Carlos Santamaría y su obra escrita
La virtud desplumada
El Diario Vasco, 1957-02-03
Algunos de mis lectores encuentran que los «Aspectos» no son siempre suficientemente claros. PreferirÃan un lenguaje más transparente en el que se llamase a las cosas por sus nombres, elogiándolas o condenándolas paladinamente, es decir, sin rodeos ni fraseologÃa ambigua.
Sin duda, todo escritor aspira o debe aspirar a la claridad y a la sencillez en la manifestación de su pensamiento.
La costumbre de rebozar las ideas con abundancia de palabras inútiles y rebuscadas debe ser considerada como un vicio literario reprensible. Hay que procurar la simplicidad en los conceptos y en la expresión de los mismos.
Pero esta simplicidad intelectual no es virtud fácil. La realidad tiene multitud de «aspectos» y para mostrarlos todos, sin postergar ninguno, harÃa falta hablar a un tiempo por varias bocas y escribir a la vez con varias manos.
El decir la verdad, o lo que se estima ser la verdad, es por eso más complicado de lo que se cree. Expresar una verdad completa suele ser en la práctica más dificultoso y arriesgado que decir una multitud de mentiras bien combinadas para darles una apariencia de verdad.
De aquà la necesidad del matiz, el paréntesis, el vocablo estratégicamente colocado, que el lector avisado debe saber recoger a tiempo para evitar que se le escape algún aspecto de la verdad.
Toda «verdad verdadera» tiene aspectos. La verdad sin aspectos, la verdad monda y lironda, es muchas veces como un ave desplumada, capaz sólo de alimentar estómagos utilitarios, pero ya no recrea ni forma el espÃritu.
Por eso, cuando se trata de presentar la verdad con su plumaje de aspectos, hay a veces que darle muchas vueltas a la expresión y ésta puede parecer rebuscada.
Y si esto ha de pensarse de las dificultades del lenguaje, ¿qué no habrá que decir de las dificultades sociológicas que la expresión de la verdad encuentra «hic et nunc»?
La tentación de recortar la verdad, de manifestar solamente la parte que halaga o la que cuela más fácilmente, es demasiado grande para el escritor, hombre habitualmente perezoso —como casi todos los hombres inteligentes— y rutinario, para el que, en la mayor parte de los casos, todo consiste en salir del paso como se pueda y sin complicaciones ulteriores.
El deber profesional debe consistir, a mi entender, en decir lo que se piensa, todo lo que se piensa y nada más que lo que se piensa, y en decirlo con claridad y sencillez, de modo que cualquiera pueda entenderlo.
Reconózcase, sin embargo, que nuestros tiempos no se prestan a estas heroicidades.
El sistema de búsqueda busca una sucesión de letras dada (no funciona con lematizador y no realiza análisis lingüístico).
Busca las formas que comienzan con la sucesión de letras dada, y no contempla dicha búsqueda en interior de palabra (el resultado de la búsqueda barc será barca, barcos, Barcala, Barcelona, barcelonesa..., pero no embarcación, embarcarse...).
Se pueden buscar sucesiones de palabras (pacifismo cristiano, por ejemplo, o partido comunista francés).
Es posible especificar el corpus: solo en textos en castellano / solo en textos en euskera / en todos los idiomas (euskera, castellano y francés).