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Una tesis estudia cómo combatir el edadismo en el alumnado de Enfermería

Batirtze San Martín analiza la efectividad de una asignatura del grado en la reducción de los estereotipos negativos y prejuicios hacia las personas mayores

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 03/05/2023

De izquierda a derecha: Marta Sastre, Endika Ezquerra, Ana Belén Fraile, Batirtze San Martín y Koldo Berganzo, estudiantes y profesoras de Enfermería | Foto: Ibai Biritxinaga. Oficina de Comunicación. UPV/EHU

- Me duele mucho esta pierna. <br> - Claro, hombre, a su edad es normal… <br> - Mi madre está triste. <br> - Es lógico, no tendrá ánimo y con lo mayor que es… <br> <br> Dirigirnos a una persona mayor en un tono más alto y más lento sin necesidad; infantilizarles, infravalorarles (“a tu edad ya no puedes hacer esto”), mantener un actitud paternalista, hablarles como si cantáramos,… ¿Quién no lo ha escuchado o actuado así? Bien, sepa usted que está siendo testigo de una actitud “edadista” o tal vez, la está practicando. Es más habitual de lo que creemos, también en el personal sanitario.

En muchas ocasiones, achacamos a la edad dolencias que, en realidad, no son debidas a los años, sino a otras causas. Son nuestros prejuicios hacia las personas mayores los que nos llevan a conclusiones erróneas y a que interactuemos con ellas de manera indebida. “En los casos de gestión de la salud, esta actitud puede suponer serias consecuencias como infradiagnósticos e infratratamientos, explica la profesora de Enfermería, Ana Belén Fraile, y que acabemos no diagnosticando, por ejemplo, un tumor o una depresión, por no hacer las pruebas debidas. Nos parece especialmente importante que el alumnado de ciencias de la salud, en concreto el de Enfermería, sea consciente de ello, porque son quienes están en contacto continuo con pacientes, muchos de ellos personas mayores. Si tenemos estereotipos y prejuicios ‘edadistas’, corremos el riesgo de que nuestros comportamientos también lo sean”, advierte Fraile.

El segundo curso de Enfermería incluye la asignatura ‘Ciclo vital II’; en ella el alumnado estudia la geriatría y gerontología, así como las características específicas de este colectivo. También en este curso se combinan clases con prácticas en centros sociosanitarios, donde se encuentran personas de edad avanzada. “Tratamos de concienciar a nuestro alumnado de cómo, sin pensarlo, muchas veces podemos caer en actitudes negativas hacia las personas mayores, lo que dificulta el ejercicio de una enfermería eficaz, y lo más importante: aprender a evitarlo”, explica Fraile.

La profesora de Enfermería, Batirtze San Martín, investiga cómo incide la asignatura de ‘Ciclo vital II’ y las prácticas clínicas en el alumnado y si la carga de estereotipos y prejuicios que presentan tras haberla estudiado ha mejorado, empeorado o se mantiene indiferente. Una investigación que será la base de su tesis y que está siendo dirigida por la profesora Ana Belén Fraile.

Para realizar la investigación seleccionó dos grupos de estudio: el primero, compuesto por 113 estudiantes de Enfermería, que cursaron la asignatura ‘Ciclo Vital II’ y realizaron prácticas en centros sociosanitarios, y un segundo grupo, con 109 estudiantes del grado de Medicina, que no estudió esa materia, ni otra similar, ni realizaron prácticas clínicas. Si bien al comienzo de las pruebas los miembros de los dos grupos participantes presentaban un nivel similar de estereotipos negativos y prejuicios, al finalizar el curso, en el grupo de estudio de Enfermería se constató una gran reducción de sus estereotipos negativos y prejuicios hacia las personas mayores, mientras que en el alumnado de Medicina no se observó variación significativa.

Una actitud con mucha 'tradición'

“Esto no es nuevo, el edadismo ha existido desde siempre – recuerda San Martín, lo hemos heredado y lo inculcamos a nuestras hijas e hijos sin darnos cuenta: cuando hablamos de sus amamas y aitites, por ejemplo, y les identificamos como personas frágiles y les asociamos cierta falta de autonomía”. “Además, explica Fraile, tanto la generación que pasó la posguerra, como la de los inicios del ‘Baby boom’, son personas que han sufrido unas condiciones de vida muy duras, están acostumbradas a la austeridad y, en asuntos de salud, aceptaban sin cuestionar lo que les dijera el médico. Hasta tal punto, que las hijas e hijos llegaban a decidir si sus mayores debían ser informados sobre las enfermedades que tenían. En lo referente al aspecto de los cuidados, han sido educados en el esfuerzo y sacrificio y aguantan, muchas veces sin quejarse, les trates lo que les trates. Eso ya no ocurre con las generaciones posteriores, conocedoras de sus derechos y su autonomía”, explican ambas investigadoras.

