In memoriam: Iker Garitaonandia
- Crónica
Fecha de primera publicación: 23/10/2018
Es difícil encontrar las palabras para expresar la perdida que representa la ausencia de Iker Garitaonandia Areitio…
Iker era de Abadiño, concretamente de Matiena. Inició su andadura en el Departamento de Ingeniería Mecánica de la UPV/EHU, como docente e investigador en noviembre de 2002. Los dos años anteriores había estado como becario realizando su proyecto de fin de carrera. Desde el primer momento, llamó la atención por su capacidad de trabajo, su seriedad, su honestidad y su sencillez. Realizó una tesis doctoral brillante, avalada por varios artículos en las revistas de mayor impacto de su área. Trabajó en numerosos proyectos de investigación, en los que demostró su compromiso con el trabajo bien hecho, tanto en el rol de colaborador como en el de investigador principal.
Preparó ejercicios y apuntes, renovó completamente asignaturas, y nos ayudó a todos siempre. Sabías que él estaba y que, además, estaba siempre dispuesto a echar una mano. Iker nunca quería molestar, aunque él siempre estaba a disposición para ayudar a un compañero que llegase a su despacho, mientras profundizaba en sus investigaciones. Siempre estaba estudiando algo, siempre.
Era un excelente profesor y así lo reconocía su alumnado. Sus tutorías siempre estaban llenas de gente y muchos días había cola en la puerta. Incluso el día en que nos despedimos de él, estuvo acompañado por estudiantes.
Iker fue una gran persona, como dicen, “muy vasca”, un vasco auténtico, coherente, de decir las palabras justas, un gran compañero, siempre dispuesto a ayudar y a involucrarse. Su trato era educado, firme, sencillo. Poseía una perfecta armonía en su forma de ser, total coherencia entre su forma de pensar y hacer.
En estos tiempos en que se habla tanto de la excelencia, pero que a veces no se sabe bien qué significa o qué es lo realmente importante, Iker ha representado la verdadera excelencia, la excelencia desde la humildad, sin buscar reconocimientos, ni premios, sin presumir, sin competir y siempre con generosidad y honestidad, hacía su trabajo bien porque le gustaba y porque se sentía comprometido con la tarea bien hecha.
Sorprende la cantidad de horas que dedicaba a su trabajo, conociendo que su mundo interior era enorme: sus seres queridos, su ajedrez, sus excursiones, sus proyectos personales para construir cosas, porque era un apasionado de la ingeniería.
En estos días en los que todavía no hemos asimilado tu falta, nos damos cuenta del vacío que supone tu ausencia, qué raro se hace ver la puerta de tu despacho cerrada e ir a comer sin ti. Es difícil de entender que, tras una despedida rutinaria de un viernes cualquiera, realmente estabas diciendo hasta siempre.
… Sí, es muy difícil expresar con palabras el vacío que nos ha dejado tu repentina partida, por tu juventud, por tu generosidad, porque sabemos que nada llenará el sitio que has dejado.
Si la grandeza de una persona se mide por la profundidad de la huella que deja en las personas con las que comparte algo, Iker, eres inmenso.
Nos sentimos honrados de haber compartido contigo estos años. Te echamos de menos.
Tus compañeras, compañeros, amigas y amigos de la Escuela