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Marta Macho-Stadler

Comunicar la ciencia con perspectiva de género: un decálogo de buenas prácticas

Profesora del Departamento de Matemáticas

  • Cathedra

Fecha de primera publicación: 28/06/2023

Este artículo se encuentra publicado originalmente en The Conversation.

¿Cómo implantar y mejorar la perspectiva de género en el entorno de la comunicación de la ciencia? La Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU organizó este año la jornada Género y Comunicación de la Ciencia para reflexionar sobre el tema con diferentes enfoques.

Como la exsecretaria de Investigación Carmen Vela recordó durante la inauguración, la ausencia de datos puede ser un problema para hablar de esos temas. Insistió en que la utilización de “datos consistentes contrastados es lo mejor para construir sobre evidencias porque en este tema, como en otros muchos, a veces construimos sobre percepciones”. Informes como ETAN, WIR y She Figures, así como la creación de la asociación AMIT, la Unidad de Mujeres y Ciencia y el establecimiento de las unidades de igualdad en organismos públicos y privados, pretenden paliar esa carencia de información.

Para responder a la pregunta inicial podemos centrarnos en tres aspectos: las referencias, las narrativas y la diversidad.

La importancia de las referencias

Cintia Refojo, responsable de la Unidad para el Avance de la Comunicación Científica de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), reflexionó sobre el tipo de referentes que son efectivos como modelos de conducta para el alumnado.

Diferentes estudios señalan que esos referentes deben ser competentes y exitosos (aptitudes necesarias para inspirar), pero sin ser excepcionales (porque pueden dejar de ser motivadores). Es decir, deben mostrar un éxito alcanzable.

Deben poseer, además, una similitud demográfica (como el género) y una similitud psicológica (para romper estereotipos, por ejemplo, hablar del esfuerzo frente a la brillantez).

En sus propias palabras:
“Los referentes son importantísimos. Es una cuestión de justicia social reconocer el trabajo que hacen las mujeres; […] tiene impactos muy positivos para reducir estereotipos y para motivar al alumnado”.

Refojo habló, entre otros asuntos, del peligro del “enfoque de heroína”, perspectiva que describe a aquellas mujeres que, de manera individual, consiguen vencer las dificultades hasta conseguir llegar a lo más alto, olvidando la lucha colectiva y los problemas estructurales.

Sílvia Simon, directora de la Càtedra de Cultura Científica y Comunicació Digital de la Universitat de Girona, habló del conocimiento y los datos abiertos que permiten constatar la falta de presencia de mujeres en ciertos entornos.

Aludió también a la escasez de biografías de mujeres en la enciclopedia de contenido libre Wikipedia. Explicó que, aunque no cualquiera puede aparecer en ese inmenso diccionario (los perfiles deben cumplir ciertas normas de ‘relevancia’), sí puede aparecer en la base de datos previa, la Wikidata, plataforma que proporciona una fuente común de datos que cualquier persona puede utilizar bajo una licencia de dominio público.

Por ello su mensaje final fue: “Vamos a pedir acción para rellenar la Wikidata, la Wikipedia”.

La importancia del lenguaje

En su conferencia, Lorena Pérez, investigadora de la Universidad de La Rioja y consultora lingüística, habló sobre el lenguaje como mecanismo de comunicación y cognición. A través de diferentes ejemplos mostró que, a veces de manera muy sutil, el lenguaje consigue invisibilizar a las mujeres.

Finalizó su conferencia afirmando:
“Acabo con esta frase de Wittgenstein: ‘Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mente’. Y yo añadiría una coletilla: son también los límites muchas veces de nuestra capacidad de acción y de nuestra capacidad de movilizar a los demás hacia esta acción”.

