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Responsable del Servicio de Apoyo al Aprendizaje en la Biblioteca del Campus de Gipuzkoa y miembro de la Comisión de Igualdad

Julen Zabala: «La presencia LGTBI+ debe tener la mayor visibilidad en la universidad»

  • Entrevista

Fecha de primera publicación: 09/06/2022

Julen Zabala en el exterior del Centro Carlos Santamaría | Foto: Roberto Lahidalga. UPV/EHU

En el acto de UniDibertsitate Eguna se homenajeará a Julen Zabala Alonso, responsable del Servicio de Apoyo al Aprendizaje en la Biblioteca del Campus de Gipuzkoa y representante del Personal de Administración y Servicios en la Comisión para la Igualdad de la UPV/EHU, donde se dedica especialmente a temas relacionados con la diversidad afectivo-sexual y la visibilidad LGTBI+ en el quehacer universitario.

¿Cómo te siente al ser homenajeado en el UniDibertsitate Eguna?

La verdad es que recibo este reconocimiento con enorme satisfacción, sobre todo porque ha sido del todo inesperado.

¿Por qué debía tener la universidad los premios con visión LGTB que se entregan mañana en Unidibertsitate Eguna?

Precisamente porque es muy necesario que la universidad tenga en cuenta que la diversidad, en este caso la afectivo-sexual, también forma parte de su día a día. Y es del todo necesario que esta presencia LGTBI+ tenga, además de su espacio propio, la mayor visibilidad en la institución universitaria. Se trata de conseguir, además, un espacio seguro para todas las personas que quedamos fuera de la cisheteronormatividad y que también formamos parte de la UPV/EHU. Esta presencia, además, se debe dar en todos los lugares, en los puestos de trabajo, en los pupitres, en los puestos de lectura de nuestras bibliotecas, en las cafeterías de los campus, en cualquier actividad de ocio, cultural o deportiva, en todos los ámbitos, en definitiva.

Pero también es muy importante que tengamos esa presencia en los trabajos académicos, en la investigación, en los libros de texto y, por supuesto, en los planes docentes y en las asignaturas. La perspectiva LGTBI+ debe incorporarse, al igual que se está haciendo con la perspectiva de género, en todo el quehacer universitario…

Es por esto que considero que la creación de estos premios marca un nuevo hito en el sistema de valores de nuestra universidad. Es interesante señalar que el origen de los premios está cuando observamos la gran cantidad de trabajos fin de máster o de grado que trataban desde diferentes perspectivas temas LGTBI+ y que se presentaban a las convocatorias habituales de igualdad. De este modo vimos que era factible crear una categoría por sí misma y con entidad propia. Y debe ser un orgullo para nuestra universidad que estos premios lleven el nombre de Empar Pineda, reconociendo así a toda una generación de aquel activismo que supo dar la cara en tiempos muy difíciles y sacar del armario la lucha por los derechos de lesbianas, gais, transexuales y otras expresiones e identidades sexo-genéricas… Y precisamente para que estos premios tuvieran la mayor visibilidad posible consideramos que era necesario crear un día especial en el que hacer la entrega de los mismos, de modo que la universidad tuviera su propio referente LGTBI+ y se sumara así a las innumerables actividades que se celebran durante el mes de junio en medio mundo. Y no olvidemos que en el otro medio se nos sigue persiguiendo simplemente por ser o parecer “diferentes”. 

«Podemos sentir orgullo de nuestra universidad: es un lugar respetuoso con la diversidad LGTBI+»

¿Hemos conseguido un espacio universitario respetuoso con la diversidad por razón de género u orientación?

Sí, en este sentido quienes pertenecemos a esta institución podemos sentirnos orgullosas de nuestra universidad. Considero que nuestra universidad es un lugar respetuoso con la diversidad LGTBI+. Siempre hay alguna excepción, pero no deja de ser eso, algún caso aislado y sin mayor trascendencia. Hemos tenido la suerte de que la UPV/EHU contara con algunas pioneras a la hora de incorporar, y de forma interdisciplinar, los estudios de la mujer, llamados de género después, y que además lucharan por la igualdad en todos los ámbitos, incluso los internos, de la propia institución.

Quisiera recordar aquí a la profesora Teresa del Valle, que allá por 1981 nos impartía la docencia de la recién estrenada asignatura de Antropología Social en la recordada Zorroaga: una de sus primeras enseñanzas fue la de desmitificar el “matriarcado vasco”, tan en boga entonces, y desenmascarar, sin tapujos ni prejuicios, el verdadero “patriarcado vasco”; y resultó, mira por dónde, que este patriarcado de aquí era idéntico al de otras latitudes aunque intentara resguardarse bajo una ‘txapela’.

