Con motivo de la reciente IV. Feria de voluntariado celebrada en la Universidad aprovechamos para analizar con representantes de la Bolunta, asociación Aspanovas y dirección de Sostenibilidad la situación del voluntariado en Euskadi y su percepción por parte de la juventud.
Notable en solidaridad
Analizamos la relación entre la juventud y voluntariado de nuestro tiempo
- Reportajes
Fecha de primera publicación: 25/09/2019
(Abre una nueva ventana)El movimiento estudiantil “Fridays for future” llena las calles denunciando la situación de emergencia climática, mientras sus representantes acuden a la ONU para reclamar a las autoridades un compromiso con el medioambiente. Por otro lado, cada agresión sexista es respondida por una juventud consciente de la necesidad de que el pensamiento feminista empape la cotidianeidad… Estamos asistiendo a un cambio.
Son movimientos en auge a los que se han sumado en masa las nuevas generaciones y que invitan a pensar en un cambio de ciclo. Así lo ve Leire Ortiz de Zarate, coordinadora de la Agencia para el voluntariado de Bizkaia, Bolunta, que asegura que “en los últimos años los y las jóvenes se han levantado y revelado ante la lacra social de la violencia machista y la destrucción del planeta”. En su opinión, “este aumento de la participación en dichos ámbitos, se verá reflejado en los siguientes estudios que hagamos sobre la situación del voluntariado”.
Que la juventud vasca está comprometida es un hecho: ”El voluntariado vasco sigue siendo mayoritariamente joven”, apunta Leire Ortiz de Zarate; “aunque –añade- cada vez hay más personas que cuando terminan su etapa laboral se animan a seguir activas colaborando como voluntarios y voluntarias. Este hecho hace que el promedio de edad del voluntariado vaya siendo mayor”.
El compromiso de la juventud vasca se confirma tanto en los informes de la Universidad, como en los elaborados por el Gobierno Vasco: Sólo en la UPV/EHU cada año se contabilizan más de 18.000 horas de voluntariado y participación social, llevado a cabo por el alumnado de grado.
Esto es, más de 1.400 estudiantes han cubierto más de 100.000 horas en labores de voluntariado desde 2012, año en que se puso en marcha el programa de reconocimiento de créditos optativos para actividades solidarias y de cooperación.
1.400 estudiantes han cubierto más de 100.000 horas en labores de voluntariado desde 2012
Una cifra que, en realidad, es superior, porque, como apunta la directora de Sostenibilidad de la UPV/EHU, Estíbaliz Saez de Camara Oleaga, “nos consta que son muchos los alumnos y alumnas que colaboran pero que no solicitan la convalidación de créditos y, por lo tanto, no los tenemos monitorizados, como tampoco tenemos datos relativos al alumnado de posgrado y al personal (PDI y PAS).”
Y es que, a pesar de la visión que se pudiera tener sobre las ONG como organismos profesionalizados, “el voluntariado es el motor de las organizaciones”, advierte la coordinadora de Bolunta.
Incluso –añade Ortiz de Zarate- “en las organizaciones donde también hay personal contratado, son conscientes del papel protagonista que ha de tener el voluntariado en su estructura, para lo cual integran en toda su dimensión organizativa la cultura de voluntariado por la que cada organización apuesta”.
Un análisis que corrobora Ainhoa Fernández, coordinadora de Aspanovas, dedicada a la atención a familias con hijos e hijas con cáncer. Para ella, “el voluntariado es el motor de la organización. Sin la implicación del voluntariado, Aspanovas no existiría”, asegura.
Voluntariado: el concepto ha cambiado
Según Leire Ortiz de Zarate, el concepto de voluntariado ha cambiado en los últimos tiempos. “No hace tanto tiempo el voluntariado aún se vinculaba mayoritariamente a la asistencia de colectivos en situación de exclusión social. Hablar de voluntariado –aclara- era hablar de comedores sociales, acompañamiento a personas mayores, a personas con discapacidad… Su origen fue de carácter religioso y este hecho ha marcado lo que socialmente hemos venido entendiendo por voluntariado”.
