El Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de su Unidad de Mujeres y Ciencia y en colaboración con la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), ha puesto en marcha la plataforma Científicas e Innovadoras, con el objetivo de “dar visibilidad a científicas e innovadoras reconocidas en el ámbito nacional e internacional”. Más de 230 investigadoras forman ya parte de la plataforma. Todas ellas destacan “por su importante labor científico-técnica en sus diferentes disciplinas y son referentes para las nuevas generaciones de jóvenes investigadoras.”  

Entre ese importante grupo de investigadoras figuran cuatro científicas de la Universidad del País Vasco: Anna Shnyrova Zhadan y Verónica Torrano Moya, ambas investigadoras del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencia y Tecnología y ambas galardonadas con el premio L'Oreal-UNESCO For Women in Science, y Sara Barja Martínez, investigadora Ramón y Cajal en el Centro de Física de Materiales (centro mixto UPV/EHU-CSIC) y Amaia Arranz Otaegui, Ikerbasque Research Associate en el Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología en la Facultad de Letras. Estas dos últimas recibieron una ERC Starting Grant en la convocatoria de 2021. A las cuatro les preguntamos sobre cómo avanzar hacia la igualdad en la ciencia. 

La plataforma ‘Científicas e innovadoras’ pretende contribuir al impulso a la igualdad de género en el sistema de ciencia e innovación. ¿Qué otras acciones serían necesarias para avanzar hacia esa igualdad? 

Anna Shnyrova: Creo que es un trabajo que tenemos que hacer todos día a día. Los seres humanos en general, independientemente del género, solemos clasificar a otras personas por categorías.  De ahí nace el sesgo. El sesgo es un error de juicio que ocurre cuando una persona permite que sus prejuicios conscientes o inconscientes afecten su evaluación de otra persona. Desde mi punto de vista, podemos hacer dos cosas: intentar controlar nuestro propio sesgo y para ello existen excelentes herramientas de autoevaluación. Pero también hay que denunciarlo cuando sufrimos discriminación en base al sesgo. Si nos callamos, no cambiará nada. 

Verónica Torrano: En primer lugar, educación en igualdad desde la infancia: hoy sabemos que a partir de los 5 años empiezan a aparecer sesgos de género en relación a actividades STEM (Science-Technology-Engineering-Math); En segundo lugar, visibilización de las mujeres en puestos de responsabilidad: de este modo las nuevas generaciones podrían verse reflejadas en estos puestos (cuando en un grupo social-profesional una persona no se siente reflejada, difícilmente se va a sentir atraída a participar); y, en tercer y último lugar, ‘mentoring’, acompañamiento en el desarrollo profesional. 

Sara Barja: ¡Ojalá conociese la respuesta correcta a esta pregunta! Lo que tengo claro es no hay otra alternativa que hacer un trabajo conjunto, como comunidad científica, como sociedad. Perder una mitad del talento disponible afecta a todas las partes por igual. Creo que en este sentido es importante reforzar acciones enfocadas a la investigación que hacemos, en las que hablemos de ciencia. Hay naturalizar la realidad de que tenemos la misma capacidad y méritos para dirigir un proyecto o un grupo de investigación. Otro gran reto es el de la conciliación. Disponer de un asesoramiento sobre la carrera científica, que oriente en esa reincorporación tras la baja de maternidad, o repensar el formato de las reuniones científicas pueden ser formas de apoyar la carrera científica de la mujer y encontrar esa igualdad. 

Amaia Arranz: Habría que llevar acciones en diferentes ámbitos: En las escuelas: modificando los contenidos de los libros y añadiendo representaciones femeninas (porque haberlas las hay). En el ámbito académico: investigando y poniendo sobre la mesa la importancia de las labores que han desempeñado las mujeres históricamente (desde las labores de casa hasta las investigaciones más punteras) En el sistema docente y de investigación: yo personalmente miraría a los países nórdicos, y a sus políticas de conciliación laboral y personal (por ejemplo, luchar por bajas de maternidad de 12 meses, flexibilidad de horarios etc.) 

A las niñas les faltan modelos de científicas que les sirvan de inspiración. ¿Alguna figura que cumplió esa función con vosotras? 

Anna Shnyrova: He tenido la suerte de estar rodeada de mujeres (y hombres) extraordinarios al inicio de mi carrera. Me han inspirado y me siguen inspirando sin distinción de género. También he tenido compañeras de cole que han llegado muy lejos. Una de mis amigas ha dirigido la misión DART de la NASA, sin ir más lejos. Hubo una persona a la que le debo estar en la ciencia, y fue mi profesora de químicas del instituto. Sinceramente, no creo que me inspirase por ser mujer, sino por ser la mejor profesora que he tenido. Creo que las chicas no debemos ponernos límites de ningún tipo y hacer aquello que más nos apasiona. 