La experta en medios de comunicación María Martín insistió en su intervención en que no es lo mismo el lenguaje no sexista, que el lenguaje inclusivo o que la comunicación no sexista e inclusiva. El lenguaje sexista invisibiliza a las mujeres, el lenguaje no inclusivo (que puede ser no sexista) discrimina a otros colectivos y, aunque se hable con un lenguaje no sexista e inclusivo, la comunicación puede ser sexista y discriminatoria.

Finalizó su ponencia hablando del peligro del “comodín del neutro”, porque en ausencia de referentes, siempre pensamos en masculino.

Insistió en que el lenguaje es la base de todo, pero el lenguaje no lo soluciona todo. “Cuando aprendemos la discriminación lingüística no tenemos aún la capacidad de razonar, y otras discriminaciones que se van sumando ya tienen ahí ese campo abonado para asumir la discriminación como natural”, subrayó Martín.

La periodista Ángela Saini comentó en su ponencia que “para cambiar las mentes, las narrativas son tan importantes como los hechos”. Aunque no está disponible la grabación de su conferencia, esta entrevista profundiza en alguna de las claves de su intervención.

La importancia de la diversidad

Inmaculada de Melo-Martín, especialista en bioética e historia de la ciencia, comentó en su intervención que los sesgos de género están todavía hoy en día muy presentes en el mundo de la Academia, y afectan tanto a las prácticas docentes como a las investigadoras.

Se refirió, además, a los beneficios de la diversidad en la ciencia: de tipo ético (como distribuir de una manera más justa los bienes producidos por la actividad científica o cuestionar suposiciones que oprimen a un colectivo), de tipo social y de tipo epistémico (se logra una mayor objetividad social, no individual: qué preguntas se plantean, qué se acepta como evidencia, qué se considera como un riesgo, etc.).

Insistió en que hacer hincapié en los números no va a resolver el problema de la falta de diversidad en la ciencia. Se necesitan cambios estructurales, como variaciones en las estrategias en la educación científica, cambios en la evaluación profesional, etc. Destacó también que “una ciencia responsable exige comunidades científicas diversas”.

En su intervención, la socióloga Capitolina Díaz insistió en ese aspecto añadiendo, además, la perspectiva de género como agente esencial. “La sociedad necesita mujeres y hombres que investiguen bajo una dimensión de género y, si no, hacemos una ciencia trucada”, dijo.

Decálogo para una comunicación de la ciencia con perspectiva de género

Tras la jornada se elaboró un decálogo dirigido a todas las personas que se dedican de alguna manera a la comunicación de la ciencia. Este intenta aportar estrategias para conseguir una mejor comunicación científica, con perspectiva de género, que ayude en la redacción de los contenidos y contribuya al aumento de la presencia de las mujeres en los medios de comunicación.

Un resumen de los diez puntos:

  1. Practique la comunicación responsable.
  2. Sea consciente de que una investigación puede haberse realizado sin perspectiva de género y que, por tanto, los resultados pueden no ser generalizables.
  3. Marque criterios claros a la hora de seleccionar fuentes: acuda a la fuente original, busque mujeres interlocutoras como expertas y priorice los méritos antes que el cargo.
  4. Trate a las investigadoras con normalidad, igual que a un investigador varón.
  5. Evite el uso de metáforas limitantes. Utilice expresiones que inviten a la acción.
  6. Identifique a la investigadora con nombre completo y apellidos, puesto e institución.
  7. Cree protagonistas creíbles e imitables.
  8. Emplee un lenguaje no sexista, inclusivo y no discriminatorio.
  9. Use imágenes acordes al contenido, evitando aquellas en las que la presencia de la científica sea un mero ‘florerismo’.
  10. Al finalizar su trabajo, compruebe y reflexione: ¿habría tratado a un científico varón como ha tratado a las científicas implicadas? Si la respuesta es negativa o duda, relea el decálogo.

Estas palabras de la periodista Pilar Kaltzadadurante su intervención animan, sin duda, a aplicar este decálogo en nuestro día a día: “Estamos fuera de juego, pero estamos jugando”.

The Conversation