En todos los tiempos los arquitectos han tenido la necesidad de una cierta documentación, un croquis, modestos álbumes de dibujo, un esbozo. Desde la más remota antigüedad han llegado hasta nosotros restos de dicha documentación arquitectónica (Diseño de puertas en pergamino de época egipcia 2858-2511 a.C., tabla de arcilla de la ciudad de Nippur 1.500 a.C. planta para la abadía de Saint Gall en Suiza 829, cuaderno de apuntes de Villard de Honnencourt 1220-1230...), llevándose a cabo durante los siglos XVI y XVIII una destacada labor de recopilación de dibujos de arquitectura a través de libretas de diseño. Dicha tradición derivó hacia un creciente coleccionismo, protagonizado por los propios profesionales de la construcción. Tenemos noticia que Sebastiano Serlio conservaba los dibujos de Baldasare Peruzzi, Vicenzo Scamozzi los de Andrea Palladio y Phillip Web los de Iñigo Jones… Incluso se nos habla de que durante la puesta en marcha de los primeros museos, allí por el siglo XVIII, existía un destacado interés por los objetos arquitectónicos, formando parte de sus iniciales colecciones, como es el caso del Museo Fredericarun de Kassel (Alemania) 1769-1779, o del mismo Museo del Louvre que programó ya desde sus inicios exposiciones de arquitectura con todo este tipo de materiales.

A pesar de que la formación arquitectónica en el País Vasco tiene en la actualidad una destacada actividad, su desarrollo académico comenzó en el curso 1977-78 inicialmente como sección delegada de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, para integrarse a partir de 1983 en la Universidad del País Vasco. No obstante, tenemos noticias de que dicha enseñanza reglada, se llevó a cabo por primera vez durante el año 1774, en las escuelas de dibujo dependientes de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. Los jóvenes que se formaron en las mismas, debían acudir posteriormente, para completar dicha formación y adquirir el título de arquitecto necesario para ejercer el oficio, a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, comenzando así un peregrinar de estudiantes vascos en esta materia que duró algo más de siglo y medio.

Hace algún tiempo, un profesor universitario se interrogaba sobre la utilidad que pudiera tener un Museo de Arquitectura, razonando que los verdaderos Museos de Arquitectura se encontraban en la calle. Si bien esto puede ser cierto ¿qué se tendría que hacer con todo el material previo de estudio y análisis que ayuda a comprender el edificio en su totalidad?. ¿a dónde se llevarían las magníficas maquetas realizadas para la construcción de un edificio que una vez pasada la novedad son pasto de las llamas o de la desaparición?, ¿qué sería de los múltiples proyectos no realizados que pueden tener aún ahora una actualidad digna de encomio?...

Desde el año 2018 la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la UPV/EHU, con ya más 40 años de existencia, en colaboración con la Dirección de Vivienda, Suelo y Arquitectura del Gobierno Vasco y el Centro Vasco de Arquitectura y consciente de la importancia de este tipo de actividades, ha puesto en marcha en sus instalaciones, los espacios físicos y las condiciones materiales necesarias, para el desarrollo de un Centro de Archivos de Arquitectura (con su correspondiente red Digital). Dicho centro actúa en el marco del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro (COAVN) y en contacto directo con el Centre D’Archives d’Architecture de la Côte Basque. Esta tarea (basada en una importante labor de campo, con la localización de 71 archivos privados de arquitectos con un patrimonio aproximado de 1.500.000 documentos), permite a los estudiantes de nuestra universidad, entrar en relación con la memoria proyectual de la profesión, pasando del actual mundo digital a la apreciación física de muy ricos y variados materiales de proyección arquitectónica, que le ayuden a reflexionar y percibir cómo ha ido evolucionando el oficio.

Por otra parte, compañeros arquitectos ya jubilados, con estudio en activo, que han llevado su labor docente en nuestra Universidad, van cediendo sus propios materiales de trabajo, incrementando así nuestro patrimonio. Resulta así mismo destacable en este clímax que hemos conseguido en la Escuela, la labor llevada a cabo en algunas materias de estudio como Análisis Estructural de Edificios Históricos, que realizan cada curso sugerentes maquetas de destacadas construcciones que acaban por formar parte de nuestro archivo, completando así la labor realizada.

