En verano del año pasado, dedicamos un número de la newsletter a comentar el tipo de trabajos de transferencia de conocimiento que realizan desde la Facultad de Bellas Artes. En este número, centramos nuestra atención en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV/EHU, con sede en Donostia-San Sebastián.
La arquitectura es un campo con un enorme y, sobre todo, muy evidente impacto sobre la sociedad. La Escuela alberga un Departamento de Arquitectura con cerca de un centenar de docentes e investigadores, así como secciones de los departamentos de física aplicada, matemáticas y lengua. Los proyectos de transferencia de conocimiento que realizan son muy variados, pero destacan cuatro ámbitos de trabajo en el momento actual: eficiencia energética, patrimonio, nuevas tecnologías y estructuras de madera.
Los edificios son responsables de aproximadamente el 40% del gasto energético y el 36% de las emisiones de CO2. La Unión Europea está desarrollando normativa dirigida a mejorar la eficiencia de su parque de edificios y progresivamente obligará a realizar reformas para que los edificios tengan consumo “casi cero”, empezando por las administraciones públicas pero tarde o temprano nos afectará también al resto de ciudadanos. Por ello, la eficiencia energética es un ámbito de gran interés para la arquitectura en el momento actual.
Un proyecto que se ha realizado desde la escuela en este sentido es el desarrollo de un protocolo para diagnosticar el consumo energético de un edificio en tiempo real a través de una aplicación de smartphone. Gracias a este sistema se puede cuantificar como cambia el consumo energético a medida que se realizan las reformas pertinentes, como pueda ser el aislamiento de las fachadas o el cambio de las ventanas, así como determinar cual es el coste óptimo de la intervención. El proyecto se ha realizado para el Gobierno Vasco, que se verá obligado a realizar reformas en numerosos edificios de titularidad pública por la normativa europea que entrará en vigor dentro de pocos años.
“Creamos el modelo 3D virtual del edificio y después introducimos la información proveniente de los sensores para mostrar el consumo y confort de los usuarios a tiempo real. Es una maravilla”, nos contaba Santiago Sánchez Beitia, miembro departamento de Física Aplicada e investigador principal de un proyecto en el que han participado más de una docena de profesores de la escuela.
Por supuesto, existen otros muchos tipos de intervenciones en este ámbito que se podrían realizar como contratos de transferencia de conocimiento, incluyendo la más simple de todas que sería la certificación energética de edificios. No obstante, cuando una empresa, institución o particular acude a la universidad en busca de conocimiento experto normalmente el proyecto es más complicado que una certificación energética estándar, ya que para realizar una de estas no falta oferta en el mercado.
Otra gran área de trabajo en el campo de la arquitectura tiene que ver con la identificación, catalogación y puesta en valor del patrimonio arquitectónico. Diversos agentes de nuestra sociedad, normalmente de naturaleza pública, se acercan a la universidad en busca de conocimiento experto que les ayude a distinguir qué construcciones tienen valor patrimonial y cómo se pueden poner en valor.
Se pueden mencionar muchos ejemplos en el ámbito del patrimonio, ya que es un área con mucho desarrollo. Santiago Sánchez Beitia lideró un proyecto para realizar un catálogo de faros con valor patrimonial de España. “De los 190 que hay en funcionamiento, para mí unos 130 tienen valor patrimonial”, nos contaba Santiago. Los faros son edificios que continúan teniendo un uso para la navegación pero que cada día son más automatizados y las residencias anexas de los fareros están en desuso, lo que en algunos casos lleva al deterioro del edificio. “Un faro es una auténtica fábrica de señalización y como tal debe ser considerado como un elemento del Patrimonio Industrial”, nos explicaba Santiago.
>Lauren Etxepare y Maialen Sagarna, del Departamento de Arquitectura, lideraron otro proyecto en 2011 para evaluar y catalogar los distintos molinos y ferrerías del valle de Urola para la Fundación ZAIN. “El interés del proyecto no estaba sólo en la catalogación de lo que había sino en desarrollar un método para hacerlo que siguiera unos criterios objetivos para clasificar y determinar el valor patrimonial de las construcciones,” explicaba Lauren.
