Un amigo decía de Luis Badosa Conill, catedrático de la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU y pintor, que "hablaba castellano, contaba en catalán y pensaba como vasco". Las cenizas de Luis Badosa, fallecido el pasado 18 de mayo, reposarán entre su pueblo natal, Sant Joan Les Fonts (Gerona), y algún lugar de la tierra vasca, aún no concretado.
En recuerdo de Luis Badosa Conill
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Fecha de primera publicación: 28/05/2015
En ese pueblo cercano a Olot nació Luis Badosa en 1944. Realizó estudios de Magisterio en Gerona y, después, de Bellas Artes en Barcelona. En 1970, se trasladó al País Vasco, participando en la creación de la Escuela Superior de Bellas Artes, futura Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU. Dedicó su buen talante, su trabajo de organizador, su sentido común, y mucho tiempo, cariño y esfuerzo, al desarrollo de ese nuevo centro.
Decía que, cuando se instaló en Bilbao (en una casa del barrio de San Francisco que nunca abandonaría), tuvo la sensación de entrar a vivir dentro de una fábrica. Ese paisaje fabril influyó en su pintura (en la década de los 70, las estructuras y macroestructuras industriales aparecieron con especial relevancia en sus composiciones, de fuertes y expresivos colores), pero también en su tesis doctoral, que analizaba la influencia de las formas industriales en el arte de la primera mitad del siglo XX.
En 1982 preparó el cartel de la Feria del Toro de Pamplona, incorporando desde entonces el mítico animal en obras de la denominada "serie táurica", donde desarrolló subconjuntos dedicados a Ritos, Mitos, Eros y Thanatos, así como a Iconografía Religiosa: toros con estructuras hirientes, cabezas con penetrantes miradas, retratos de toreros que reflejan las diferentes psicologías de los personajes captados por el pintor. "El arte, a todos los niveles, va dirigido al subconsciente. Para mí, el arte es llegar al corazón", explicaba en una entrevista en Campusa, en el año 2000.
También publicó artículos relacionados con las materias en las que trabajaba: iconografía industrial en el arte actual, importancia del arte en los futuros museos industriales, psicología y simbología del color, simbología táurica, arte e ingeniería, arte y tecnología, etc. Sobre esos temas pronunció conferencias en España, Portugal y Francia. También participó en congresos internacionales, en foros sobre valoración del patrimonio industrial, en la Universidad de París-Sorbona o en la Universidad Internacional Menendez Pelayo.
Su obra está representada en museos, instituciones y colecciones particulares: Museo de Arte Contemporáneo (Reina Sofia), Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Vitoria, Arte Contemporáneo de Villafamés (Castellón), Institut d´Estudis Catalans, Comarcal de la Garrotxa, Olot (Gerona), Museo del Trabalho, Museo Giacometti, Setúbal, Museo da Água da EPAL, Lisboa, Universidad del País Vasco, Universidad Politécnica de Valencia, entidades financieras, hoteles, etc.
Ocupó los cargos de decano de la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU y director del Departamento de Pintura. También fue el alma mater de la revista Fabrikart, publicación que estrecha los lazos del arte con la tecnología y la industria, y de la que se sentía especialmente orgulloso. El último número, el 11, se publicó el pasado año y lleva por título El enigma de lo nuevo.
Dirigió numerosas tesis doctorales y formó parte de tribunales, tanto de tesis como de titularidades y cátedras, pero si algo caracterizó su larga trayectoria como profesor de la Facultad de Bellas Artes es la impartición ininterrumpida de la asignatura de Pintura I desde 1970 hasta 2014, cuando se jubiló, a la edad de 70 años. "Dar clases me ha permitido estar en contacto con una juventud que siempre aporta algo, y que te obliga a poner en solfa muchos conceptos. Si no los hubiera tenido que enseñar no los hubiera puesto en claro", decía, con el fuerte acento catalán que nunca perdió. Luis Badosa ha sido un profesor carismático, peculiar, apasionado, inteligente, abierto, ingenioso y flexible. Docente valorado y cercano, favoreció y animó con su apoyo y dirección a todos los que se acercaron a él. La Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU era una parte muy importante de su vida. Sus alumnos y alumnas, y toda la comunidad universitaria, sin duda, le echarán de menos.