El curso complementario 'Archivos de Arquitectura del siglo XX. La memoria de la profesión' nos permite entrar en contacto con todos esos materiales disponibles: Memorias de proyectos, justificación de los mismos, presupuesto económico…, libros, revistas de arquitectura de distintas épocas, dibujos, esbozos, maquetas, grabados, colecciones de postales, fotografías y diapositivas… apreciando la arquitectura de una manera más amplia e interdisciplinar.

Entre los lugares acondicionados para desarrollar esta actividad, está “el txoko” que presentamos hoy. Es un amplio pasillo en la tercera planta de la Escuela de Arquitectura, con una generosa iluminación natural, que consta de abundantes estanterías, mesas amplias, numerosas planeras, y lugares de depósito de materiales, que junto con los murales explicativos que hemos colocado, le dan un carácter diferenciador. Creando así una atmósfera en la que poder observar con cierta tranquilidad, este tipo de documentos, en muchas ocasiones valiosos y difíciles de encontrar. Nuestra actividad se centra en la dinámica que llevan a cabo con respecto a este tipo de materiales, otros centros especializados a nivel nacional e internacional, tomando como referencia el que es considerado como primer museo de arquitectura, Soane Museum London 1806-25. Este arquitecto hizo de su propia casa-estudio un lugar de recepción de materiales arquitectónicos, un espacio para la catalogación y estudio de los mismos y un diseño para la exposición, divulgación y debate arquitectónico que ofrecían este tipo de materiales.

La mayor parte de nuestras construcciones y los más amplios desarrollos urbanos, corresponden a la modernidad, y es esta modernidad la que configura con sus intervenciones la imagen renovada de nuestros edificios más tradicionales, de nuestras ciudades y pueblos. Buena parte de las nuevas tipologías, y las infraestructuras que acompañan el desarrollo social y urbano por ejemplo de Euskadi, no supera los doscientos años. El amplio grado de “desarrollo” al que hemos llegado, hace que nada sea indiferente a la modernidad, es más, es la modernidad la que diseña tanto el presente como el pasado. Términos como entornos de oportunidad, territorio como factor de desarrollo, espacios creativos, ventajas competitivas, innovación continua, flujos de activación, transformación de nuevos usos, indicación de parámetros, nuevos reguladores, espacios informales, creación de nuevos paradigmas…. muestran la incidencia de la macroeconomía en el espacio físico, al que nada es ya indiferente. Pero al margen de esta agresiva activación de la vida diaria, nuestras “ciudades inteligentes” deben tener una especial sensibilidad por el conocimiento y la memoria de dichas intervenciones, y más en un mundo que evoluciona a gran velocidad y en el “que la novedad es lo único que priva”.

Desde hace más de cuarenta años el Consejo de Europa viene mostrando a través de sus diferentes cartas, congresos, convenios, resoluciones y recomendaciones, la preocupación sobre el importante papel que tienen las distintas regiones de Europa en la ordenación del territorio y en la salvaguarda del patrimonio arquitectónico y urbanístico, haciendo especial mención al patrimonio arquitectónico del siglo XX (Recomendación (91) 13 del Comité de Ministros a los Estados Miembros, Segunda Conferencia de Ministros responsables del Patrimonio Arquitectónico Europeo celebrada en Granada 1985…). No obstante, hasta el año 1979, no hay una declaración de principios sobre la conservación de las fuentes de la arquitectura, una actividad que se ha desarrollado de forma continua a lo largo del tiempo y cuyo organismo más representativo en la actualidad es la asociación ICAM, que alberga a más de 100 instituciones pertenecientes a más de 40 países por todo el mundo. La dinámica que hemos desarrollado con este tipo de materiales, se enmarca dentro de este ámbito de actuación.

Ese es el lugar elegido para la sección Gure Txokoak por Mariano Jiménez Ruiz de Ael, profesor del Departamento de Arquitectura de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, y también autor de este texto.

Cómo llegar: 43.312100269205494, -2.0105226395847122