Además de estos proyectos ya realizados, actualmente los profesores del Máster Universitario en Rehabilitación, Restauración y Gestión Integral del Patrimonio Construido y de las Construcciones Existentes participan de un convenio con la Diputación de Gipuzkoa para analizar, identificar, recuperar y “musealizar” todos los elementos patrimoniales, tanto arquitectónicos como urbanísticos, de la Bahía de Pasaia. El entorno de la Bahía ha sufrido procesos de industrialización y desindustrialización que en muchos caso han llevado que varias zonas se degraden. La Diputación tiene interés en recuperarlas y ha encargado este informe con recomendaciones concretas de actuación. Los profesores del máster, incluyendo profesores de la École Nationale Supérieure d'Architecture de Montpellier, llevan ya un año de trabajo y esperan completar los trabajos del convenio este año.
“Uno de los ejes,” nos contaba Santiago Sanchez Beitia, “es la identificación de los elementos con valor patrimonial, no sólo lo medieval, sino también hay ejemplos de arquitectura interesantísima del siglo XIX y XX. Muchos pabellones industriales o edificaciones para trabajadores que se realizaron en aquella época tienen un valor tremendo.”
Este ámbito de trabajo incluye la visualización y representación de elementos arquitectónicos mediante representaciones virtuales o mediante la creación de maquetas (lo que a veces incluye impresión 3D a partir de representaciones virtuales). La Escuela dispone de un FabLab adaptado para todo tipo de sistemas de fabricación digitales y que es parte de la red FabLab.
Las nuevas tecnologías son un ámbito más cercano a la expresión gráfica que a la construcción, pero que en algunos casos ambos ámbitos se entremezclan. Este es el caso, por ejemplo, de la tecnología BIM (Building Information Modelling), que permite modelar edificios incluyendo información geométrica, geográfica, relaciones espaciales y propiedades de sus componentes. Esta tecnología se ha utilizado en varios de los proyectos mencionados en este artículo y las directivas europeas presionan para esta sea la tecnología que se utilice en todas las obras públicas y sustituya a los planos que pasaban de mano en mano, ya que permite centralizar la información constructiva en un solo fichero (.ifc) sobre el que pueden trabajar las distintas partes implicadas.
En España, por decisión del Ministerio de Fomento, a partir del 17 de diciembre de 2018 el uso de la metodología BIM será obligatorio para licitaciones públicas de edificación y a partir de finales de 2019 afectará también a licitaciones públicas de infraestructuras. Esto va a suponer numerosos cambios, tanto para las empresas del sector como para la propia administración. Iñigo León Cascante, profesor del Departamento de Arquitectura y miembro de la Comisión BIM Euskadi, y un grupo de otros 6 arquitectos (cinco de ellos profesores de la escuela) están desarrollando un proyecto de transferencia para el IVAP que analiza las necesidades de la administración vasca en relación a esta nueva tecnología.
“Hemos identificado 229 puestos de trabajo con necesidades de formación en BIM, diferenciadas en 4 perfiles profesionales y 3 niveles de profundidad de la formación. Y eso tan sólo en el Gobierno Vasco,” nos comentaba Íñigo, “a eso que habría que añadirle otros puestos en ayuntamientos, empresas públicas y demás. Cuando inicias un proyecto como este te das cuenta de que no es tan fácil delimitar lo que es la administración pública en sentido amplio.” El trabajo incluye, además de las recomendaciones de formación, una estrategia de implantación para la tecnología que se inspira en las que ya se han puesto en marcha en países como Reino Unido o Irlanda. “Quizá una de las acciones más urgentes es poner un marcha un observatorio que identifique todos los edificios que se van a construir a partir de diciembre de 2018”.
