Los 'Frutales a la deriva' culminan la espiral
Un manzano de la variedad 'Inesita de Asúa' completa los 72 árboles de este proyecto
- Reportajes
Fecha de primera publicación: 24/03/2015
El proyecto 'Frutales a la deriva' (ver vídeo), una iniciativa que surgió en la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU durante el curso 2012-13, ya ha culminado su fase inicial. Hoy martes, 24 de marzo, se ha plantado el último de los 72 árboles que componen este proyecto docente, educativo, artístico e interdisciplinar, y que cuenta con más de 50 variedades de frutales de 23 especies distintas. Junto con la Facultad de Bellas Artes, en este proyecto han participado también la Escuela de Hostelería de Leioa y la Estación de Fruticultura de Zalla, con el objetivo establecer, de forma integradora y participativa, un diálogo armónico con el entorno natural, tratando de potenciarlo, para dar lugar a la formación de un soporte vivencial.
Frutales a la deriva from UPV/EHU on Vimeo.
Los 72 frutales que componen este huerto de frutales conforman una espiral logarítmica situada en la campa que hay frente a la Escuela Universitaria de Magisterio. Entre las especies plantadas hay manzanos, naranjos, cerezos, membrilleros o almendros, pero también alguno de carácter más exótico como el acerolo, el kaki o el azufaifo. Todas ellas han sido seleccionadas en función de nuestro clima, del mantenimiento que requieren y de su resistencia.
Según ha señalado Antonio Garbayo, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU y alma mater del proyecto, "el huerto pretende recuperar la noción de pasear como actividad artística, en concordancia con corrientes como el Land Art en las que el andar o el pasear se convierte en una práctica artística. A partir de aquí, con la incorporación de otras sensibilidades, se han ido añadiendo otros conceptos propios de la gastronomía, la ecología… En definitiva, el disfrute del paisaje".
Historias emotivas
Los frutales plantados están numerados del 1 al 72, y los que dan inicio y fin a la espiral han sido especialmente seleccionadas, ya que tienen tras de sí sendas historias emotivas. El frutal número uno, un manzano de la variedad KZ-3, fue creado por Korbinian Aigner, un cura católico alemán, cuando estaba recluido en el campo de concentración de Dachau (Múnich, Alemania) a principios de los años 40. Aigner realizó trabajos forzados, principalmente en la sección de agricultura, y entre dos cuarteles plantó diversos manzanos e incluso tuvo éxito en la obtención de nuevas variedades, que las denominó KZ-1, KZ-2, KZ-3 y KZ-4 (en alemán, KZ significa Campo de Concentración). A excepción de la KZ-3, el resto de las variedades no lograron perdurar en el tiempo.
El frutal que cierra la espiral, el número 72, es también otro manzano pero, en esta ocasión, de la variedad "Inesita de Asúa". Fue creada en los años 30 por José Asúa, un panadero vasco aficionado a la horticultura, al quién se le murió una hija a temprana edad. En un viaje a Londres, en honor a su hija, registró con su nombre esta nueva variedad de manzana en el National Apple Register of the United Kingdom. Casualmente, tres de los siete nietos y nietas de aquel panadero han sido profesoras en diferentes centros de la UPV/EHU. Loli (que se jubiló el pasado mes de febrero como profesora de la Escuela Universitaria de Magisterio de Bilbao) e Inés Asúa, han participado en el acto que ha puesto fin a la primera fase del proyecto "Frutales a la deriva".
"Es un honor para nuestra familia el hecho de que hayan elegido esta variedad como colofón del proyecto. La manzana ‘Inesita de Asúa' se convirtió en todo un símbolo para nuestra familia. Siempre ha estado muy presente en nuestro día a día. Recuerdo que, cuando éramos pequeñas, nuestra merienda más habitual era pan con dulce de manzana; de manzana ‘Inesita de Asúa', por supuesto", ha señalado Loli Asúa.
A pesar de que ya han sido plantados los 72 frutales, el proyecto no ha finalizado. "Ahora toca cuidarlos", sentencia Garbayo. "Son plantas vivas que seguirán creciendo, formándose, y el proyecto seguirá adelante. Es como la vida misma".
Con este objetivo, el pasado mes de noviembre, la UPV/EHU, la Diputación Foral de Bizkaia y la Escuela de Hostelería de Leioa firmaron un convenio de colaboración para el cuidado y desarrollo del huerto de frutales.
OFICINA DE COMUNICACIÓN de la UPV/EHU