Carlos Santamaría y su obra escrita
Contradicciones técnicas
El Diario Vasco, 1958-07-06
Una de las grandes preocupaciones de nuestro tiempo consiste en saber a dónde nos conducirá el desarrollo acelerado de las técnicas modernas en un porvenir próximo. La vida social, ¿se humanizará, o ira deshumanizándose cada vez más? ¿Se elevará el nivel medio de vida, o el mundo se verá conducido a una catástrofe económica? Las dos cosas son posibles y la historia del siglo XX nos muestra que las técnicas son armas ambivalentes que lo mismo pueden traernos bienes que males.
El hecho es que ellas invaden más y más la vida humana, pretendiendo regular nuestros gustos, nuestras necesidades, nuestras decisiones y nuestros actos más elementales, según criterios diversos y, a veces, contradictorios y que ello constituye, en cierto modo, un fenómeno irreversible.
El mal principal radica en que esas técnicas que tienen la pretensión de gobernar nuestras vidas, no son capaces de gobernarse a sà mismas. El «espÃritu técnico» se niega a aceptar ningún criterio que no nazca de sus propias entrañas y no quiere dejarse dominar por ninguna clase de ideas superiores.
Sin embargo, una larga cadena de decepciones produce hoy una profunda inquietud en el ánimo de los técnicos y de los tecnólogos, los cuales empiezan a plantearse ya el problema del valor y de las posibilidades auténticas de la técnica.
La noción clave del mundo técnico es la eficacia. Toda eficacia hace referencia a un objetivo. Lo que cuenta para una técnica no es que sea verdadera, sino que realice, efectivamente, el objetivo a que esta destinada.
Ahora bien, un objetivo técnico es necesariamente el resultado de una abstracción. Para las técnicas de la alimentación, por ejemplo, el hombre no es más que un aparato digestivo, que debe recibir cantidades determinadas de calorÃas, proteÃnas y vitaminas, en las condiciones más económicas y más regulares que se pueda. Para las técnicas del transporte, el hombre no es más que una masa mecánica que hay que trasportar en condiciones fÃsicas determinadas con un mÃnimo de gastos y en un mÃnimo de tiempo.
El hombre auténtico no aparece por ninguna parte en el universo técnico, ya que no puede ser definido con fórmulas técnicas. El concepto del hombre es meta-técnico, está indiscutiblemente más allá de la técnica.
Uno de los hechos más graves en este contexto es la diversificación e incluso la contradicción entre las decisiones técnicas: lo que es «bueno» desde el punto de vista de una técnica, resulta «malo» en la perspectiva de otra. Como cada técnica se preocupa sólo de optimizar determinados valores tÃpicos, no siempre fáciles de determinar, se produce una oposición entre las decisiones exigidas por las distintas técnicas.
El mundo técnico abandonado a sus contradicciones internas terminarÃa, pues, autodestruyéndose.
Cabe, sin embargo, que a partir de los mismos conceptos técnicos el hombre vaya siendo redescubierto como valor total. Al buscarse el equilibrio entre factores opuestos, las técnicas se verán obligadas a aceptar criterios más amplios y generales y, por decirlo asÃ, más humanos, lo cual constituirá ya una primera superación de la estricta mentalidad técnica. (Relaciones humanas. Ciencias del hombre. Humanización de los sistemas económicos, etcétera).
Cabe, pues, esperar que las técnicas acepten finalmente la tutela de ideas superiores, de ideas meta-técnicas, en una palabra, de ideas morales.
Es evidente que sólo de esta manera, sólo asÃ, podrán ser verdaderamente útiles y beneficiosas para la Humanidad.
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