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1.300 estudiantes han colaborado con 110 ONG en 37 países de América Latina, Asia y África

La Oficina de Cooperación al Desarrollo celebra el 20 aniversario del programa de prácticas y Trabajos Fin de Grado en Cooperación al Desarrollo de la UPV/EHU

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Fecha de primera publicación: 25/05/2023

Aniversario del programa de Cooperación
Las y los premiados, junto con representantes de las ONGd participantes y miembros de la Dirección de Sostenibilidad y Compromiso Social | Foto: Mitxi. UPV/EHU

“Esto ha cambiado mi manera de estar en el mundo”, aseguraba Eva tras su paso por el Programa de prácticas y Trabajos Fin de Grado en Cooperación al Desarrollo con la ONGd Ingenierías Sin Fronteras (ISF). La iniciativa nació hace ahora 20 años y tuvo su antecedente en un proyecto de prácticas de cooperación de la Escuela de Magisterio de Vitoria-Gasteiz. A sus precursores y otras personas imprescindibles para su gestación y desarrollo se les reconocía el pasado martes su labor durante el acto de celebración del vigésimo aniversario del programa.

Todo comenzaba en el año 2000, cuando el profesor Juanjo Celorio, de la entonces Escuela de Magisterio de Vitoria-Gasteiz, puso en marcha un programa de prácticas tutorizadas para su alumnado en escuelas indígenas de Ecuador. El proyecto siguió creciendo hasta que en 2003 nació AUSI (Asociación Universitaria de Solidaridad Internacional), que posteriormente se transformaría en la actual Ekilore Munduan. Ese mismo año (2003) la Universidad del País Vasco aprobaba en Consejo de Gobierno el Programa de Prácticas y Trabajos Fin de Grado (TFG) en Cooperación al Desarrollo. La universidad daba, así, carácter oficial a su compromiso con la cooperación universitaria al desarrollo y ponía a disposición de su alumnado y profesorado los medios para participar en actividades de cooperación al desarrollo como parte de su formación académica.

«Se ha producido un salto cuantitativo en las titulaciones que participan: ha aumentado significativamente participantes de ciencias sanitarias, ingenierías o arquitectura»

Como recordaba en el encuentro Estíbaliz Sáez de Cámara Oleaga, directora de Sostenibilidad y Compromiso Social de la UPV/EHU, “desde entonces, casi 1.300 estudiantes han realizado sus prácticas en cooperación al desarrollo, Proyectos Fin de Carrera (PFC) o Trabajos Fin de Grado (TFG) en países empobrecidos. A lo largo de estos veinte años, recordaba ante el auditorio en el Bizkaia Aretoa, este alumnado ha colaborado con 110 entidades y participado en trabajos en 37 países de Asía, África y, en especial, América Latina, donde destacan por su actividad Ecuador, Nicaragua y Argentina”.

Saez de Cámara valoraba “muy positivamente el camino recorrido. Si echamos la vista hacia atrás, explica, cada vez es mayor el número de estudiantes que participan y de profesorado que tutoriza estas actividades. Además, añade, se ha producido un salto cuantitativo en las titulaciones que participan: si en un principio eran más estudiantes relacionados con el ámbito social, en la actualidad ha aumentado significativamente el de otras formaciones como las ciencias sanitarias, ingenierías o arquitectura”.

Reencuentro de viejas amistades

Bizkaia Aretoa acogía el pasado martes, 23 de mayo, el acto de celebración de este vigésimo aniversario, que se convirtió en un reencuentro de viejas amistades de ambos lados del océano. Todas ellas conscientes de haber sido partícipes de algo histórico, cuando todavía nadie hablaba de la Agenda 2030, ni de los ODS.

Acompañada del vicerrector de Desarrollo Científico-social y Transferencia, Guillermo Quindós, la rectora Eva Ferreira abría el encuentro asegurando que “las prácticas del estudiantado, y aún más los trabajos fin de grado, son elementos fundamentales de la formación académica. Y cuando se enmarcan en programas como este, vinculados a la cooperación al desarrollo, cobran una dimensión más amplia y más profunda, porque se une a lo académico la cercanía a personas de otras culturas, el análisis de situaciones de desigualdad y la sensibilización ante realidades humanas distintas a la nuestra: un valor añadido fundamental, que debemos seguir apoyando e impulsando”.

«Casi el 70% de las personas que han participado en este programa de cooperación son mujeres».

“Y sé de primera mano cómo cambia la vida al alumnado que pasa por este programa, pero también a su entorno, aseguraba Ferreira. Mi hijo –explicaba– participó en este programa cuando yo todavía no era rectora e hizo su Proyecto de Fin de Carrera en unas prácticas con Ingenierías Sin Fronteras. Eso –recuerda– nos permitió a reflexionar sobre ello y pude conocer el trabajo que hacen y las dificultades de gestión que conlleva todo ello. Esto me ayuda a enfocar y apostar por que este trabajo salga adelante”, concluía. 

Las experiencias se acumulaban: estudiantes y profesorado que han participado en el programa, miembros de organizaciones de la “parte” (ONGd o fondos locales como Euskal Fondoa, ISF, Haurralde, Hegoa…) y la “contraparte” (Fundación Iniciativa Civil para la Democracia, INCIBE, de Guatemala; asociación Colectiva Feminista, de El Salvador; Fundación Yapawayra, de Colombia…), o, como no, el personal directivo y técnico de la UPV/EHU, que sienten el proyecto como algo personal.

