Una investigación colaborativa en la que ha participado la UPV/EHU ha descubierto una interacción entre dos fenómenos climáticos que podría ser esencial para la planificación hídrica, agraria y forestal y para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas frente unas condiciones de calentamiento sin precedentes en el Mediterráneo. La investigación, recientemente publicada en la prestigiosa revista Nature Communications, ha sido liderada por la Universidad de Alcalá de Henares, y en ella han colaborado, también, la Universidad de Ginebra y la Universidad de Castilla-La Mancha.
La interacción de dos fenómenos climáticos condiciona las sequías y los ecosistemas
Nature Communications acaba de publicar los resultados de una investigación en la que ha colaborado la UPV/EHU
- Investigación
Fecha de primera publicación: 20/12/2017
¿Cuáles son las causas de las sequías que se sufren periódicamente en la Península Ibérica? ¿Por qué a veces los inviernos son templados y lluviosos y otros son fríos y secos o fríos y húmedos? ¿Influye el cambio climático de origen antropogénico sobre estos procesos? ¿Cómo actúan estos ciclos sobre la productividad de los ecosistemas terrestres? Y finalmente, ¿se pueden predecir estos ciclos y así adecuar la economía a dichos ciclos? El trabajo, publicado esta semana en Nature Communications, liderado por la Universidad de Alcalá de Henares y llevado a cabo en colaboración con la UPV/EHU, la Universidad Ginebra y la Universidad de Castilla-La Mancha, aporta claves importantes para responder a algunas de estas preguntas.
La oscilación del Atlántico Norte (NAO) es una fluctuación a gran escala en la masa atmosférica situada entre la zona de altas presiones subtropicales y la baja polar en la cuenca del Atlántico Norte, y es, en gran parte, responsable de los períodos de sequía en el continente europeo. Estudios anteriores muestran que la NAO tiene un gran efecto potencial sobre diferentes aspectos, desde la fijación de carbono y el crecimiento de los árboles, a la producción de frutos o los ciclos de plagas forestales. Sin embargo, la conexión entre la productividad forestal a largo plazo y la NAO presentaba algunas inconsistencias, como periodos en los que los ciclos climáticos no se correspondían a lo esperado por el valor de la NAO. En su trabajo, los investigadores muestran justamente que estas inconsistencias pueden tener su origen en anomalías periódicas de la temperatura a nivel superficial del Océano Atlántico, conocidas como Oscilación Multidecadal Atlántica (AMO). Se trata de fenómenos oceánicos que aparecen en el norte del Océano Atlántico y por el cual las temperaturas oceánicas siguen un ciclo de una duración total de unos 70 años. Estos cambios de la temperatura del océano afectan a la atmósfera pero no instantáneamente, sino con un cierto retraso.
Datos del siglo XIX analizados con herramientas modernas
El trabajo, en el que ha participado el investigador posdoctoral del grupo de investigación FisioClimaCO2 de la UPV/EHU Asier Herrero, es el resultado de una línea de investigación exhaustiva que comenzó hace más de cinco años y que integra datos de archivos históricos, climatología, modelos estadísticos y ecología forestal. "Ha sido un trabajo fascinante, desempolvar archivos de finales del siglo XIX para tener estimaciones precisas de cómo ha evolucionado la productividad de los bosques en la Península durante el último siglo y analizarlos con herramientas del siglo XXI para comprender las causas de los ciclos climáticos y sus consecuencias sobre la productividad de los ecosistemas", explican los investigadores.
La investigación integra datos de pinares de varias localidades en Castilla-La Mancha y en Castilla y León. "Estos pinares eran la base del sustento de muchas zonas rurales desde el siglo XIX, por este motivo se llevaba a cabo una cuantificación exhaustiva de los recursos disponibles, madera, pastos, resina etc.", apuntan. El problema es que muchos de los trabajos anteriores se basaban en proyecciones de modelos y, además, no consideraban la interacción entre ambos modos climáticos, la NAO y AMO. Gracias a la existencia de esta serie temporal, en el estudio se demuestra por primera vez que es la interacción de ambos modos climáticos la que controla en gran medida la productividad de los ecosistemas.
Así, los resultados del trabajo muestran que las fases AMO+ NAO+ y AMO- NAO- ejercen un elevado control sobre la productividad forestal, debido a la disminución de las precipitaciones y temperaturas invernales. La NAO es como una llave que abre y cierra la entrada de las borrascas pero es necesario el control de la AMO (ligada a la temperatura del Atlántico en latitudes extratropicales y a la formación de borrascas), lo que finalmente determina la temperatura y humedad del aire que llega a la Península.
“El seguimiento de los modos climáticos analizados puede ayudar a predecir los periodos de sequía extrema, aunque no será una tarea fácil, favoreciendo así la aplicación de medidas de adaptación en los bosques de una manera más eficaz”, apunta Asier Herrero. En una situación de sequía como la que está azotando el Mediterráneo en los últimos tiempos, estos hallazgos podrían ser esenciales para la planificación hídrica, agraria y forestal, y en particular para evaluar la vulnerabilidad climática de los ecosistemas.
Información complementaria
Asier Herrero es investigador posdoctoral del grupo consolidado FisioClimaCO2 (IT1022-16) del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la UPV/EHU, que cuenta con ayudas para apoyar las actividades de Grupos de Investigación del Sistema Universitario Vasco. El investigador se dedica a la investigación en el ámbito de la ecología forestal, incidiendo sobre todo en el impacto que pueden ejercer el cambio climático y otros motores de cambio en los ecosistemas forestales. Este trabajo de investigación ha sido llevado a cabo gracias al Programa Posdoctoral de Perfeccionamiento de Personal Investigador Doctor del Gobierno Vasco.
Referencia bibliográfica
- Forest productivity in southwestern Europe is controlled by coupled North Atlantic and Atlantic Multidecadal oscillations
- Nature Communications, 2017
- DOI: 10.1038/s41467-017-02319-0