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Jon Urraza: «Para alcanzar la verdad, el director tiene que saber dirigir a actores y actrices»

El investigador ha creado una unidad didáctica para corregir la carencia en la formación de muchos directores y directoras en lo concerniente a dirigir a sus intérpretes

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Fecha de primera publicación: 21/11/2019

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Jon Urraza. Argazkia: Mikel Mtnez. de Trespuentes. UPV/EHU

El cortometraje ‘Astelehena’ es el resultado de la aplicación práctica del trabajo de investigación que está realizando el actor y director vasco Jon Urraza. En el Máster en Artes y Ciencias del Espectáculo de la UPV/EHU llevó a cabo una investigación sobre la dirección de actores en el medio audiovisual que concluyó con el desarrollo de una unidad didáctica para el aprendizaje de dicha materia, y recibió el reconocimiento del tribunal evaluador.

En la actualidad, trata de dar continuidad a este tema en el doctorado, con una investigación sobre el cineasta Mike Leigh y su proceso de creación basado en la dirección de actores.

Para Urraza existe una carencia en la formación de muchos directores en lo concerniente a dirigir a sus intérpretes. “El sistema está pensado para que el director trabaje con actores experimentados que dan un buen resultado desde la primera toma, pero un director que empieza o un estudiante, generalmente tiene que trabajar con actores con poca experiencia, con estudiantes o incluso con amateurs”, argumenta el actor y director vasco. “La credibilidad, la verdad es probablemente lo más importante de un buen trabajo cinematográfico y esta”, señala Urraza, “no se consigue si las personas que aparecen en pantalla no son creíbles”.

“El secreto reside en trabajar directamente con los actores y las actrices para conseguir que parezca que son personas reales, comportándose como en la vida real. Por eso que hay que darle su peso específico a la dirección de actores”, relata.

En ese sentido, explica que el corto ‘Astelehena’, lo creó trabajando con un grupo de actores y actrices amateurs a los que impartía clases en un taller de teatro en el municipio de Sopela, tratando de demostrar que “si sabes lo que buscas -escucha activa y reacciones orgánicas, conversaciones reales…-, y te planteas la dirección del film en base a ese objetivo, puedes conseguir un buen resultado interpretativo aunque no trabajes con actores de primer nivel”. Si, por ejemplo, se rueda en un espacio público, la confirmación de que los actores están consiguiendo acercarse a la realidad la obtienes in situ cuando ningún transeúnte se percata de que están actuando: “uno de los días las protagonistas rodaban una escena en el puente colgante de Portugalete (sin pedir permiso y con las cámaras y los micros ocultos), tuvieron que hacer varios viajes de prueba y la trabajadora del puente se acercó a ellas y les dijo: pero bueno, ¿otra vez vosotras aquí? Ni siquiera se había dado cuenta de que estaban interpretando un personaje de una película”.

Pero, no solo como director, en proyectos en los que ha participado como actor también se han generado situaciones curiosas y hasta peligrosas: “estábamos grabando de noche en Donosti una escena para la serie Goenkale en la que mi personaje atacaba a Leonor (Ainhoa Aierbe) y se enzarzaban en una pelea contra una pared, entonces el director comenzó a gritar: ‘¡No, no!¡corten! ¡Para, para, que es una película!’ Cuando me giré, vi a un hombre que venía a pegarme con un casco de moto”, rememora Urraza. “De este modo Ainhoa y yo nos dimos cuenta de que íbamos por buen camino”.

Su tesis

Durante el trabajo de investigación del master, Urraza, descubrió el método que el cineasta inglés Mike Leigh había desarrollado para crear sus films, un método que combina a lo largo del proceso de ensayos, la fase de creación del guion con la fase de dirección de actores: “Leigh comienza a trabajar con los actores sin tener un guion ya definido, primero trabaja individualmente con cada actor y actriz construyendo un personaje desde la observación de personas reales, después, en largos procesos de improvisación, se desarrollan vivencialmente las relaciones entre personajes y finalmente, se trasladan a las localizaciones reales dónde transcurrirá el film para crear las escenas que estructurarán el argumento.  De este modo, los diálogos se fijan de manera orgánica sin necesidad de ser escritos. Leigh primero crea un ‘mundo real’ y después decide cómo registrarlo”, observa.

Tras concluir el máster, Jon Urraza decidió continuar su proceso de investigación en el doctorado, y que el director británico debía de ser el objeto de su investigación. La hipótesis de Urraza es que el método que utiliza Leigh puede ser de utilidad para el aprendizaje, tanto de dirección de actores para futuros cineastas, como de interpretación ante la cámara para estudiantes de arte dramático, ya que trabajando de esta manera el estudiante/director está obligado a trabajar con los actores durante todo el proceso de creación del film.

Urraza conoce a la perfección y admira “profundamente” la filmografía y la forma de trabajar del director británico, y ha podido hablar directamente con él: “conseguí hablar con Mike Leigh- cuenta emocionado- envíe un e-mail a su productora sin demasiadas esperanzas y su asistente me dijo que Leigh estaba encantado de poder ayudarme. Le vi tan dispuesto que, en contra de lo que mi director de tesis Eneko Lorente me aconsejó, le mandé 10 folios cargados de largas preguntas, a las que obviamente no contestó, pero es que yo quería que él viera todo lo que sabía sobre su trabajo -sonríe mientras lo recuerda-. Después le pedí disculpas utilizando una cita suya sobre la frustración de las expectativas y conseguí que aceptara responder un cuestionario más breve, en este segundo intento, Leigh me explicó de primera mano cómo es su método en la actualidad, constatando así, la vigencia de mi investigación”.

La comunicación con el protagonista de la tesis le ha servido a Urraza como estímulo para continuar con su trabajo en esta investigación que pretende terminar pronto, aunque no sabe si lo conseguirá, ya que tiene entre manos varios proyectos laborales, entre ellos uno que le hace especial ilusión en el que conseguiría aunar sus dos pasiones: la actuación y la docencia.

 ¡Mucha mierda, Jon!