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Programas de ejercicio físico individualizado para combatir la fragilidad y el deterioro funcional en personas mayores vulnerables

La tesis realizada por Haritz Arrieta surge de la colaboración entre el grupo de investigadores Ageing-On de la UPV/EHU y la Universidad de Burdeos

  • Investigación

Fecha de primera publicación: 17/07/2019

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Miembros del grupo de investigación

Hay pocos estudios que hayan analizado los efectos de programas de ejercicio físico en la fragilidad y la pérdida de la capacidad funcional y cognitiva en poblaciones vulnerables, tales como pueden ser las personas mayores que viven en centros residenciales y los pacientes con cáncer. Por ello, Haritz Arrieta, en su tesis doctoral, ha analizado dos programas de ejercicio físico que incluían ejercicios de fuerza, equilibrio y resistencia demostrando su efecto beneficioso en personas mayores de ambos colectivos.

Dentro de la investigación, se han llevado a cabo dos ensayos clínicos: el primero de ellos, se ha desarrollado en centros residenciales del País Vasco.  En el mismo, se ha analizado el efecto de un programa de ejercicio físico individualizado y progresivo sobre la fragilidad de las personas residentes; la fragilidad es un síndrome asociado al envejecimiento que es muy prevalente en el citado colectivo. Las personas que lo padecen tienen un riesgo aumentado de sufrir caídas, hospitalizaciones, pérdida de autonomía, etc. En la tesis doctoral se ha analizado el efecto del ejercicio sobre el citado síndrome de una manera mutidimensional, tanto con parámetros funcionales y marcadores sanguíneos como con parámetros cognitivos y psicoafectivos. Así mismo, se ha estudiado el efecto del ejercicio físico en el número de eventos adversos asociados a la fragilidad; en el segundo estudio, se ha analizado si un programa de actividad física es capaz de prevenir la pérdida de capacidad funcional que habitualmente experimentan las personas mayores por los efectos del cáncer y del tratamiento oncológico.

En el programa que se realizó en el entorno residencial, participaron 112 personas de 10 centros diferentes de Gipuzkoa. Las personas participantes fueron divididas en dos grupos de manera aleatoria: el primer grupo que continuó con sus actividades y cuidados habituales y el grupo experimental que realizó dos sesiones semanales de ejercicio físico supervisado e individualizado durante seis meses. Al cabo de los seis meses, el estudio reflejó una mejora significativa en el grupo de personas que realizaron ejercicio físico, en la mayoría de variables asociadas a la función física, tales como fuerza, velocidad de la marcha y equilibrio. Además, la intervención de ejercicio físico fue efectiva para reducir la fragilidad y la percepción de soledad, y también para mantener la función cognitiva. Por el contrario, las personas del primer grupo, que habían seguido con los cuidados habituales, sufrieron una reducción de sus capacidades tanto físicas como cognitivas al cabo de los seis meses. Desde un punto de vista clínico resultó muy relevante el hecho de que el programa de ejercicio físico había sido efectivo para prevenir las caídas y reducir la mortalidad de las personas participantes (un fallecimiento en el grupo experimental y seis en el primer grupo que no varió sus actividades).

Por otro lado, en cuanto al estudio realizado con pacientes mayores oncológicos, participaron 300 personas, que también fueron divididas en dos grupos de manera aleatoria: uno de los grupos continuó con sus actividades y cuidados habituales y el grupo experimental recibió recomendaciones individualizadas, a través del teléfono, para realizar actividad física durante 12 meses. La pérdida de la capacidad funcional en ambos grupos fue similar a los 12 meses. Sin embargo, al cabo de 24 meses, las pacientes con cáncer de mama y en general las mujeres del grupo experimental consiguieron recuperar la capacidad funcional. Por tanto, “estos resultados han confirmado el potencial de los programas de actividad física personalizados y controlados mediante llamadas telefónicas en personas mayores con cáncer, por lo que en el futuro resultaría interesante investigar la efectividad de los programas de ejercicio físico supervisados a través de sesiones virtuales” señala Arrieta.

Según este investigador “los programas podrían ser útiles para otros colectivos vulnerables“, en ese sentido, añade que “nuestro objetivo es que los programas desarrollados en estas investigaciones se extiendan para mejorar la calidad de vida tanto de las personas mayores que viven en residencias geriátricas como de las personas mayores con cáncer”.

Información complementaria

El autor de esta tesis doctoral, Haritz Arrieta, recibió una ayuda del Vicerrectorado de Euskera y Formación Continua para la realización de la tesis doctoral en Euskera. Para la realización de esta tesis Internacional, dirigida por la Doctora Ana Rodriguez Larrad y el Doctor Jon Irazusta Astiazaran, cabe destacar la colaboración entre el grupo de investigadores Ageing-On de la UPV/EHU y la Universidad de Burdeos, fruto de la participación en el grupo de trabajo “Age and Frailty” del “Campus Transfronterizo Euskampus-Bordeaux”. El proyecto de investigación del grupo Ageing-On ha recibido financiación de los departamentos de Desarrollo Económico (Programa Elkartek) y Salud (Programa RIS3) del Gobierno Vasco, de la Diputación Foral de Gipuzkoa y de la UPV/EHU.

Los resultados obtenidos en esta tesis han sido publicados en 7 artículos en las revistas BMC Geriatrics (2), Maturitas (1), Experimental Gerontology (1), Gerontology (1), Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle (1) y Journal of the American Geriatrics Society (1). Estas dos últimas revistas son primera y segunda del raking JCR en sus áreas de conocimiento. Haritz Arrieta actualmente trabaja en Onkologikoa Fundazioa coordinando el desarrollo e implantación de nuevos programas de ejercicio físico en pacientes con cáncer.

Referencia bibliográfica