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PRESIDENTA DE LA DESIGN RESEARCH SOCIETY (DRS) Y PROFESORA DE LA UNIVERSIDAD DE LANCASTER

Rachel Cooper: «Un buen diseño tiene que ser responsable»

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 15/09/2022

Rachel Cooper, profesora de Gestión y Política de Diseño en la Universidad de Lancaster, en Bilbao | Foto: UPV/EHU

Research Society (DRS) y profesora distinguida de Gestión y Política de Diseño en la Universidad de Lancaster (Reino Unido). La DRS es la sociedad académica multidisciplinar más antigua de Europa dedicada al estudio y la investigación del proceso de diseño en sus múltiples ámbitos. La profesora Cooper cuenta con numerosas publicaciones sobre el pensamiento, la gestión y la política del diseño, y sobre el diseño para el bienestar y socialmente responsable, incluyendo los libros Designing Sustainable Cities y The Handbook of Wellbeing and the Environment. Estuvo en Bilbao en la conferencia bienal de la DRS, DRS2022, organizada por la Escuela de Arquitectura de la UPV/EHU y el Ayuntamiento de Bilbao, en la que se ha establecido el panorama académico y de investigación para los próximos años en el campo de la investigación del diseño.

¿Cómo entiende usted el diseño?

El diseño está en todas partes. No nos damos cuenta, pero cada lugar en el que vivimos, allá donde nos sentamos, cada tren en el que subimos, los coches en los que nos sentamos, todos han sido diseñados. El diseño es la creación del mundo material e inmaterial. Y, por supuesto, influye en nuestras vidas. Lo que me interesa es saber cómo influye en nuestra salud y bienestar. Una cantidad enorme de personas en todo el mundo no vive en casas o lugares seguros. El entorno construido influye en nuestra salud y bienestar, y en la del planeta. Así que la relación entre el diseño del mundo material y nosotros como humanos no tiene límites. Nos afecta psicológica y físicamente, en todo lo que hacemos.

De hecho, su investigación abarca el pensamiento, la gestión y la política del diseño, así como el diseño para el bienestar y el diseño socialmente responsable. ¿Cuál es el motivo que le lleva a investigar en diseño?

Como diseñadora, reconozco que tengo una influencia en el mundo, pero no creo que los clientes ni el resto de personas entiendan hasta qué punto el diseño influye en el mundo. Cuando hablamos de la gestión del diseño, de la política del diseño, lo que realmente me interesa es la manera en que tomamos decisiones sobre diseño. Así que me interesa cómo toma decisiones sobre diseño un arquitecto o un diseñador de productos. Pero también me interesa cómo toma sus decisiones sobre diseño la clientela, porque, al final, ya seas arquitecta, como si eres diseñadora de productos o diseñadora de moda, tus clientes y los consumidores también toman sus decisiones de diseño. Y siempre me ha interesado cómo ambas partes toman sus decisiones de diseño, y cómo estas se conjugan e influyen en nuestras vidas.

«Ni los clientes ni el resto de personas entienden hasta qué punto el diseño influye en el mundo»

¿Qué hace que un diseño sea bueno?

Creo que eso dependerá de las personas a las que va dirigido el diseño. Para una empresa un buen diseño será uno que se venda o un edificio que funcione para el cometido para el que se diseñó. Pero un buen diseño en el futuro y un buen diseño ahora es aquel que empieza considerando todas las cuestiones sociales, medioambientales, económicas y de gobernanza. Un buen diseño tiene que englobar algo más que ser aceptable para la clientela, tiene que ir más allá del diseño centrado en el ser humano y tener en cuenta todas las consideraciones planetarias. Un buen diseño tiene que ser responsable.

El diseño no es interpretado de la misma manera en todo el mundo, ni a lo largo del tiempo. ¿Cómo han evolucionado los procesos que dan lugar a los distintos diseños?

A lo largo del tiempo han surgido procesos que han dado lugar al diseño. En EE. UU. y Europa, el diseño como disciplina en sí comenzó a principios del siglo XX. La Oficina de Patentes de EE. UU. reconoció el término de diseño industrial a principios del siglo XX y, durante ese periodo, vimos cómo se legitimaba el diseño industrial. Y entonces asistimos a una fragmentación en la disciplina del diseño, que ha dado lugar al diseño gráfico, al diseño de producto, de moda, de interiores y al diseño textil, así como a una inmensa gama de otras disciplinas de diseño.

A lo largo del siglo XX, diría que el diseño ha ido a menudo en pos del dinero. Por ejemplo, en la década de los 80, para la industria y especialmente para el marketing, el consumidor se convirtió en el gran protagonista, y contemplamos la aparición del marketing de servicios. En el hemisferio norte, al menos, ese fue el paradigma predominante. Los y las profesionales del diseño pensamos que también podíamos entrar en este ámbito de los servicios, que podíamos hacer un diseño intangible, por lo que podríamos desarrollar el concepto de diseño de servicios. Desde la década de 1980, hemos sido testigos de un enorme crecimiento en el diseño de servicios. Y ahora, en Europa, están incrementando las políticas en torno a la innovación social, y sobre los retos de la sociedad. ¿Qué ocurre? Que hay financiación; el interés es mayor. Entonces, ¿hacia dónde se dirige el diseño? Hacia la innovación social; podemos diseñar, podemos trabajar en torno a la innovación social. Así que se mueve, diría yo, al son del dinero y hasta cierto punto al son de su conciencia social.