Décadas después, en un artículo sobre la igualdad y la presencia de las mujeres en diferentes ámbitos públicos que realizó la no menos recordada profesora de periodismo Lucía Martínez Odriozola recogió estas palabras de Teresa: “La crítica feminista es interdisciplinar y las resistencias de ciertos investigadores se deben a la ignorancia, la falta de aprecio, o a que resulta incómoda”. Cuando le preguntó a qué se debía esta incomodidad, Teresa no dudó en responderle así: “Proporciona un marco teórico y metodológico para analizar realidades, descubrir desigualdades y proponer cambios”. ¡Qué gran lección! Ahora nos damos cuenta que la crítica queer o con perspectiva LGTBI+ va en esa misma línea: analizar realidades, descubrir desigualdades y proponer cambios. 

«La creación de los premios Empar Pineda marca un nuevo hito en el sistema de valores de la UPV/EHU» 

¿Queda mucho por hacer?

Sí, mucho. Hay que reconocer que, poco a poco, hemos ido avanzando, esto es un hecho. Todavía recuerdo los primeros trabajos académicos que trataban de algún aspecto LGTBI+, especialmente los que empezaban a estudiar el ‘bullying homofóbico” en el espacio escolar. Se trataba de investigaciones con carácter urgente, pues había que abordar con urgencia lo que considerábamos primordial. Nos encargaban repartir encuestas entre las personas activistas de nuestros colectivos y también entre las conocidas de nuestro entorno para recoger aquellos primeros datos. Algunos de aquellos trabajos acabaron siendo tesis doctorales, las primeras que trataban temas LGTBI+, y, por suerte, algunas de aquellas pioneras acabaron en la plantilla docente de nuestra universidad.

Una de las cosas que más satisfacción me da es observar cómo han cambiado algunas cosas y ya no es extraño ver a parejas de chicas mostrando sus afectos públicamente, sentadas tranquilamente en el porche de la biblioteca, o ver a un par de chicos salir del campus y atravesar la avenida de Tolosa agarrados de la mano.

También es muy importante destacar la labor de la Dirección para la Igualdad de la UPV/EHU: ha incorporado la diversidad afectivo-sexual sin ningún problema al resto de cuestiones de la igualdad. El protocolo para abordar las violencias de género es ejemplar, bueno, no solo el protocolo sino todo el proceso que se lleva a cabo en ese ámbito de actuación. Pero también han sido fundamentales otras intervenciones, desde las guías para promover el uso del lenguaje inclusivo, tanto en castellano como en euskara, hasta la incorporación de baños sin marcas de género o el protocolo para la normalización del nombre sentido para las personas trans y no binarias en nuestra universidad. Tampoco hay que olvidar los distintos programas para fomentar espacios de igualdad, así como la amplia oferta de cursos online para toda la comunidad universitaria, entre los que destacan los destinados al lenguaje inclusivo, a las masculinidades y, por supuesto, el de diversidad sexual que, dicho sea de pasa, tiene una gran aceptación.

Sin embargo, hablando de lo que queda por hacer, hay que lamentar que no se haya conseguido abordar de una manera coherente lo relativo a la conciliación. Se ha cerrado el debate en falso. No se ha tenido en cuenta la visión que ofrece para estas cuestiones la perspectiva de género y paliar, por ejemplo, la brecha de género en los cuidados. No es de recibo que a estas alturas haya discriminaciones en las jornadas laborales y no todo el mundo tengamos los mismos derechos.

Como nos decía Teresa del Valle las resistencias al cambio son múltiples y debemos estar en constante alerta.

¿Cómo ve el futuro?

Si algo nos ha demostrado el activismo LGTBI+ durante estas cuatro décadas es que no hay que dejar de reivindicar y luchar tanto para conseguir derechos como para mantenerlos. Como decía antes, hay que estar en constante alerta y no dejar de luchar por lograr el espacio que nos corresponde en cualquier ámbito de la sociedad. También en nuestra universidad. Considero que la UPV/EHU puede afianzar cuanto ha realizado hasta ahora e, incluso, está preparada para dar un paso más: sería importante que se planteara a corto plazo la elaboración de un diagnóstico LGTBI+ para comprobar con qué personal, en especial entre el profesorado, visible contamos, en qué asuntos LGTBI+ se está trabajando, cuáles son los niveles de investigación en nuestras temáticas más propias, qué se va incorporando a los planes docentes, cuáles son las expectativas del alumnado LGTBI+, con qué documentación específica contamos en nuestras bibliotecas, si podemos considerar nuestros campus como espacios seguros, cómo se abordan los casos de lgtbifobia y un largo etcétera. Tras disponer de este completo diagnóstico sería necesario elaborar un plan estratégico con medidas concretas a abordar en plazos establecidos, un plan que podría quedar incorporado en el próximo Plan de Igualdad de la UPV/EHU.

Si te digo la verdad, para finalizar, me gustaría que entre las medidas que se prioricen en ese posible plan se establecieran tres objetivos: en el ámbito organizativo la creación de una Dirección propia para coordinar todas las políticas LGTBI+ en nuestra universidad; en el campo de la investigación el establecimiento de un Instituto, por ejemplo denominándolo “Basqueer”, que aglutine de forma interdisciplinar toda esta investigación y fomente la producción científica en todas estas cuestiones; y, en tercer lugar, en el área docente, la implantación