Una idea que evolucionado con los años, gracias a la labor de estas organizaciones que han conseguido transmitir que tanto voluntariado, como militancia o colaboración,… son todo parte de la participación social, cuyo objetivo es sensibilizar y movilizar a la ciudadanía para contribuir a conseguir una sociedad mejor para todas las personas.
De hecho, en la actualidad la UPV/EHU colabora con más de 300 entidades, entre las cuales la comunidad universitaria puede elegir, si lo desea, para desarrollar tareas de voluntariado. Estas organizaciones son de carácter “ambiental, social, cultural, deportivo, socio-sanitario, ocio y tiempo libre, de emergencias, etc.”, indica la directora de Sostenibilidad de la Universidad.
En la actualidad la UPV/EHU colabora con más de 300 entidades, entre las cuales la comunidad universitaria puede elegir, si lo desea, para desarrollar tareas de voluntariado.
Compromiso efímero
A pesar de la valoración positiva que tienen quienes participan en estas actividades, en la actualidad el voluntariado padece de cierta volatilidad en la juventud. Esto puede ser debido, como explica la coordinadora de Bolunta, a que “los modelos de participación actuales tienen mucho que ver con el modelo de sociedad que vivimos: una sociedad que se mueve a un ritmo vertiginoso, insaciable, ocupada, preocupada, pero poco dispuesta al compromiso, consumista...”.
En su opinión, “esto se refleja en los problemas de rotación de las juntas directivas de las organizaciones; en la menor permanencia del voluntariado en sus entidades; en el auge del voluntariado puntual; etc.”
“Antaño –recuerda Leire Ortiz de Zarate- el voluntario o voluntaria que entraba en una organización dedicaba su vida entera a colaborar en ella. Pero eran otros tiempos y se vivía de otra forma, había también otras necesidades”.
A su entender “eso ha obligado a las organizaciones a ir ajustando permanentemente sus estructuras y modelos de participación a las tendencias de cada momento”.
“Actualmente nos encontramos con personas voluntarias que pueden colaborar en más de una organización; que colaboran de forma puntual cuando las entidades les reclaman; o que se plantean el voluntariado como una actividad ya no individual, sino grupal o familiar…”, explica la represente de Bolunta.
Al parecer, esta es una tendencia que sufren la mayoría de organizaciones. Como afirma Ainhoa Fernández, de Aspanovas, las personas que mantienen compromisos de larga duración, suelen ser “voluntarias que tienen una estabilidad profesional y familiar”, mientras que otro tipo de voluntariado no puede permitírselo por falta de esa estabilidad. “Los cambios que viven a nivel de estudios y de trabajo suelen ser fundamentales en su participación”, en su opinión.
La UPV/EHU trata de fomentar esta participación a través de diferentes herramientas como el reconocimiento de créditos optativos, las Ferias de voluntariado, que organiza con las agencias de voluntariado (Bolunta, Gizalde y Batekin); proyectos de colaboración con la Coordinadora de ONGD de Euskadi, otros programas propios; escaparates de voluntariado que se celebran en los centros,…
Como novedad, explica Saenz de Camara, la UPV/EHU “está promoviendo ‘gu geu bolondresa’, una modalidad de voluntariado innovadora, donde el alumnado, además del compromiso social, desarrolla otras muchas competencias transversales como son la autonomía, la comunicación, innovación y emprendimiento, trabajo en equipo, etc. Además, es el propio alumnado quien diseña, desarrolla y evalúa su actividad voluntaria”., añade.
Leire Ortiz de Zarate concluye que “el éxito está en el equilibrio: tan importante es que las organizaciones se adapten a las nuevas formas de participación y ofrezcan oportunidades que las posibiliten; como que las personas nos concienciemos de que la acción voluntaria requiere tiempo, dedicación y compromiso”. El reto está echado.