Doctora en Biología, Matxus Perugorria (Bera, 1981) es investigadora en la UPV/EHU y desarrolla su tarea en el Instituto Biodonostia; una labor por la que ha recibido recientemente el premio de Ikerbasque, por su contribución destacada como joven investigadora; en concreto, por sus estudios en los mecanismos moleculares que participan en la progresión del daño hepático crónico y el desarrollo de los tumores primarios del hígado. Con este reconocimiento la fundación científica trata de hacer visible a aquellas investigadoras brillantes, que pueden servir de referente femenino de las nuevas generaciones. Charlamos con ella sobre la situación de la investigación en general y de la mujer investigadora, en particular.
Ramón y Cajal Fellow en la UPV/EHU e investigadora en IIS Biodonostia
Matxus Perugorria: «Sin un plan de contratación estable, seguirá habiendo fuga de cerebros»
Ha sido reconocida por Ikerbasque por su contribución destacada como joven investigadora en el campo de la Oncología hepática
- Entrevista
Fecha de primera publicación: 25/11/2020
¿Por qué decidiste dedicarte a la investigación?
Desde niña siempre tuve cierta inquietud por saber cómo funcionan los procesos biológicos. Con la investigación he conseguido cubrir una de mis necesidades básicas que es la curiosidad que tengo por entender cómo funciona la biología humana y, su vez, poder contribuir activamente a dar respuesta a los nuevos retos al que se enfrenta nuestra sociedad. Mi carrera científica siempre ha estado centrada en el campo de la Oncología, concretamente en el estudio de los tumores primarios que se desarrollan en el hígado. Desde este punto de vista, el hecho de poder contribuir en este ámbito, a través de la generación de conocimiento o aportando nuevas vías de manejo y tratamientos para estos pacientes siempre ha sido lo suficientemente motivante como para dedicarme a esta profesión.
¿Tuviste algún referente que te animara a adentrarte en el campo de la investigación?
Pues no sé si será casualidad o no, pero durante toda mi etapa de formación investigadora he tenido la gran oportunidad de trabajar con mujeres investigadoras de gran nivel. Tanto en mi etapa predoctoral en la Universidad de Navarra, como en las estancias que he llevado a cabo en Newcastle, Paris o Viena, he tenido la oportunidad de trabajar con mujeres referentes y tengo que decir que han sido y siguen siendo referentes para mí. Asimismo, sobre todo en esta última etapa de consolidación, también ha sido importante trabajar con hombres investigadores, que independientemente del género, han contribuido significativamente tanto en mi crecimiento profesional apoyando mis propias líneas de investigación independientes, como dándome visibilidad.
¿Crees que sigue siendo necesario potenciar referentes femeninos como tú para que las chicas se animen también a ser científicas o ese camino ya se ha andado?
Creo que durante estos últimos años se está haciendo un gran esfuerzo en dar visibilidad a referentes femeninos. Como en cualquier otro campo, normalizar que las mujeres lideran sus propias líneas de investigación y visibilizarlas en los medios es un paso importante, tan importante como educar a las nuevas generaciones contra los estereotipos de género.
Una investigación publicada recientemente en Science Direct concluía que “se requiere un cambio de valores organizacional e institucional, para potenciar los elementos que favorecen la promoción de las mujeres académicas en ciencias biomédicas contribuiría a reducir el fenómeno del techo de cristal en esta área”. ¿Consideras acertada la conclusión?
Probablemente hace unos años sí que creo que pudieran haber habido obstáculos para la promoción de las mujeres académicas en ciencias biomédicas, como, por ejemplo, que pudieran haber sesgos de género en las evaluaciones o desigualdades de género en la contratación y promoción. Pero, en este aspecto, creo que se ha avanzado y que la situación está cambiando. Quizá uno de los aspectos que más hayan afectado a las mujeres en alcanzar esos puestos de liderazgo haya sido las dificultades de conciliación laboral y familiar, pero, en este sentido, también se están tomando medidas.
