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La transformación de las marismas en pólderes incidió directamente en la economía y la sociedad de la costa vasca

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 17/06/2021

Josu Nabarte. Foto: Nuria Gonzalez. UPV/EHU

Josu Narbarte Hernández, investigador postdoctoral de la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco, y Eneko Iriarte, profesor de la Universidad de Burgos, están desarrollando un proyecto arqueológico en diversos estuarios del País Vasco. Su objetivo es hacer una investigación arqueológica y paleológica de los paisajes culturales de la expansión agrícola que se pueden encontrar en los estuarios de la costa vasca. Los investigadores se han fijado dos metas: por un lado, identificar las prácticas sociales principales relacionadas con la construcción de pólderes destinados a la reclamación de marismas para la agricultura, y, por otro, determinar el impacto de dichas prácticas en las dinámicas generales del ecosistema estuarino, a fin de evaluar su grado de antropización y sus consecuencias socioeconómicas, ecológicas y urbanísticas.

Han desarrollado su trabajo en tres vertientes: en primer lugar, el estudio de las fuentes documentales y cartográficas; en segundo lugar, la exploración y cartografía de detalle de los cubrimientos de tierra y de los elementos patrimoniales; y, finalmente, los sondeos geoarqueológicos. «Los resultados indican —explica Josu Narbarte— que la reclamación de las marismas fue un proceso generalizado durante la Edad Moderna en la costa vaca y que tuvo un impacto extraordinario a nivel social y económico. Existen abundantes rastros materiales del proceso, que se refleja en unos paisajes culturales totalmente antropizados»

Los investigadores han consultado de modo sistemático tanto archivos locales (los municipales de Hondarribia, Irun, Orio, Usurbil y Zumaia) como archivos de los territorios históricos (Archivo Histórico Foral de Bizkaia, Archivo General de Gipuzkoa, Archivo Histórico de Protocolos de Gipuzkoa y archivos del Departamento de los Pirineos Atlánticos), complementando la exploración de estas fuentes con búsquedas concretas en otras cuando ha sido necesario (Biblioteca Nacional Francesa, Archivo General de Simancas, Archivo de la Real Chancillería de Valladolid). En general, se han ceñido al periodo comprendido entre la Edad Media y el siglo XX, recopilando prácticas, sistemas de gestión y conflictos relacionados con la explotación de recursos naturales de los estuarios: infraestructuras viarias y portuarias; pesca, incluidas estructuras especializadas como las nasas; aprovechamiento de la energía hidráulica, especialmente ferrerías y molinos de marea; astilleros; construcción de pólderes para el desecado de marismas y la obtención de nuevas tierras de labranza; y expansión urbana e industrial.

«Los resultados son asombrosos: más de 4.000 referencias documentales relacionadas con el estuario del Bidasoa, más de 1.000 con el estuario del Urola, y menos respecto al Oria y a Urdaibai, debido a problemas de conservación de los archivos locales. En cuanto a las fuentes cartográficas, se han obtenido cerca de 200 referencias, la mitad en el Bidasoa, desde el siglo XVI hasta nuestros días. Gracias a ellas hemos podido reconstruir el proceso de transformación producido en el estuario a lo largo de cinco siglos, y explicarlo a través de la información extraida de las fuentes documentales. Básicamente lo que vemos es que el proceso de transformación de las marismas en pólderes comenzó en el siglo XVII y se extendió muchísimo en los siglos XVIII y XIX, transformando profundamente el paisaje de los estuarios de una situación de predominio de la marisma a otra en que prevalecen los pólderes. Este nuevo paisaje afectó de manera directa a la sociedad local, su economía y su biodiversidad», afirma el investigador de la Universidad del País Vasco.

La transformación de las marismas en pólderes se extendió muchísimo en los siglos XVIII y XIX

Además, los investigadores han cartografiado con gran detalle los cuatro estuarios seleccionados valiéndose de sistemas de información geográfica. Han elaborado una base de datos geográfica documentando dos fuentes de información: por un lado, los cubrimientos de tierra (diferenciando masas de agua, playas, marismas, pólderes y suelo urbano); y, por otro, las estructuras relacionadas con la construcción de pólderes y su mantenimiento (diques, canales, esclusas) y otras estructuras productivas (dársenas salmoneras, ferrerías, molinos de marea, embarcaciones antiguas etc.). «Los resultados varían según los casos. En general, se puede decir que se ha documentado la conservación de las tierras de labranza ganadas a la marisma (pólderes) y las diversas estructuras relacionadas con ellas en todos los casos en que se pueden vincular con fuentes documentales. No obstante, estos peculiares paisajes se encuentran en retroceso. Por un lado, el suelo urbano e industrial se ha expandido sobre ellos a lo largo del siglo XX y lo sigue haciendo aún hoy. Por otro lado, en muchos lugares se han abordado procesos de restauración de los ecosistemas naturales marismeños, de la mano de proyectos como Natura2000 o la iniciativa de la UNESCO para la Reserva y Geoparque de la Biosfera. Esto ha traido consigo la desaparición de numerosos pólderes y la recuperación de las marismas, sobre todo en Urdaibai, y, en menor medida, también en el Bidasoa».

Estos peculiares paisajes se encuentran en retroceso

También han realizado once sondeos: tres en el Bidasoa (en los parajes de Amute, Mendelu y Alunda), tres en Oria (Motondo 1, Motondo 2 y Aginaga), tres en Urola (Basadizar, Karakas y Oikia) y dos en Urdaibai (Anbeko y Ozollo). Las muestras de tierra se han recogido con una sonda mecánica, recuperándose toda la secuencia sedimentaria en el interior de una columna de plástico, que, posteriormente, se ha abierto en el laboratorio para estudiar dicha secuencia atendiendo a diversos parámetros por medio de varias herramientas: fotografías de gran resolución para documentar el color, la textura y las inclusiones; fluorescencia de rayos X (XRF), para conocer su composición elemental; susceptibilidad magnética (MSCL) para detectar el magnetismo; y difracción de rayos X (XRF), para conocer su composición mineralógica. Todos estos indicadores se han tratado con métodos estadísticos. «De este modo, se han podido agrupar los indicadores que muestran una evolución similar, interpretando cada conjunto como el reflejo de un proceso histórico, ya sea natural o antrópico. Así, se han podido reconstruir diversos procesos como la sedimentación natural, la ubicación del nivel del mar (la construcción del pólder impide la entrada del agua del mar y produce un descenso del nivel freático), la pedogénesis o desarrollo de los suelos activado tras la construcción del pólder, las prácticas agrícolas empleadas en las tierras novales (abono…) etc. Posteriormente se ha hecho una interpretación integral de todos estos procesos, para proponer una estratigrafía de cada secuencia de suelo. Estas estratigrafías se han contrastado con las fuentes documentales para generar una información histórica precisa».

Sobre el autor

Josu Narbarte es investigador postdoctoral de la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco (Grupo de Investigación en Arqueología Medieval, Patrimonialización y Paisajes Culturales - Gobierno Vasco, IT1193-19) y miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Ha participado en proyectos de investigación de la Universidad del País Vasco y de las universidades de Padua, Siena, Burgos  y de la Autónoma de Barcelona y ha coordinado proyectos financiados por la Diputación Foral de Gipuzkoa, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Baztan. Sus intereses se centran en la construcción histórica de los paisajes culturales, especialmente en la interacción entre los factores paleoantrópicos y antrópicos. Ha dirigido este proyecto —financiado por la convocatoria 009-KOI-2019 del Gobierno Vasco— en colaboración con Eneko Iriarte, profesor de la Universidad de Burgos y miembro de Aranzadi.