Existe un material de construcción milagroso que está dando que hablar entre los arquitectos. Solo que no es un material nuevo, aunque muchas de las técnicas industriales que se utilizan con él en la actualidad si lo son. Estamos hablando de la madera, un viejo conocido que aporta numerosas soluciones a los problemas del siglo XXI.
Uno de sus principales valores es la sostenibilidad: mientras que producir una tonelada de cemento emitirá una tonelada de CO2 a la atmosfera, producir una tonelada de madera permite retirar dos toneladas de CO2 de la misma. Los árboles son un material de construcción renovable que a la vez permite reducir los niveles de contaminación atmosférica. No obstante, las ventajas prácticas de la construcción con madera tampoco son pocas. La construcción es más rápida, es un material más amable y agradable para el ser humano, las fallas estructurales se pueden detectar con mayor facilidad que en el hormigón y, en caso de que te lo estuvieras preguntando, no es un material más peligroso en caso de incendio, ya que con altas temperaturas el hormigón tiende a estallar y el acero se comba, mientras que la madera de ingeniería se carboniza y el fuego tarda un tiempo en consumirla.
La UPV/EHU forma parte desde el inicio de una iniciativa del Gobierno Vasco denominada Basotek, un proyecto que pretende apoyar la estructuración de la cadena de valor de la madera en la CAV. Recientemente la UPV/EHU ha firmado un convenio de transferencia conectado a esta iniciativa y en el que participan varios grupos de la UPV/EHU relacionados con el sector de la madera, entre ellos ESMAARQ (Estructuras de Madera en Arquitectura), que tiene como investigador principal a Santiago Sánchez Beitia. “En este grupo de investigación trabajamos en la rehabilitación, desarrollo de nuevas formas arquitectónicas a través del FabLab y en las edificaciones de nueva planta,” nos contaba Santiago. “Se trata de impulsar el empleo de la madera en todos los ámbitos, pero en lo que a nosotros nos compete, en el mundo de la construcción. Tenemos la absoluta convicción de que a medio plazo, será habitual la edificación convencional de viviendas con estructura y envolvente de madera y sus derivados. Serán construcciones con consumo de energía nulo y sostenibles desde todo punto de vista.”
En conjunto, podemos ver muy diferentes proyectos de transferencia de conocimiento desde la escuela de arquitectura hacia la sociedad. Para los profesores que participan en ellas son un acicate para estar en continua renovación. “Los proyectos de transferencia son excusas perfectas para renovar nuestros conocimientos y incorporar nuevas ideas,” nos contaba desde su experiencia Lauren Etxepare, “y además da gusto ver cuando nuestras ideas no se quedan en el tintero, sino que se llevan a la realidad”.
Este tipo de proyectos tiene un importante efecto sobre la sociedad, que a menudo es evidente y visible para el profesor implicado. Esto puede ser su propia recompensa. No obstante, Iñigo León lamentaba que: “en nuestro proyecto participamos 6 profesores jóvenes con distintos niveles de inestabilidad laboral. Tenemos mucha presión para realizar publicaciones en revistas indexadas por JCR y SCOPUS. Cuando participamos en proyectos de transferencia vemos que estamos realizando una labor importante, afrontando un reto social de adaptación a nuevas tecnologías que además luego está relacionado con nuestra docencia, pero por otra parte siempre nos queda la duda de si no deberíamos dedicar ese tiempo a publicar. Creo que va por el buen camino el cambio que hemos visto en la última convocatoria con el sexenio de transferencia, aunque todavía es pronto para saber si su aplicación efectiva impactará también en los procesos de acreditación de PDI. De momento, necesitas tener ya un sexenio convencional de investigación para poder pedir uno de transferencia, pero es un aliciente ver que al menos este ámbito va alcanzando mayor reconocimiento.”
Los cambios en el sexenio de transferencia han dado mucho que hablar recientemente, tanto por los problemas informáticos de la convocatoria como porque hacen más atractiva la transferencia para los investigadores. Cuando se publiquen los resultados de esta primera evaluación, dedicaremos un número de esta newsletter a analizarlos.
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