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Cristina Penas Lago
Las mujeres científicas no son ejemplos lejanos, sino parte de la vida cotidiana
Doctora en Investigación Biomédica
- Cathedra
Fecha de primera publicación: 19/02/2025
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Este artículo se encuentra publicado originalmente en The Conversation.
“¿Os comeríais una pastilla de caca?”. Esa es la pregunta que Celia Morales, una de nuestras investigadoras voluntarias, lanza a un grupo de niñas y niños en la ‘Semana de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación’ de la Universidad del País Vasco. Hay risas nerviosas, caras de asco y manos alzadas. Pero Celia sigue con su explicación. En pocos minutos, esas pequeñas mentes pasan de la sorpresa a la fascinación.
Con un cómic sobre el tema en la mano, les cuenta cómo se pueden extraer bacterias beneficiosas de las heces de personas sanas, encapsularlas y usarlas como tratamiento. Ese método ayuda a pacientes con infecciones graves por ‘Clostridium difficile’, una bacteria que daña el intestino. Así, el equilibrio de su microbiota puede recuperarse sin necesidad de trasplantes invasivos.
En ese momento, sin darse cuenta, los niños y niñas ven algo poco habitual: una mujer joven, científica y apasionada, explicando su trabajo, de manera sencilla y cercana, incluso, divertida. Ese es el tipo de referente que iniciativas como ‘#SheMentoring: investigadoras que podrías cruzarte por la calle’ busca visibilizar. Queremos que la ciencia sea accesible y que sus protagonistas sean mujeres con las que cualquiera pueda identificarse.
Mujeres jóvenes haciendo ciencia
La ciencia y la tecnología han sido clave para el progreso de la humanidad. Sin embargo, siguen considerándose campos dominados por hombres. A lo largo de la historia, las mujeres han sido excluidas de esos espacios. Aun hoy, su presencia en puestos de liderazgo es escasa y pocos premios científicos reconocen su trabajo.
Ese vacío de referentes femeninos alimenta la idea de que las mujeres no están a la altura de los logros científicos. Como resultado, muchas jóvenes con talento no consideran la ciencia como una opción para su futuro.
Por eso, ‘#SheMentoring’ tiene un propósito claro: derribar barreras y mostrar que la ciencia también está hecha por mujeres comunes. Una de las claves de esa iniciativa es que prioriza perfiles jóvenes, demostrando que no hace falta ser una figura legendaria como Marie Skłodowska-Curie para dedicarse a la ciencia. Basta con tener pasión, curiosidad y ganas de aportar.
Cuando la inspiración se convierte en acción
Cada año, se lanza una convocatoria para que investigadoras de la Universidad del País Vasco y otros centros compartan su trabajo. Primero, a través de redes sociales, con fotos y descripciones sencillas de sus investigaciones. Después, en un stand presencial durante la Semana de la Ciencia o la Noche Europea de las investigadoras y los investigadores. Allí charlan con colegios, familias y personas curiosas que quieren saber más sobre la ciencia y sus salidas profesionales.
El impacto es real. Una chica que estuvo en el stand un año vuelve al siguiente, ya graduada, buscando orientación para elegir un máster. Un chico de un grupo de diversificación que pensaba que “no tenía cabeza para la ciencia” se va con la idea de que, tal vez, su camino empiece en una formación profesional y continúe hasta donde él quiera. Niñas pequeñas que, al ver unos pendientes impresos en 3D por una artista e investigadora de la edición anterior, preguntan emocionadas si “va a volver para saber qué ha hecho ahora”.
Tejiendo redes
Pero esa iniciativa no solo acerca la ciencia a la sociedad, también teje redes de apoyo entre investigadoras. Por ejemplo, una alumna de doctorado que sufría acoso por parte de su director de tesis, vio en la convocatoria una oportunidad para conectar con una compañera comprometida con la igualdad. Se animó a escribir buscando orientación y encontró un espacio seguro donde contar su situación. Gracias a esa conexión, recibió el apoyo necesario, accedió a los recursos del área de Igualdad y pudo terminar su trabajo en un entorno más saludable. Ese tipo de impacto, aunque menos visible, es igual de crucial: ‘#SheMentoring’ no solo inspira, también acompaña.
A lo largo de sus cuatro ediciones, esta campaña ha reunido a más de 120 investigadoras, ha conectado con cientos de niñas y jóvenes y ha acercado la ciencia a la calle de una manera distinta.
Su valor no está solo en visibilizar el trabajo de las mujeres en STEAM, sino en ofrecer modelos accesibles, en los que cualquier persona pueda verse reflejada. Porque no se trata solo de inspirar a niñas a ser científicas; también se trata de cambiar la forma en que la sociedad en su conjunto percibe la ciencia y a quienes la hacen.
Si una niña ve a una química, ingeniera, bióloga o matemática que se parece a ella, su imaginario se expande. Si un joven con dudas sobre su futuro recibe una conversación cercana y honesta sobre opciones académicas, su camino puede cambiar.
Esas conexiones generan nuevos referentes, impulsan vocaciones y ayudan a derribar estereotipos. Porque visibilizar es el primer paso para transformar, y la ciencia necesita todas las mentes posibles, sin barreras ni límites.