Un equipo arqueológico, dirigido por Gorka Martín Etxebarria y Xabier Herrero Acosta, ambos investigadores en Arqueología e Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, ha estudiado los restos de un campo de batalla de la Última Guerra Carlista (1876) y de un puesto de vigilancia antiaérea de la Guerra Civil (1937) en el monte Arbalitza, situado al sureste de la villa de Balmaseda en Bizkaia. Los trabajos se llevaron a cabo en agosto de 2021 y ya están disponibles los primeros resultados.
Dos guerras, un mismo escenario
Un equipo de investigación de la UPV/EHU excava los restos de la Última Guerra Carlista y de la Guerra Civil en el monte Arbalitza de Balmaseda
- Investigación
Fecha de primera publicación: 11/10/2021
La intervención en el monte Arbalitza es el fruto de la colaboración entre dos líneas de investigación que están actualmente en marcha en el seno de la UPV/EHU. Por un lado, Gorka Martín Etxebarria desarrolla su tesis doctoral sobre ‘Arqueología de las Guerras Carlistas en Bizkaia y Araba’ dentro del Grupo de Investigación en Patrimonio Construido (GPAC); mientras que Xabier Herrero Acosta pertenece al Departamento de Historia Contemporánea y, entre 2020 y 2021, está identificando y documentando todos los refugios antiaéreos y otras estructuras de Defensa Pasiva de la Guerra Civil existentes en el País Vasco gracias a una línea de financiación del Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco.
No es la primera vez que un equipo arqueológico estudia esa área limítrofe entre Bizkaia y Burgos. El pasado año 2020, en el contexto de un proyecto de investigación sobre ‘Campos de batalla del conflicto carlista. Propuesta de identificación, caracterización y estudio’, igualmente financiado por el Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, se produjo un primer estudio sobre el campo de batalla de la Celadilla. Esa zona fue el escenario de tres importantes batallas durante la Última Guerra Carlista (1872-1876) y, además, era un punto importante en la llamada “Línea del Berrón”, es decir, la frontera occidental del territorio bajo dominio carlista que atravesaba la comarca de Enkarterri de norte a sur. Se trataba de una peligrosa frontera, difusa y permeable, que hacía del lugar “uno de los frentes más duros de la guerra”, en palabras de Martín Etxebarria. Por ello, no es de extrañar que las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en 2020 aportasen numerosas piezas propias de un contexto de lucha continua. En general, “las intervenciones del pasado año confirmaron el buen estado de conservación de todo el campo de batalla, en el que se recuperaron elementos de la Primera y Última Guerra Carlista y de la Guerra Civil”, explican los investigadores.
También en 2020 llamó la atención la existencia de un foso semicircular en la cima del monte Arbalitza. En un primer momento se identificó como un posible reducto carlista que además aparecía en la cartografía del bando contrario, es decir, del bando liberal. El estudio de Arbalitza presagiaba un viaje hacia atrás en el tiempo a 1876, hasta ese momento histórico de disputado dominio carlista sobre la zona. Sin embargo, como señala Martín Etxebarria, “la intervención dio un vuelco a la hipótesis inicial”.
“Durante la prospección se recuperaron casi dos centenares de casquillos percutidos y guías de cargador de peine Máuser, munición característica de la Guerra Civil de 1936-1937-detallan los investigadores-. Aunque también se documentaron objetos propios de la Última Guerra Carlista como casquillos 50-70, munición característica empleada por los carlistas”. La estructura en Arbalitza no fue excavada en aquel momento, pero ya parecía indicar que se podía tratar de un puesto de vigilancia antiaéreo.
Nuevas excavaciones
De esa forma, en la intervención llevada a cabo en el mes de agosto de 2021, se aunaron esfuerzos de cara a conocer dos momentos históricos separados por 60 años, pero que comparten un mismo escenario.
Así, se ha excavado completamente ese puesto de vigilancia de la Guerra Civil. Un puesto que presumiblemente formaría parte de las estructuras de la llamada ‘Defensa Pasiva de Balmaseda’. Durante la Guerra Civil, ‘Defensa Pasiva’ es como se conoció a todo el conjunto de recursos humanos y materiales que se movilizó para proteger a la retaguardia de las duras acciones de la aviación, como los refugios antiaéreos, los puestos de observación o vigilancia, etc. Es conocido que entre 1936 y 1937 el territorio vasco fue un verdadero campo de pruebas para las fuerzas aéreas de la Alemania nazi y de la Italia fascista, es decir, la Legión Cóndor y la Aviazione Legionaria. En el caso particular de la comarca de Enkarterri, además, “esta zona fue el último reducto de resistencia republicana en el País Vasco frente a la ofensiva de Franco”, comenta Xabier Herrero. El 29 de junio de 1937, diez días después de la caída de Bilbao, Balmaseda fue tomada por las fuerzas franquistas. Al día siguiente, el 30 de junio, se produjo la última reunión del Gobierno Vasco del lehendakari José Antonio Aguirre en el palacio de La Puente, en Turtzioz. “En ese momento se formó un nuevo y efímero frente de guerra en la zona de Turtzioz, Artzentales y Lanestosa que aún aguantó el empuje sublevado hasta agosto de 1937”, detalla el investigador.
Además de excavar el puesto antiaéreo de Arbalitza, esa intervención ha centrado su atención en prospectar un área intermedia entre Arbalitza y la Celadilla, en plena frontera entre los territorios de Bizkaia y Burgos. Los materiales recuperados han sido fotografiados, georreferenciados mediante el uso de un GPS de alta precisión y estudiados en laboratorio, para después desarrollar mapas detallados de los combates que tuvieron lugar en la zona en 1876.
Entender lo que ocurrió en la zona
En cuanto a los resultados de las excavaciones en Arbalitza, hay que destacar la gran cantidad de datos aportada por cada uno de los procesos llevados a cabo. Por un lado, la prospección de la zona ha ayudado a comprender mejor los combates que tuvieron lugar durante la Guerras Carlistas: se ha recuperado numerosa munición tanto del bando liberal como del carlista.
Por otro lado, la excavación del puesto de vigilancia antiaéreo en Arbalitza ha servido para conocer de primera mano cómo podía ser la vida en una posición militar de ese tipo durante la Guerra Civil. La cabaña en la que habitaban los soldados era de piedra con un tejado presumiblemente hecho con madera y vegetación, no muy diferente de una chabola prehistórica. Se ha encontrado una cantidad significativa de munición, sobre todo de procedencia alemana, aunque también originaria de Checoslovaquia, el principal país suministrador de armamento al Ejército de Euzkadi.
En Arbalitza, escenario de dos guerras con apenas 60 años de diferencia entre una y otra, conviven objetos de una y otra época. Por eso, además de munición de la Última Guerra Carlista y de la Guerra Civil, se han encontrado objetos cotidianos como restos de latas, fragmentos de botellas de vidrio, un tintero de cristal, botones de uniforme, una moneda de medio céntimo de la época de la reina Isabel II de España, del año 1868; y una "perra gorda", es decir, una moneda de 10 céntimos del Gobierno Provisional de 1870. Ese tipo de monedas tuvieron un ciclo de vida útil muy largo, hasta los años 40, y por ello no es fácil determinar si proceden de la Última Guerra Carlista o de la Guerra de 1936.
Lo que sí se puede imaginar es que la vida en el monte Arbalitza, debía ser muy dura, tanto por la precariedad material que se aprecia arqueológicamente, como por la amenaza constante de ataques por parte del enemigo. El "enemigo liberal" en el caso de la Última Guerra Carlista y el "enemigo franquista" durante la Guerra Civil.