Entre estas participantes, Estíbaliz Martínez, técnica de cooperación de la UPV/EHU desde 2010, que sucedió a la también homenajeada Clara Murguialday, quien, junto a Espe Etxeandia, auxiliar administrativa de la oficina, estuvieron en los inicios de la actual Oficina de Cooperación. Martínez subrayó que “este programa aporta al alumnado muchas competencias que el ritmo académico no da y que son demandadas por la sociedad: competencias sociales y de índole más humanas, que son imprescindibles para el desarrollo profesional y ciudadano”.

En este mismo sentido se manifiesta Saez de Cámara, quien destaca que “estas prácticas permiten el desarrollo de competencias trasversales (soft skills) tan demandadas ahora tanto por las estrategias europeas, como por la nueva Ley de Universidades, que quieren que formemos a nuestro alumnado en derechos humanos, sostenibilidad, género…”.

Gaztenpatia, un programa multidisciplinar y con nombre de mujer

La jornada tuvo una segunda mesa para hablar sobre las aportaciones del programa Gaztenpatía; puesto en marcha por la Oficina de Cooperación en 2007, en colaboración con Euskal Fondoa, y que desarrolla proyectos multidisciplinares en Latinoamérica. En él participaron estudiantes, profesorado, miembros de ONGd de parte y contraparte.

RECONOCIMIENTOS

Durante el acto, la Dirección de Sostenibilidad y Compromiso Social, reconocía a varias de las personas presentes su labor para que este proyecto fuera una realidad. Las personas homenajeadas fueron:

Facultad de Educación, Filosofía y Antropología (HEFA), con 330 estudiantes participantes en el Programa y 10 convenios de colaboración. 

Arrate Aguirrezabal, Facultad de Psicología. Tutorización de Prácticas de Cooperación al Desarrollo

Haurralde Fundazioa, Entidad de Cooperación Vasca.

Iratxe Amiano, Clara Murgialday, Espe Etxeandia, Juanjo Celorio y Estíbaliz Martínez, personas impulsoras del Programa de Prácticas y TFG en Cooperación al Desarrollo

Durante su intervención, Rakel Oyon (Hegoa) subrayaba “la profesionalidad que se espera allí del alumnado que enviamos”. Algo que corroboraron Ane Gutiérrez Martínez o Adelis Galindo Yumo, al contar sus experiencias en Guatemala y Colombia respectivamente. Estudiante entonces de la Escuela de Arquitectura, Adelis colaboró con el Instituto Tecnológico Segundo Montes en el cartografiado de la ciudad Segundo Montes (El Salvador): trabajo de campo real, localización de los futuros servicios en la ciudad, etc. Ello le permitió aportar un valor profesional durante su estancia. Esta joven trabaja ahora en la fundación Empieza por Educar (Madrid) y asegura que “esa convivencia, esos valores que nos trajimos… me veo ahora extrapolándolas a todos los aspectos de mi vida, familia y trabajo”.

Otro tanto, le ocurrió a Ane Gutiérrez Martínez, estudiante de la antigua Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, quien fue con la intención de desarrollar un TFG basado en juegos cooperativos; tras analizar ‘in situ’ la problemática que tenían, optó por adaptar el trabajo a las necesidades del entorno. “A mí esta experiencia, afirma, me ha dado una madurez muy temprana que, al haber vivido otras experiencias, creo que me ha dado unas capacidades que, quizá, otras personas que no hayan hecho prácticas de este tipo no tengan; creo que nos permiten mejorar, no solo laboralmente, sino también como personas”.

No es casualidad que sean dos alumnas las representantes del alumnado en este encuentro, porque, como resaltaba el representante de Euskal Fondoa, Juanma Balerdi, “las mujeres son mayoría en este programa”. De hecho, es reseñable, una vez más, que la solidaridad se escriba en femenino; como explicaba Estíbaliz Sáez de Cámara Oleaga durante la exposición de los datos, “casi el 70% de las personas que han participado en este programa de cooperación son mujeres”.

Iratxe Amiano, exdirectora de Responsabilidad Social (2009-2017) y promotora de Gaztenpatia, mostraba su satisfacción por el camino recorrido por estos programas preparados “para la educación transformadora de nuestro alumnado”. Amiano subrayaba “la valentía que tiene el alumnado de ser capaz de hacer unas prácticas más enriquecedoras, pero sacrificadas, al trasladarse a los países del sur” y lamentaba que “la cooperación al desarrollo se esté eclipsando con la Agenda 2030”.

Las y los participantes en las dos mesas que se celebraron coincidían en la necesidad de más medios para el desarrollo del programa en el futuro. Como explicaba la directora de Sostenibilidad y Compromiso Social, “son programas que requieren muchísima gestión y recursos personales para llevarlo a cabo”.

El encuentro tuvo como maestra de ceremonias a la conocida periodista, Vanessa Sánchez, y fue amenizado por el grupo de Percusión Africana de Sökolé Ritmos y Experiencias, que puso banda sonora a toda la jornada de una manera muy particular y con la colaboración de las y los asistentes.