macha y Dacha tienen todo lo que necesitan; están perfectamente atendidas, al cuidado de un especialista ruso en TeratologÃa, el doctor Anokhine, que las acogió en su clÃnica desde muy pequeñas para observarlas y que luego las ha tomado tal afecto que viene a ser para ellas como un verdadero padre. Es la primera vez que un caso de estos va a poder ser estudiado a fondo y en todos sus aspectos.
Me gustarÃa saber lo que Dacha y Macha opinan acerca del mundo y de la vida, es decir, lo que piensan de ellas mismas y de las demás personas; la idea que se forman de la existencia, o más bien de su propia situación en la existencia.
La información de que dispongo no dice apenas nada acerca de esto: únicamente se nos indica que tienen plena conciencia de su estado, que lo ven con una serenidad completa y que van a estudiar la carrera de «biólogas» para poder experimentar el dÃa de mañana sobre su propio caso.
Con los medios de que hoy dispone la ciencia es posible que la vida de estas niñas pueda prolongarse tanto como la de cualquier persona normal. Uno no puede menos de compadecerles y desear para ellas toda clase de bienes. Al fin y al cabo, ¡cuántos Dachas-Machas andan por el mundo, obligados a vivir juntos aunque se odian, a depender entre sÃ, encerrados en el mismo cuerpo de una convivencia forzada!
Dacha y Macha se asemejan en algo al Este y al Oeste, destinados también a convivir en un mismo planeta en una forzada interdependencia. También ellos, quiéranlo o no, tienen un torrente circulatorio común y los venenos que uno ingiera repercutirán inevitablemente en las glándulas del otro.
Oriente Medio está en ascuas. No se llegará acaso a la guerra en gran escala, porque la potencia de los medios destructivos hace casi imposible una nueva guerra «a pleno rendimiento». Pero la lucha continuará en una u otra forma. Este mundo «Dacha-Macha» no tiene nada de encantador, no se parece en esto a las dos pequeñas rusas que pronto cumplirán sus ocho añitos.
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