«Un buen diseño ahora es el que empieza considerando todas las cuestiones sociales, medioambientales, económicas y de gobernanza»

En lo que respecta a la dirección actual a la que se dirige el diseño, estoy interesada en algunos de los modelos económicos alternativos. Una economista del Reino Unido llamada Kate Raworth habla de la Economía del Donuts, la cual garantiza que nadie se quede sin lo esencial de la vida, que la humanidad proteja el planeta y sus sistemas de subsistencia. La economista Mariana Mazzucato, por su parte, habla del valor de todo, y sugiere que hasta ahora la industria generalmente ha extraído valor y no lo crea. Cuando alguien fabrica un coche, no está creando valor, está extrayendo valor de los empleados, está extrayendo valor de la tierra. ¿Cómo cambiamos la forma de pensar económicamente? Ahí es donde tiene que dirigirse el diseño, a ayudar a repensar y rediseñar los sistemas económicos y trabajar en ello.

¿Qué tienen en común los diseños realizados desde una perspectiva social, de sostenibilidad o de género?

Todos tienen en común el deseo de ser responsables, el deseo de considerar también a la ética, no solo a los humanos, sino a la relación entre nosotros y el resto y el planeta. Todos tienen el deseo de ser reflexivos y cuidadosos. Y tengo que decir que los y las profesionales del diseño no siempre lo han sido. El problema con el diseño es que todos los diseñadores han pensado que son geniales, que están creando este mundo material y que están haciendo todas estas cosas maravillosas. Y dado que yo trabajo en el ámbito de la salud, considero que hemos creado muchas cosas que han perjudicado nuestra salud a largo plazo.

¿Cómo influirá el diseño en las ciudades del futuro?

Vamos a presentar un informe de la Comisión para la Creación de Ciudades Saludables en el Parlamento, que trata de cómo crear mejores lugares para que viva la gente. Cómo mejorar el entorno construido, la vivienda, el transporte, la alimentación y todos los servicios. Se trata de un enfoque sistémico completo, en el que se consideran los sistemas, los productos y los lugares. El objetivo es ayudar a que se comience a reflexionar en el ámbito político y de toma de decisiones en torno a los medios de que se disponen para garantizar que los promotores, diseñadores y planificadores construyen mejores lugares. Acabo de volver de Los Ángeles, donde todavía hay ocho carriles de coches en la autopista, ningún sistema de transporte, muy pocos espacios verdes... He llegado a Bilbao, y es como un planeta diferente.

«El diseño debe ayudar a repensar y rediseñar los sistemas económicos»

¿Cómo ve al País Vasco en el ámbito del diseño, y cómo puede influir este Congreso DRS2022 en él?

Bilbao es un muy buen ejemplo de ciudad bien diseñada. La gente que vive aquí puede tener otras opiniones, pero, a nivel comparativo, es un excelente ejemplo de transitabilidad, sociabilidad, arquitectura, diseño, el sistema de tranvías, el transporte, los árboles, el medio ambiente. Así que realmente contáis con una ciudad estética, que además está bien diseñada y es funcional. En mi opinión, el futuro está en construir sobre esa base y asegurarse de que se extienda a otras partes de la ciudad.

Los asistentes a este congreso ven en esta ciudad ejemplos de cómo la consideración y el cuidado del modo de vida de las personas se ejemplifica en el diseño de Bilbao.

Creo que mucha gente se ha dado cuenta de que las grandes ciudades deben dividirse en una especie de pequeños distritos, en lugares de propio derecho. Y dentro de los distritos hay que ofrecer las citadas zonas verdes, la transitabilidad, la estética, esa calidad de vida. Podríamos tomar Bilbao y decir: he aquí una espacie de plano de diseño. ¿Cómo podemos utilizar algunos de estos principios en otros lugares? Creo que esto cristaliza a Bilbao en el mundo del diseño durante mucho tiempo.

¿Cree que ha habido algún punto de inflexión en esta Conferencia DRS2022?

La investigación en diseño se está volviendo más política (con ‘p’ minúscula). Un reconocimiento de que los y las profesionales del diseño no pueden limitarse a venir a una conferencia y relacionarse entre sí. Tienen que relacionarse con el mundo exterior, con otras disciplinas y profesionales, así como con el público en general, con responsables y agentes políticos para resolver los complejos retos actuales. En este congreso del DRS se habla mucho más de cómo podemos comunicar el valor de la investigación en diseño en la esfera pública y política. Creo que hay mucha más gente joven intentando trabajar en eso y ser más activistas. Creo que el activismo del diseño sigue adelante.