¿Hay techo de cristal para las mujeres científicas en Euskadi?
En mi caso concreto yo no lo he sentido, creo que he tenido las mismas oportunidades que mis compañeros. En este sentido, además, durante estos últimos años he tenido la oportunidad de participar en “Workshops” organizados por Ikerbasque sobre “Mujer y Ciencia”, en el que se pretendía analizar los obstáculos, así como los factores potencialmente favorecedores en el avance de nuestras carreras. Estos tipos de programas también se están llevando a cabo a nivel europeo, de hecho, durante estos dos últimos años también he participado como Role Model junto con otras mujeres investigadoras en el taller de “Women in Science – Making equality a reality” de la Asociación Europea de Gastroenterología (UEG), que tienen por objetivo hacer un diagnóstico de las potenciales barreras o dificultades que las mujeres investigadoras encuentran en su día a día, así como la identificación de los aspectos positivos que ayudan a que tengan una carrera investigadora más exitosa, con el objetivo final de ayudar a las nuevas generaciones de mujeres investigadoras. Asimismo, estos programas pretenden visibilizar a las mujeres investigadoras y fomentar la igualdad de género en investigación.
¿Crees que las investigadoras ocupan puestos de dirección en paridad, que deciden por igual las líneas de investigación de los grupos?
A pesar de que todavía no hay paridad en los puestos de dirección, creo que la situación está cambiando poco a poco. En mi opinión, el hecho de que en nuestras Instituciones se hayan puesto en marcha planes de igualdad que tienen en cuenta diferentes aspectos como la sensibilización, la conciliación, la paridad en la representación y participación en toma de decisiones, es un paso importante.
Apoyo a la investigación
¿Crees que la investigación recibe el apoyo adecuado en Euskadi y a nivel estatal?
Sí, al contrario de lo que ocurre a nivel estatal donde se han aplicado duros recortes en materia de I+D en los últimos años, en Euskadi el Gobierno Vasco ha hecho una apuesta clara y sostenida por la investigación. Uno de los factores determinantes de la investigación en Euskadi ha sido la atracción de talento que ha llevado a cabo Ikerbasque.
Este año la investigación sanitaria está de moda… ¿Crees que la pandemia del coronavirus marcará un punto de inflexión en los presupuestos dedicados por las administraciones a la sanidad y a la investigación o es algo puntual?
Parece que la pandemia sí que va a marcar un punto de inflexión en los presupuestos que se van a dedicar a la sanidad y la investigación para el 2021, pero es importante que esta apuesta sea continuista y se consolide a largo plazo. De todas formas, tal y como se ha comentado estos días en los medios de comunicación no estamos ni si quiera cerca del 2% de inversión del PIB en ciencia.
Llevamos tiempo escuchando hablar de la fuga de cerebros en investigación, en sanidad… ¿Cómo ves la situación?
Creo que es importante que se establezca un modelo de carrera científica en el que haya un plan de contratación estable o “tenure track”, para la estabilización de los investigadores. Si no es así, en ausencia de estos modelos de carrera científica, seguirá habiendo fuga de cerebros en investigación, debido a la inestabilidad e incertidumbre que supone no saber si vas a poder obtener una nueva beca o contrato investigador.
¿A nivel profesional, dónde te ves dentro de diez años?
Espero poder seguir con mi carrera investigadora y disfrutando de seguir generando nuevo conocimiento que ayude, en última instancia, a que los pacientes que sufren estos cánceres hepáticos primarios puedan bien tener un mejor diagnóstico, así como tratamientos que aumenten su supervivencia y calidad de vida.
¿Cuál consideras que sería tu mayor éxito como científica?
Que mi labor investigadora llegara a los pacientes en forma de nuevas herramientas diagnósticas o estrategias terapéuticas sería una de mis mayores satisfacciones.