La especie invasora Vespa velutina nigrithorax, comúnmente conocida como avispa asiática, llegó al País Vasco en 2010 y desde entonces está generando daños medioambientales y en la salud humana, así como grandes pérdidas económicas en sectores como la agricultura y la apicultura. Este último sector es uno de los que más daños ha sufrido dado que esta especie es depredadora de insectos, en especial de abejas de la miel. Las avispas asiáticas precisan de proteína para alimentar a las larvas que están en el nido y esta proteína la toman en un porcentaje alto de las abejas, que son presas fáciles para las avispas.

Por ello, cobra especial interés el desarrollo de instrumentos para su control. Entre ellos, “los cebos proteicos con biocida han demostrado ser un método eficaz, económico y sencillo. De esta manera, las avispas llevan al nido la proteína que precisan las larvas para su desarrollo, y el biocida que lleva incorporado mata las larvas, y como consecuencia, el desarrollo del nido cesa”, señala Rosa María Alonso, líder del grupo de investigación FARMARTEM.

Sin embargo, “dada su composición —continúa Alonso— las sustancias proteicas utilizadas como trampa tienen un tiempo de uso limitado. La oxidación de sus componentes, la actividad enzimática y los microorganismos dan lugar a la formación de compuestos de deterioro”. Estos son los responsables de cambios de color y textura, y de la aparición de olores desagradables, produciendo el rechazo del cebo por las avispas. El grupo de investigación FARMARTEM de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha realizado un estudio en el que han establecido las condiciones óptimas para almacenar y conservar dichos cebos sin que pierdan eficacia. Para ello, el equipo ha analizado la estabilidad de los cebos en diferentes condiciones de almacenamiento: a temperatura ambiente, en frigorífico y en congelador.

Con ayuda del frío y el CO₂

Los resultados del estudio afirman que “los cebos proteicos conservados durante un mes en condiciones de congelación mantienen sus propiedades sin deteriorarse”. Además, “los preparados utilizando agentes reductores de humedad y almacenados en bolsas termoselladas con CO₂ en su interior, que proporciona una atmósfera protectora, resultaron ser efectivos durante al menos 14 días conservados en frigorífico. La utilización de CO₂ ralentiza la aparición de compuestos indicadores de deterioro y que causan rechazo en las avispas, asegurando una mayor durabilidad de la trampa”, explica Alonso.

Se han llevado a cabo ensayos en colmenares con cebos mantenidos en diferentes condiciones para conocer cuáles de estos eran rechazados por las avispas. En base a los resultados obtenidos en los ensayos realizados en colmenares, “hemos tratado los datos mediante diferentes herramientas estadísticas y quimiométricas, con el fin de identificar posibles marcadores de rechazo, optimizar la conservación de los cebos y prolongar su vida útil”, señala Rosa María Alonso.

El estudio del grupo de investigación FARMARTEM de la UPV/EHU establece las condiciones óptimas para fabricar y almacenar dichos cebos lo que proporciona una información relevante para las empresas productoras de cebos y los propios apicultores quienes se enfrentan al desafío de controlar la avispa asiática y proteger sus colmenas.  

Información complementaria

Rosa M. Alonso es profesora catedrática del Departamento de Química Analítica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Desde 1991 dirige el grupo de investigación FARMARTEM, cuyo objetivo es el desarrollo de nuevas metodologías analíticas aplicadas a campos tan diversos como el farmacéutico y metabolómico, industrial, medioambiental, conservación y restauración de patrimonio artístico y datación de documentos. Alonso imparte docencia en el Grado de Química y en el Máster de Análisis Forense.