En la asignatura ‘Ciclo vital II’ se habla mucho de los cambios físicos y cognitivos que se producen en las personas mayores, así como de su deterioro con el paso de los años; “les explicamos que ese proceso de envejecimiento es muy heterogéneo”, explica San Martín. Además, la asignatura cuenta con un ‘traje de envejecimiento’, con el que el alumnado puede sentir en primera persona las dificultades que puede padecer una persona mayor en cuanto a movilidad, vista, audición... “Ello les hace ponerse en la piel de sus pacientes de las residencias y hospitales, asegura Fraile. Son distintas dinámicas con las que se buscar aumentar su empatía y actuar en consecuencia cuando están con pacientes que presentan dificultades”, añade San Martín.

Una experiencia muy enriquecedora

Marta Sastre, Endika Ezquerra, Koldo Berganzo y Patricia Revilla son estudiantes de segundo curso de Enfermería, están finalizando la asignatura ‘Ciclo Vital II’ y ya han realizado las prácticas con personas mayores en centros sociosanitarios. Los cuatro coinciden: “ha sido una experiencia muy enriquecedora”.

Berganzo recuerda que le sorprendió encontrarse “con una persona de 87 años para arriba, que tiene una memoria prodigiosa, mejor que la de una persona de 25”, y asegura que “tendrá sus limitaciones, pero ¡ya me podría ayudar con los exámenes de Farmacología, porque controlaba todas las pastillas!”, bromea.

Revilla, por su parte, explica que “en el curso nos han ayudado a ver que, al igual que tenemos ‘micromachismos’, también tenemos ‘microedadismos’. Había oído hablar de ello, como los chistes en que te comparas con gente mayor, -‘mira a la abuela bicicleta’ o ‘estás mayor, no te enteras’-, pero también lo practicamos cuando hablamos de una persona joven, que sufre y afirmamos: ‘qué sabrá éste de la vida, porque solo tiene quince años’. Hay que tener cuidado de cómo hablamos y cómo nos dirigimos a los demás”.

Ezquerra afirma que “iba a la residencia con unas ideas preconcebidas, pensando que me encontraría con personas mayores y muy dependientes, pero luego me di cuenta de que hay gente con una mente tal que ya me gustaría estar así con esa edad”.

“Al final, la sociedad te inculca unos estereotipos de las personas mayores: que no oyen, que no ven bien, que van a estar todos encamados… explica Marta Sastre; sin embargo, cuando llegas ves que no tiene que ver con lo que pensabas”.

¿Ayudan estas prácticas a fomentar la empatía con las y los pacientes mayores? Ezquerra cree que sí: “se supone que tenemos más empatía con las personas de nuestra edad, pero yo no lo creo, te puedes sentir empático con gente de mucha más edad. Los años no son una barrera que impida serlo, -asegura- debería ser un rasgo que tengan todas las personas y a todas las edades, sobre todo en residencias y hospitalización”, donde encuentras situaciones muy dolorosas. “Sí, añade Revilla, por eso en clase nos remarcan que debemos practicar una Enfermería terapéutica, sin quitar importancia a lo que las y los pacientes sienten, cuando lloran, etc. Las personas mayores lo valoran muchísimo”.

Batirtze ha comenzado con la segunda fase de su tesis y ya está elaborando su segundo artículo sobre el alumnado y el edadismo. Aunque todavía no ha finalizado, ya avanza alguno de los resultados del mismo: “las y los estudiantes que solo han tenido contacto con personas mayores a través del trabajo o del voluntariado, y no contacto familiar, muestran una mayor propensión a tener estereotipos negativos y prejuicios ‘edadistas’. Ya el Informe mundial sobre el edadismo de las Naciones Unidas y la OMS deja patente que no es una cuestión solo del personal sanitario, sino que es una asignatura pendiente a la que debemos hacer frente todas las organizaciones y personas.