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Una tesis de la UPV/EHU analiza el paisaje y la arquitectura a partir de la casa Upper Lawn

Imanol Esperesate realiza una lectura fenoménica de la arquitectura en su investigación, en colaboración con la escultura

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 13/09/2022

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El investigador, Imanol Esperesate Azpiazu, se ha acercado en su tesis al cuerpo y a la vivencia de la arquitectura y el paisaje | Foto: Mitxi. UPV/EHU

En 1959, tras la Segunda Guerra Mundial, los arquitectos ingleses Alison y Peter Smithson construyeron la casa Upper Lawn (1959-62-82) para pasar los fines de semana y las vacaciones, en el paisaje de Fonthill, en la comarca de Wiltshire que acoge las ideas del jardín paisajista. Allí dieron comienzo al idilio pintoresco de la segunda mitad del siglo XX, tras la pista del paisaje y la huella de la vida monástica que llevó William Beckford, escritor, político, crítico de arte y terrateniente de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX. La casa está cerca de la abadía neogótica de Fonhill Abbey (1796-1818-25), construida por Beckford. Apoyada en la cima del muro dentado de mampostería, la nueva casa sustituyó a una granja, la mitad en el lawn (comedero o zaguán en el pasado, campo para los Smithson) y la otra mitad en el solar adoquinado; conservaron las dos ventanas del muro de la planta baja de la finca y, al desplazarla ligeramente hacia el oeste, no incluyeron la que hemos llamado «ventana perdida». En el solar había un pozo, muestra de lo que había sido entonces una granja.

Imanol Esperesate Azpiazu, en su tesis titulada ‘Paisaian barrena, egotetik izatera: Upper Lawn eta aurrearkitektura’, inicia su investigación desde la casa Upper Lawn, para adentrarse en un paisaje percibido como un telón de fondo en la arquitectura y encontrarse con una prearquitectura que, en torno a los fondos, rincones y subsuelos de la arquitectura, revisa las características que damos por desconocidas y se anticipa a la arquitectura. El trabajo ha sido realizado bajo la dirección de Xabier Laka Antxustegi, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, y Marte Mujika Urteaga, profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura.

"El primero de los objetivos principales de la tesis ha sido adentrarse en el paisaje, lograr el consenso entre estar en el paisaje y ser paisaje, y reconsiderar las características que se dan por conocidas en la arquitectura, a partir de la casa Upper Lawn de Alison y Peter Smithson; el segundo, en colaboración con la escultura, ha consistido en realizar una lectura fenoménica de la arquitectura de cara a la creación, la investigación y la enseñanza, y proponer un acercamiento y una mirada transversales. Entre los objetivos complementarios, se encuentra el de esparcir los fondos, rincones y subsuelos del paisaje y la arquitectura de los Smithson; considerar el paisaje, el urbanismo y la experiencia arquitectónica y las vivencias como instrumentos de investigación; situar la arquitectura dentro de la integridad de la vida y escuchar al afable cuerpo de habitante del arquitecto", dice el doctor Imanol Esperesate.

Los Smithson han sido sus compañeros de viaje desde sus tiempos de estudiante de arquitectura. "Los conocimos a través de dos escuelas: la Escuela Secundaria de Hunstanton, construida en plena posguerra y la que fue su primer edificio, y la Escuela de Arquitectura y de Ingeniería de la Construcción de la Universidad de Bath en los años 80, respectivamente. Como el alumno de la primera escuela es más sencillo, decimos que el paisaje se interioriza fácilmente a través de grandes vidrieras; en la segunda, al ser más adulto, tiene que acercarse a las ventanas para situar el paisaje. A finales de los años 40, los Smithson se trasladaron desde el norte de Inglaterra a Londres. Allí se unieron a los artistas Nigel Henderson y Eduardo Paolozzi, y formaron parte de Independent Group, un grupo joven, diverso y flexible que mezclaba el arte con la vida y que quería mantener el lenguaje moderno, pero al mismo tiempo cuestionaba el objeto moderno que se mira a sí mismo. Aceptaban la prosperidad, pero también ponían freno al abuso de las tendencias de progreso y consumo. En ese frenazo, abrazaron el brutalismo que supera el formalismo de la arquitectura moderna tardía, asegura la habitabilidad básica y satisface el ser del cuerpo habitante. En el seno de ese brutalismo, junto con la Escuela de Hunstanton, hemos estudiado las variantes «construir como se ha mostrado», «mostrar como se ha construido» y la noción de «aceptar la imperfección»".

