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Lo imprevisible de la vida

La ucraniana Diana Deriazhna, que recibió una de las menciones de excelencia del máster en Marketing y Dirección Comercial, emocionó a la audiencia de la entrega de diplomas

  • Crónica

Fecha de primera publicación: 10/03/2022

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Diana Deriazhna emocionó a los asistentes al acto de entrega de diplomas. Foto: Mitxi. UPV/EHU.

Hasta el 24 de febrero, Diana Deriazhna, una joven periodista natural de Kiev, era una alumna más del Máster en Marketing y Dirección Comercial, una de las más brillantes, como refleja la mención de excelencia que iba a recibir en el acto de entrega de diplomas de ese máster y el de Executive MBA - Dirección y Gestión de Empresas –que se celebró el viernes pasado en la Facultad de Economía y Empresa.

La invasión rusa lo cambió todo. Sus padres no pudieron acudir, como tenían previsto, a la ceremonia. Sus preocupaciones vitales son hoy otras. Ha tenido que elevar la voz para pedir ayuda para su pueblo. Ha adquirido un protagonismo que no buscaba. Y en el acto se emocionó y emocionó al auditorio.

“Mi más efusiva enhorabuena. Sois un lujo de alumnado y un lujo de personas del tipo de las que realmente necesita nuestro mundo. Habéis demostrado racionalidad y capacidad a raudales, pero nunca perdáis la emoción y la pasión, sin ellas la vida es fría, plana y a menudo triste”, decía Marisol Aguirre, la directora del máster en Marketing y Dirección Comercial. También ella, que participaba por última vez en la graduación, pues tras 33 años como profesora, se jubila, tuvo unas palabras especiales para Diana y su familia.

“Creo que en nuestros trabajos debemos enseñar al mundo a ser amable y amigable, a apreciar la paz y la vida. A tener respeto a unos y otros y a cooperar y ayudar. Y cada día, y con cada hecho, debemos intentar hacer este mundo un poco mejor, porque la vida es imprevisible”, recalcó Deriazhna en su discurso.

El sueño de Diana

Diana lleva dos años viviendo en Bilbao, y trabaja como gerente de marketing en una empresa de ámbito internacional.  Llegó poco antes del confinamiento, lo que condiciona su visión del pais. “No conozco Euskadi en su vida normal. No conozco como es sin restricciones, medidas y confinamientos. Espero que en un futuro tenga la oportunidad de ver cómo es. Hasta el momento, mi experiencia en Euskadi ha sido muy agradable, me encanta la gente, es muy abierta y siempre está dispuesta a ayudar”, expone.

Recibir la mención de excelencia fue “la isla perfecta dentro de una tormenta”. Su familia pudo, al menos, seguir el acto de clausura desde Ucrania por streaming. “A pesar de que estoy a 3.000 km, lo vivo como el resto de los ucranianos. Siempre seguimos las noticias. Ucrania está lejos, pero el peligro está cerca”, dice Diana. Y concentra sus fuerzas en ayudar a sus familiares y ucranianos y ucranianas colaborando en distintas iniciativas para facilitar el envío de ayuda humanitaria desde Euskadi a su país o prestando la información correcta que pueda ayudar a los que lo necesitan.

Subraya la importancia de compartir información veraz, ya que circulan numerosas mentiras sobre la guerra Ucrania. “Hay que parar de cooperar con el agresor, hay que cortar los recursos que gastan en la guerra. Y hay que compartir la información en redes, entre amigos… La guerra no para, y la guerra informativa tampoco. Por consiguiente, nosotros tampoco podemos parar”, relata.

 “Tengo un sueño. Despertarme por la mañana y saber que la guerra se ha acabado. Que mañana estaremos a salvo. Espero poder elegir nuestro propio camino como país. Hablar, cooperar y ser libres, como antes o más”.