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El último informe de Unicef sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la adolescencia deja unos datos que sus propios redactores califican de «preocupantes». ... La inmensa mayoría tiene móvil a partir de los 11 años, y uno de cada tres estudiantes de ESO ya realiza un 'uso excesivo', que podría derivar en problemas de adición. La responsable del grupo de investigación EU Kids Online de la UPV/EHU es miembro del consejo asesor que ha elaborado este estudio y comparte los riesgos a los que se enfrentan las nuevas generaciones «nativas digitales». Aunque, al mismo tiempo, cree que no hay que exagerarlos sino «afrontarlos» para lograr que internet no se vea como un peligro sino como «lo que en realidad es, una gran oportunidad en el desarrollo personal de la juventud».
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- Coincidirá en que algunas conclusiones del informe asustan: uno de cada cinco adolescentes vascos utiliza el móvil todas las noches hasta muy tarde, uno de cada tres admite haber entrado a páginas para adultos...
- Hay que ser realistas pero también relativizar. Es cierto que, sobre todo desde los 13 años, todos tienen su 'smartphone' que les permite conectarse dónde y cuándo quieren. Y su uso supone una mayor exposición a riesgos, pero también más potencial de desarrollar sus competencias. Y no hay que olvidar que para ellos el móvil es un elemento de sociabilidad muy valioso a la hora de relacionarse con sus amigos. Por lo tanto, no se trata de restringir y ya está. La mejor forma de afrontar esos riesgos es... afrontándolos. No podemos intentar protegerlos de todo porque eso exigiría tener a los adolescentes totalmente controlados, y esa estrategia no funciona.
- ¿Y cómo podemos ayudarles?
- Hay que intentar acompañarlos en ese uso de las tecnologías, aconsejarles para que lo hagan de la forma más segura y responsable posible. Hacerles saber que podemos ayudarles en lo que necesiten, pero es algo que debemos dejarles afrontarlo por ellos mismos.
- Muchos no dejan a sus padres ni acercarse a sus cosas...
- Cuando necesitan ayuda suelen acudir primero a sus amigos. Sus padres y madres pueden ser una segunda opción, pero muchos no lo hacen por miedo a que les cortemos la conexión a internet, o que les prohibamos usarla.
- Entonces, ¿no debemos poner límites a los hijos?
- Por supuesto que sí. Es muy importante la supervisión parental, que los adultos consigamos acompañarles en ese uso, e imponerles unas reglas. Claro que sí. Algunas básicas, como que el móvil no debe quedarse en el dormitorio por la noche, que no se puede usar mientras comemos. Incluso prohibirlo en algunos momentos puede ser positivo, por ejemplo, cuando estudian.
- Ya, pero cuando te enteras de que hay chavales que están enganchados más de 30 horas a la semana...
- Eso es mucho, pero no la regla general. Aunque tampoco hay un tiempo cerrado. Es muy relativo. Lo importante es que los chavales cumplan correctamente con sus obligaciones, con las tareas escolares, con las deportivas, con las familiares... Luego, si usan el móvil buena parte de su tiempo libre, que los apuran bien, tampoco debe asustarnos. Yo tengo un hijo que lo usa más de lo que me gustaría, pero bueno... Otra cosa es cuando un padre alerta de que su hijo hace los deberes a toda velocidad para engancharse a internet...
- ¿Y qué me dice del aumento de casos de ciberacoso a través del móvil y las redes sociales?
- La realidad es preocupante, pero todo hay que matizarlo un poco. Porque la prevalencia del ciberacoso es mucho menor a la del presencial. Siempre. Lo tenemos comprobado. Pero es que, además, ambos casos están muy relacionados. El ciberacoso se da sobre todo entre cercanos. Lo que pasa es que los matones acosan en el patio del colegio o el instituto y al acabar las clases lo siguen haciendo.
- ¿Y la sextorsión o el chantaje sexual a través de internet?
- Es otra realidad, afortunadamente poco frecuente. Pero lo que deja claro es que muchos de estos riesgos ocurren porque un joven se expone mucho en las redes. Tenemos que ser capaz de darles unas pautas, orientarles, enseñarles a gestionar su privacidad. Publican cualquier cosa, cualquier foto, cualquier comentario. Si los padres no les dejamos ir por la calle contando su vida y regalando fotos a desconocidos, ¡tampoco debemos permitirles que lo hagan 'online'!
- ¿Estamos siendo los progenitores demasiado tolerantes?
- Hay de todo, pero si es verdad que hay mucha gente bastante permisiva, que debería implicarse más, estar más con sus hijos.
- Muchos se confiesan desbordados por las tecnologías y aseguran no saber gestionarlas.
- Más razón para acercarse a los hijos, interesarse por lo que hacen y aprender de ellos. Incluso a algunos padres habría que educarles primero para que puedan educar a los adolescentes. Y para eso deberían poder acceder a recursos municipales o a centros escolares. Me consta que en estos últimos ya se empiezan a dar charlas sobre pantallas. Hay que implicarse y formarse.
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