Upper Lawn aterriza en el paisaje de Fonthill en su tesis

En el Máster de Investigación y Creatividad en la Facultad de Bellas Artes, Imanol Esperesate presentó el trabajo de fin de máster que partía de Upper Lawn en el Máster de Investigación y Creatividad: fue el primer contacto con la escultura; de escuchar a nuestro interior y realizarlo. “Entonces, sirviéndonos de la «ventana perdida», del pozo que había en el terreno y de elementos tan concretos como la piedra que toman del entorno y posan en el pórtico, arrancamos la Upper Lawn del paisaje de Fonthill y la trasladamos a un paisaje abstracto; y descubrimos el carácter constante del paisaje que se extiende entre el horizonte y el suelo, y la necesidad de ubicarlo en él. Upper Lawn aterriza en el paisaje de Fonthill en su tesis. Upper Lawn es un tramo entre dos extensiones, entre la parcela y la totalidad del terreno más grande: se sitúa en el paisaje, y sitúa al paisaje. Los Smithson califican el edificio que se levanta en el solar rodeado por cuatro muros como «parte de un enclave», y utilizan la noción de «terreno de propiedad» para situarlo en el territorio donde la «parte de un enclave» es mayor. Los Smithson tomaron la base de la bóveda de las ruinas de la Abadía de Fonthill, construida por William Beckford y derrumbada nada más construirla. La bautizaron «piedra de Fonthill», la posaron en el lawn de la parcela y la llevaron de vuelta con ellos a Londres, al cabo de 20 años, al abandonar la casa.

Asimismo, en palabras de Imanol Esperesate, “el proyecto de tesis ha sido un acercamiento y un encuentro constantes, tal vez guiado por la misma metodología: la obra de escritura entretejida por fotografías, dibujos e imágenes ha sido una importante fuente de anotaciones, que ha participado y ha contribuido a la investigación más que en la expresión: en ella se intercalan pasajes reflexivos y discursivos con descripciones precisas y literales de detalles plásticos concretos; en aras a la profundidad y extensión, el cuidadoso estudio de determinadas obras de lectura y conferencias ha ido madurando el trabajo de escritura y contribuyendo a situar los detalles plásticos concretos en el seno de una totalidad más abstracta. El paisaje es la parte y la totalidad, el intercambio, el ir y venir y el despegue y el aterrizaje: material y abstracto; la parte es cercana, presente, elaborada, trabajada; y la totalidad, la diferenciación, la visión superior, la mirada exterior, la contemplación, lo extraño; la abstracción de la noción del paisaje se debe al desgarro producido en la tierra. Hay que distanciarse para acercarse, y separarse para aterrizar”.

De la arquitectura a la escultura y de la escultura a la arquitectura

Además, el investigador se ha acercado en su tesis al cuerpo y a la vivencia de la arquitectura y el paisaje, “eso sí, sin volver la espalda a la geometría de las cosas, de los objetos, es decir, al espacio geométrico que rigen los ejes de coordenadas. Ante la superioridad absoluta del segundo, hemos atendido al cuerpo espacio y al cuerpo fenoménico, nos hemos inclinado a su favor: lo hemos medido poniendo el cuerpo. El espacio geométrico está directamente relacionado con el sustantivo, y el cuerpo fenoménico, con el verbo”. Es consciente de la responsabilidad de la práctica cotidiana del arquitecto, y de la actividad de todo creador, investigador y profesor, “pero tal y como se ha mencionado en los objetivos complementarios y en la comprensión de la arquitectura más allá de la profesión, la enmarcamos en la integridad de la vida: creemos que ahí estaría el consenso entre estar y ser. Situado en lo que rodea al estar (en el paisaje), se limita a ubicarlo, y el ser desafía a este a unirse. El primero está en el espacio y en el tiempo; el segundo vive el lugar y el momento”. Ambos son necesarios para el investigador.

De hecho, Imanol Esperesate se ha acercado al arte desde la escultura; desde la arquitectura a la escultura; y desde la escultura a la arquitectura. “Por medio de la aproximación y el rodeo, hemos revisado el objeto y lo hemos relacionado con el telón de fondo: trasera, bajo, alto y esquinas, un objeto que no tiene alzados principales (todos son dignos); que tiene forma pero no cae en el formalismo; que adelanta el telón de fondo y que el telón de fondo retrasa; que hace sitio y partícipe de manera bruta y acogedora. Los Smithson aprendieron de los Henderson a «ver vivo lo inerte» y a «tomar conciencia de la calle», a nivel de calle, de lo que estaba pasando allí. Hemos aprendido o reaprendido a trabajar utilizando el cuerpo, en el alzado (y en la sección). Las nociones de «mancha» y «luz» lo demuestran: lo que percibimos de lejos en la mancha, a medida que nos acercamos, se va aclarando junto con la bruma, afilando los perfiles a la mancha y aflorando la textura a la pintura”.

El investigador también afirma que la tesis ha sido un intento de escuchar al cuerpo habitante del arquitecto, “un intento de mezclar la arquitectura con la vida más allá de la profesión y de vivir entre estar y ser”.