Con motivo de la exposición, Iconos de la memoria del pintor vasco Miguel Marina., que se presentará el próximo 21 de octubre a las 19:30 El Ilustre Colegio de Abogados del Señorío de Bizkaia con el patrocinio del la University of Washington, Gobierno Vasco y la Fundación BBK ha organizado una mesa redonda de la que adjuntamos programa:
Miguel Marina, erbesteko euskal margolaria
Miguel Marina, pintor vasco del exilio
Miguel Marina: Basque painter in exile
MAHAI-INGURUA MESA REDONDA CONFERENCE
Miércoles, 21 de octubre de 2015 · 17:30 horas
Moderatzailea Moderador Moderator
Asier VALLEJO
Eusko Jaurlaritza / Gobierno Vasco
Parte-hartzaileak Intervinientes Participants
Noemí DE HARO
Universidad Autónoma de Madrid
Artea eta artistak Errepublikan eta erbestean
Arte y artistas en la República y el exilio
Art and Artists in the Republic and Exile
Constance MARINA
Hija de Miguel MARINA
Miguel Marina eta iraganaren nostalgia
Miguel Marina y la nostalgia del pasado
Miguel Marina and the nostalgia for the past
Anthony L. GEIST
Universidad de Washington
Miguel Marina: Mendetako harremana oroimenarekin
Miguel Marina: Comunión secular con la memoria
Miguel Marina: The Secular Communion with Memory
Puede verse una muestra de la obra en la siguiente página web: http://miguelmarinaart.com
Miguel Marina Barredo nace en Bilbao en 1915. Con el estallido de la Guerra Civil es nombrado capitán de infantería del Ejército Republicano. Hace toda la guerra en el frente del País Vasco y con la caída de Bilbao se va a Barcelona. De allí, al final de la guerra, se refugia en Francia, Venezuela, República Dominicana, Nueva York, donde contrae matrimonio con Madeline Cooper y nace su hija Constance.
Empieza a pintar en Nueva York con el también exiliado Julio de Diego antes de trabajar de ayudante de José Vela Zanetti en el gran mural de la ONU. Después de varias peripecias que lo llevarán por Ecuador, una cárcel mexicana y Bilbao por fin en 1959 se establece en California y puede, por primera vez, dedicarse plenamente a la pintura.
Obra
Marina es autodidacta como pintor, con un estilo muy personal. Pinta principalmente sobre tablas de madera. Aunque se pueden distinguir provisionalmente tres etapas distintas de su trayectoria plástica, todas comparten ciertas características: el empleo de fuertes colores primarios que recuerdan las vidrieras góticas; figuras humanas alargadas, especialmente las manos y caras, que evocan tanto figuras bizantinas y románicas al enfrentarse directamente al espectador; temas religiosos, en particular la Crucifixión, la Anunciación y la Última Cena; recreaciones de los paisajes de Euskadi, con una presencia cada vez más importante en su obra tardía; y un lirismo y profunda emoción que atraviesa toda la obra.
Marina tiene varias exposiciones en la Esther Bear Gallery de Santa Bárbara (California) pero cuando se jubila la galerista en 1977 ya no volverá a exponer. Sin embargo, desde esa fecha hasta su muerte en 1989 es cuando produce su obra más personal, íntima y profunda, con una mayor evocación de los paisajes del País Vasco que pueblan su memoria.
En una de las últimas entradas en su diario deja escrito lo siguiente: “Cada vez me acuerdo más de España y al mismo tiempo quiero olvidarme de ella, he vivido más de 40 años con un pie en cada Océano, pero mi memoria vuelve siempre a las montañas dulces y verdes del País Vasko, y a las canciones… del Ochote Bilbaíno, a las fiestas de Santa Águeda, donde cantaba solo con voz de barítono, en las calles bilbaínas, llenas de niños que nos seguían por todas partes… Dentro de poco tendré 74 años y jamás volveré a mi querido País Vasko; por eso mis pinturas, como un espejismo gigante, son memorias de mi querido país”.
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