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Las personas con autismo no reciben una educación sexual adecuada

Según un estudio de la UPV/EHU, es necesario abordar el tema desde una perspectiva de prevención que ayude a mejorar el bienestar de estas personas

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 26/09/2024

Vanesa Lancha, investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación de la UPV/EHU | Foto: Jorge Navarro, Oficina de Comunicación. UPV/EHU.

La investigadora de la UPV/EHU Vanesa Lancha ha analizado en profundidad la realidad de la educación sexual del alumnado con trastorno del espectro autista (TEA) a nivel estatal. Lancha ha concluido que es fundamental la implicación de la comunidad educativa, asociaciones y familias, y que es imprescindible revisar y modificar la normativa educativa para defender, respetar y proteger los derechos sexuales y reproductivos de las personas con TEA.

El desarrollo de la sexualidad es un desafío para las personas que forman parte del espectro autista debido a su condición compleja y variada y a las barreras institucionales y sociales a las que se enfrentan. “Las personas con autismo no reciben una educación sexual adecuada, lo que puede tener consecuencias negativas en su salud, bienestar y calidad de vida. Por ello, es fundamental abordar este problema para garantizar que tengan acceso a una educación sexual completa e inclusiva desde edad temprana —afirma la investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Vanesa Lancha—. Tenemos que erradicar creencias y actitudes sociales y atender este tema desde la prevención, en vez de intervenir desde la urgencia, una vez que surge un problema de salud o de conducta”.

Con el fin de arrojar algo de luz a esta compleja situación dificultada “por las influencias religiosas, culturales, políticas y sociales y por la vergüenza que viene originada y condicionada por la falta de confianza y de formación de familias, profesionales de la educación y sociedad en general”, Lancha, investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación de la UPV/EHU, ha analizado, a nivel de todo el Estado, la educación sexual de estudiantes con TEA desde la perspectiva de los equipos profesionales de las asociaciones especializadas, de los centros educativos y de las familias, para describir e identificar las necesidades y dificultades que experimentan y perciben.

En opinión de Lancha, “la sexualidad forma parte de la vida del ser humano y su desarrollo es clave para cualquier persona, también para las personas con TEA sobre quienes todavía persisten falsas creencias acerca de su sexualidad y educación sexual. Se piensa erróneamente que son niños y niñas toda la vida, incapaces de madurar y que requieren supervisión constante por su supuesta vulnerabilidad, incluso que no pueden tener pareja estable o formar una familia con hijos e hijas. También se cree que iniciar temprano la educación sexual despertará sus deseos sexuales, por lo que se considera innecesaria esta educación hasta la adolescencia o la adultez”.

Falta de implicación, referentes y protocolos

El estudio ha revelado diferentes carencias y problemas en el abordaje de esta educación, “que se muestran de forma más acusada en el alumnado de secundaria y en personas con un nivel de afectación más severo”. Y propone una serie de medidas que ayudarán, de forma directa o indirecta, a romper creencias erróneas sobre la sexualidad de estas personas.

La investigadora de la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la UPV/EHU señala la necesidad de revisar y modificar la normativa educativa para defender, respetar y proteger los derechos sexuales y reproductivos de las personas con TEA y el derecho a recibir educación sexual: “Es necesario que la legislación tenga en cuenta las necesidades particulares de estas personas. Si no hay una legislación que garantice esta educación, no se destinan recursos para abordarla, con lo que las carencias en recursos humanos y materiales son enormes”.

Lancha destaca, además, que existen serias dificultades en la enseñanza y el aprendizaje de la educación sexual: “No hay un protocolo claro para intervenir sobre estos temas; faltan referentes para abordarlos, ya que las y los profesionales deben ser expertos en sexología y en trastorno del espectro autista al mismo tiempo. Y si no tenemos referentes, tampoco tenemos recursos materiales y humanos. Es necesario diseñar programas de formación específicos para aumentar la confianza en el apoyo al alumnado, incluso crear recursos actualizados y adaptados a sus características y necesidades”.

Asimismo, considera necesario “superar las actitudes desfavorables hacia la sexualidad y aumentar la escasa participación y falta de responsabilidad compartida existente en la comunidad educativa. Es importante crear propuestas para concienciar acerca de la importancia de educar sobre este tema, motivando a participar a familias, profesorado, profesionales sanitarios, agentes gubernamentales y asociaciones específicas, porque la educación sexual va mucho más allá de las prácticas sexuales, incluye también la afectividad, las emociones, los cambios físicos y psicológicos, entre muchos otros aspectos”.

Actualmente, Lancha trabaja en el diseño de un libro blanco para asociaciones, familias y profesionales de la educación, en el que se presentan los resultados principales y las claves que han derivado de estos hallazgos.

Información complementaria

Este estudio ha sido realizado por Vanesa Lancha Villamayor en su tesis doctoral (titulada Educación Sexual del alumnado con Trastorno del Espectro Autista. Claves para el desarrollo de la sexualidad en los contextos educativos), bajo la dirección del catedrático de Estadística Aplicada Juan Etxeberria Murgiondo en el Departamento de Ciencias de la Educación en la Facultad de Educación, Filosofía y Antropología de la UPV/EHU. Lancha es actualmente profesora en el Departamento de Didáctica y Organización Escolar en los grados de Educación Infantil, Educación Primaria y en el doble grado de Educación Infantil y Educación Primaria.