Carlos Santamaría y su obra escrita

 

La red climatológica de Guipúzcoa

 

Munibe, 1 zk., 1949

 

      La importancia de los estudios climatológicos es cada vez más evidente y en todos los países va llegándose a una organización sistemática de este género de observaciones. Condicionadas por los factores meteorológicos aparecen diversas actividades del hombre, en su lucha para el aprovechamiento de los elementos naturales base de la economía. Citemos entre los más importantes la agricultura, la aeronáutica y la producción de energía eléctrica.

      Las observaciones térmicas y pluviotérmicas, así como las de humedad y evaporación son de una importancia fundamental para la agricultura. No se concibe una explotación racional agrícola que no vaya precedida del conocimiento exacto de las condiciones climáticas del país en que se trata de realizar. De la misma manera el establecimiento y explotación de aeropuertos exige, por su parte, el estudio de los vientos para conocer la frecuencia con que soplan de las distintas direcciones y la probabilidad de que sobrepasen a ciertos límites, fuera de los cuales la navegación aérea se hace imposible para ciertas naves, o ha de realizarse con determinadas precauciones. La frecuencia de nieblas, la relativa a la altura de las nubes y la de visibilidad tienen también gran trascendencia aeronáutica como se explicará el lector perfectamente. La actual penuria hidroeléctrica pone de relieve un tercer aspecto importante de la climatología, que es el que se refiere al conocimiento de la distribución de la lluvia por cuencas o zonas a fin de calcular la cantidad total de agua que, por término medio, se precipita sobre una región determinada y, utilizando los coeficientes de escorrentía, llegar a saber la cuantía de los aprovechamientos hidráulicos que puedan realizarse y buscar el máximo rendimiento.

      Evidentemente los estudios climatológicos exigen una gran constancia y continuidad, pues carecen de valor si no se extienden a largas series climatológicas de muchos años de duración. En climatología puede, pues, decirse que trabajamos para nuestros hijos. Ahora bien, en Guipúzcoa se ha comenzado ya esta labor y es menester intensificarla ahora y llegar a una organización completa y perfecta. Vienen realizándose trabajos de este género desde 1878, año en que fueron iniciados en el Real Seminario de Vergara. Pero hasta 1934 puede decirse que no se estableció un sistema de observaciones capaz de darnos una idea de la climatología de la Provincia.

      Actualmente el Observatorio de Igueldo, firmemente apoyado por el Servicio Meteorológico Nacional, que dirige un vasco ilustre, don Luis de Azcárraga y Pérez Caballero, ha llegado al establecimiento de una Red bastante completa de estaciones pluviométricas y dentro de poco tiempo se iniciará la publicación de los datos obtenidos a lo largo de varios años de observaciones, que sin duda ha de ser la contribución más importante hasta ahora realizada para el conocimiento de la climatología, tan accidentada como difícil, de nuestra Provincia.

      Funcionan actualmente con regularidad las estaciones de Andoain (Laborde), Oyarzun (Arditurri), Arlepo, Articutza, Beasáin (Compañía Auxiliar), Cegama (Papelera), Cerain, Elduayen, Guadalupe, Hernani (Cikuñaga), Legazpia (Patricio Echeverría), Irún, Loyola (Estación del Urola), Lasarte (Michelín), Mondragón (Cerrajera), Oltzaurte, San Sebastián (Igueldo), Salinas de Léniz, Villabona (Fraisoro), Villabona (Vivero). Además de estas estaciones se hallan unidas a nuestra Red las de Baracaldo (Altos Hornos), Bilbao y Marquina.

      El Observatorio dispone del material necesario para instalar todavía otras cincuenta estaciones. Podría llegarse en este caso a constituir una de las redes más densas del mundo, si no la más densa, y también una de las más interesantes, por la gran cantidad de accidentes orográficos que caracterizan el suelo de nuestra Provincia y que determina una variedad de climas insospechada para la mayor parte de los guipuzcoanos. Nuestra Red es ya la más densa de España, pero hace falta cuidarla, atenderla en todo y poner al servicio de la misma, observadores cuidadosos, que no será difícil encontrar entre los guipuzcoanos, tan amantes de la Naturaleza.

      Cuando la serie de las observaciones vaya prolongándose, será la ocasión de discutir con elementos de juicio esa supuesta variación de nuestro clima de que tanto se habla. Por el momento hay que pensar más bien en acumular pacientemente los datos que nos suministran nuestros amigos los observadores de Guipúzcoa.

      La finalidad de esta nota es interesar a los miembros de la Sociedad Aranzadi hacia esta clase de trabajos. El Observatorio está dispuesto a facilitar los estudios de cuantos sientan inclinación hacia la Climatología, dando las instrucciones necesarias, instalando estaciones pluviométricas, donde haya observadores que puedan hacerse cargo de ellas y atenderlas debidamente (lo cual no requiere grandes esfuerzos, ni mucho menos. y orientando a quienes quieran realizar estudios de mayor envergadura[1].

 

 

[Notas]

 

[1] Los miembros de la Sociedad interesados en este asunto pueden dirigirse por carta al autor de este artículo, quien tendrá mucho gusto en corresponderles.

 

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