Veronica Torrano: No creo que a las niñas les falten modelos de científicas, lo que ocurre es creo que ocurre en muchos casos es que no tienen acceso a ellas, a información sobre su historia, cómo han llegado a sus puestos (sea cual sea), lo que les motivó a llegar donde están. Y aquí es donde, de nuevo, la visibilidad es fundamental. En mi caso, es ahora pero no en etapas más tempranas de mi carrera donde he encontrado figuras de mujeres científicas que me inspiran: este es el caso de Ana Zubiaga, catedrática e investigadora en la UPV/EHU, Maria Caffarel, investigadora en Biodonostia y un grupo de mujeres excelentes con las que he compartido y comparto mi andadura profesional, de las que aprendo y me enriquezco día a día y son Rosa Blanco (IBBITEC), Nuria Ferrándiz (Universidad de Warwick), Lorea Valcarcel (UPV/EHU), Amaia Arruabarrena (UPV/EHU), Ianire Astobiza (CICbioGUNE), Amaia Zabala (CICbioGUNE) y Natalia Martín (CICbioGUNE). En este punto también quisiera mencionar que no solo he tenido modelos de científicas en las que me inspiro día a día, sino también grandes científicos como Arkaitz Carracedo (CICbioGUNE) y Toni Celià-Terrassa (IMIM). 

Sara Barja: Pues lo cierto es que no soy consciente de haber tenido, siendo niña, esa figura modelo. Ni de científica, ni de científico. Ahora sí. Hay muchísimas científicas a las que admiro por la investigación que hacen, la forma de dirigir su grupo, de transferir el conocimiento, incluso el modo de dar las charlas. Y evidentemente, en cada uno de los diferentes aspectos, me sirven de modelo del tipo de investigadora en la que me quiero convertir. Profesionalmente he tenido la suerte de crecer en grupos en los que siempre se ha reconocido mi trabajo y se ha potenciado mi desarrollo. Creo que no hay mejor inspiración que ver que cuando se trabaja en equipo, donde cada persona suma y tiene un valor, las cosas funcionan realmente bien. 

Amaia Arranz: La verdad es que no. La única figura que viene a mi cabeza ni si quiera es 'científica' propiamente. Se trata de Agatha Christie, recuerdo que sus novelas sobre Mesopotamia y Egipto me marcaron significativamente. Aparte de ello, de mi niñez recuerdo interesarme por mucho por los personajes históricos (por ejemplo, la Reina Hatshepsut), pero recuerdo ser consciente de que la mayoría de personajes que estudiábamos en la escuela eran masculinos, y los temas de estudio también (guerras, tratados, imperios, hazañas...). Creo que es necesaria la inclusión del punto de vista femenino para poner de relieve la importancia de otros aspectos de nuestra Historia. 

En vuestro caso, la inclusión en la plataforma está vinculada al premio L'Oreal-UNESCO For Women in Science. ¿Ese galardón ha sido fundamental en la proyección de vuestra carrera? 

Anna Shnyrova: Si, desde luego. La selección de mi candidatura por un jurado compuesto por científicas de la talla de Margarita Salas, supuso un reconocimiento y tremendo respaldo a mi carrera, si. Y, sobre todo, me dio confianza en mí misma, algo que es muy necesario en las etapas iniciales de la carrera científica, que sabemos es muy competitiva. 

Verónica Torrano: Por supuesto. El premio L´Oreal me lo concedieron cuando estaba empezando con mi grupo de investigación en la UPV/EHU. En esta etapa profesional el premio supuso no solo un apoyo económico sino también a mi liderazgo científico y reconocimiento profesional. Además, L´Oreal hace un excelente trabajo de visibilización, lo que como he comentado anteriormente, encuentro clave para promover la igualdad. 

Y a vosotras os concedieron en enero de 2022 sendas ERC Starting Grants. ¿Qué ha supuesto? 

Sara Barja: La concesión de este proyecto ERC Starting Grant me ha dado la oportunidad de establecer mi propio grupo experimental y de tener un laboratorio dedicado a entender cómo funcionan los catalizadores, que son materiales que hacen que necesitemos menos energía para realizar una reacción química, de forma que podamos convertir eficientemente agua de mar en hidrógeno verde. El equipo instrumental para realizar esta investigación es tremendamente costoso y sin una inversión como la que ofrecen este tipo proyectos europeos, no sería posible. 

Amaia Arranz: A mí me permite llevar a cabo el proyecto de investigación con el que soñaba desde hacía varios años. Además, me da la posibilidad de comprar la instrumentación necesaria para llevar a cabo dicho proyecto, convirtiendo a nuestro laboratorio de paleobotánica Lydia Zapata en uno de los pocos a nivel estatal que puede llevar a cabo el análisis de todo tipo de restos botánicos recuperados en yacimientos arqueológicos. Finalmente, este proyecto ha supuesto un antes y un después en mi carrera académica porque me ha permitido volver a 'casa' después de 7 años en el extranjero y establecerme aquí con un contrato permanente.