Esta semana participé en una videoconferencia donde había que compartir ideas sobre la transformación educativa. “Estamos en una crisis sistémica del concepto de Universidad”, decía un gurú. Desde detrás de la pantalla nos habíamos conectado sesenta personas y visualizaba cabezas que asentían (porque no nos veíamos, para evitar saturar la red, y estábamos sin cámara conectada).
-Pensé para mí-, “pero sí ya estábamos en crisis antes de la pandemia del Covid-19, antes del confinamiento iniciado el 15 de Marzo de 2020”.
Precisamente había leído un artículo en una prestigiosa revista, Telos Revista de Comunicación Social ,con un título muy provocador “Docentes: Mutación o extinción “
El artículo se publicó en diciembre de 2019, hace cinco meses, cuando nadie imaginaba esto de la pandemia y cuando lo de las nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje y su implementación con las TIC era todavía motivo de comentarios despectivos entre profesores de mi departamento universitario. Un año antes, en 2018, yo publiqué “Face to face vs interface digital (2018). Una experiencia de desarrollo de competencias comunicativas en el entorno universitario a través de Moodle”. Contaba mi estudio de caso como docente e investigadora, que me había demostrado, a base de prueba y error, que hay “otra manera” de transmitir el conocimiento y que en buena parte depende de aprender a aprehender competencias comunicativas, como parte intrínseca de la propia asignatura. De ahí que abogara por restar protagonismo a las clases magistrales y dar el rol principal a lxs estudiantes, ya que mi apuesta por hacer un mix de glosario y cuestionario de Moodle, había resultado una herramienta de enseñanza-aprendizaje brillante.
La inteligencia colectiva, la cooperación sin fronteras o el trabajo virtual son instrumentos del día a día del alumnado, en todos los sectores. ¿Por qué no aprenden y utilizan estos valores, implementan estas nuevas relaciones humanas que van a ser su futuro laboral y personal? Las competencias, el cambio, la creatividad y la innovación (son) y van a ser elementos constantes en su futuro, a lo largo de su vida. El problema pasa por los docentes que no lo ven y todavía sueñan con un mundo que no volverá.
En estos días de confinamiento han aparecido en la prensa diversos artículos sobre las dificultades de “examinar” con los criterios tradicionales en el aprendizaje virtual, y las protestas de los estudiantes que piden que se usen métodos alternativos para la evaluación y no continuar con las metodologías tradicionales que se han vuelto manifiestamente inviables. Sin duda necesitamos nuevas metodologías y nuevas formas de evaluación para el aprendizaje en la universidad. Y que estas nuevas técnicas sean conocidas y desarrolladas por el personal docente. Ahora que en Mayo de 2020 nuestros estudiantes se juegan su evaluación y estamos en un modelo de enseñanza remota de emergencia, ahora que el alumnado echa de menos las clases presenciales, es evidente que el virus de la innovación -sobrevenida- hará que los docentes mutemos o nos extingamos.
+INFO
http://hdl.handle.net/10810/43172
[Disponible en ADDI, el Repositorio libre de la Biblioteca de UPV/EHU]
Deje una respuesta