Martin Haspelmath, investigador senior en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig, Alemania), es uno de los lingüistas más renombrados e influyentes de la actualidad. Formado en varias universidades (Viena, Colonia, Buffalo, Moscú, Berlín), sus investigaciones se centran en la comparación de las estructuras gramaticales de las lenguas, dentro de lo que se conoce como tipología lingüística, disciplina dedicada precisamente al estudio de las similitudes y las diferencias entre los sistemas lingüísticos.
Martin Haspelmath: «Las lenguas muestran preferencia por los patrones gramaticales más fáciles de usar para los hablantes»
- Noticias
Fecha de primera publicación: 15/05/2023
Estos días Haspelmath está impartiendo un seminario en el Máster de Lingüística Teórica y Experimental de la Facultad de Letras que lleva por título ‘Universals of grammatical coding: cognitive and evolutionary explanations’ (Universales de la expresión gramatical: explicaciones cognitivas y evolutivas). En él está exponiendo su teoría de la eficiencia de la expresión gramatical, construida sobre la observación de que los significados y situaciones más frecuentes son codificados gramaticalmente con menor material morfosintáctico que las que resultan menos habituales.
Sobre la base del funcionamiento eficiente (o económico) del lenguaje, su teoría explica las diferencias de expresión gramatical entre, por ejemplo, el singular y el plural: el valor singular del número (como en ‘libro’) está universalmente caracterizado por no contener más elementos formales que el plural (como en ‘libros’). Lo mismo puede decirse de los contrastes de expresión entre el presente y el futuro verbal o entre el grado positivo y el comparativo de los adjetivos (al igual que acerca de todo un conjunto de rasgos lingüísticos). La razón de esas diferencias reside en la diversa frecuencia de uso de las formas gramaticales: aquellas que se emplean con una frecuencia mayor y son, por lo tanto, más predecibles, tienden a una manifestación formal más reducida que las que se usan con menor frecuencia (y resultan, en consecuencia, menos predecibles).
Se trata de una observación sólida que apenas parece encontrar evidencia de peso en sentido contrario, por lo que puede ser considerada de validez universal y, por ello, una aportación de relevancia para la lingüística general. Con anterioridad, Haspelmath ha analizado diversos aspectos de la configuración gramatical de las lenguas, desde las oraciones pasivas y causativas hasta los pronombres indefinidos y los llamados verbos seriales, habitualmente desde una perspectiva comparativa, utilizando datos de un amplio conjunto de lenguas. En 1993 publicó una gramática descriptiva del lezgui (lengua del Daguestán, en el Cáucaso oriental) que sigue siendo la referencia esencial para su análisis. Pero en el mundo de la lingüística es muy conocido, además, por haber coordinado o liderado proyectos tipológicos globales de gran envergadura, como el Atlas Mundial de las Estructuras Lingüísticas (WALS, con edición electrónica desde 2008) o el Atlas de las lenguas pidgin y criollas (2013).
Una de las tareas principales que Haspelmath ha abordado a lo largo de su carrera ha sido la definición de los diversos fenómenos lingüísticos, especialmente en el ámbito morfológico y sintáctico. Insiste regularmente en la necesidad de anclar el análisis de esos fenómenos en definiciones exactas y rigurosas, que luego han de ser aplicadas con coherencia. De ahí que haya sometido a escrutinio (y generalmente crítica) cualquier término lingüístico, por muy arraigado que esté en la historia de la lingüística. En su opinión, ningún elemento de análisis debe ser asumido automáticamente solo por el hecho de que hasta el momento haya sido comúnmente empleado por los lingüistas. Más bien al contrario, una aproximación científica obliga a cuestionar –o al menos a poner a prueba– las categorías y usos heredados. Señala, con ironía, que la terminología gramatical suele ser un ‘campo de minas’ para los lingüistas.
Su visión crítica de varias corrientes lingüísticas (en especial del generativismo de la escuela de Noam Chomsky) parte de una posición esencialmente empiricista que defiende la secuencia habitual entre la observación de los fenómenos y la formulación de hipótesis verificables, a la que acompaña su necesaria comprobación. En el terreno de la lingüística general y comparativa, eso equivale a priorizar el estudio de los datos de cada lengua antes de intentar formular cualquier tipo de generalización destinada a captar su esencia (o la de las lenguas en general). Haspelmath pone por ello el acento en la necesidad de fijar herramientas uniformes de comparación que hagan viable el análisis conjunto de las estructuras gramaticales. Frente a la visión innatista de la lingüística, para la que algunos componentes esenciales de la capacidad biológica del lenguaje afloran de algún modo en cada lengua humana (algo que no ha sido probado), Haspelmath aboga por una lingüística no apriorística, basada en la observación directa de los fenómenos lingüísticos y su estudio comparativo para poder inferir tendencias comunes en las lenguas e incluso principios de configuración universales.